ADEMÁS DE SIRIA Y LA LEY ARGENTINA ACERCA DEL BULLYING, te presentamos dos extensos artículos que muestran debates actuales que genera Francisco. El primero y más largo, es la respuesta de un sacerdote a la carta que el Papa envió por el final del Ramadán musulmán. Es una respuesta larga, fundada y en la que sin mucha delicadeza le pregunta al Papa si ignora la esencia fundamentalista, anticristiana y persecutoria de aquella religión que, inclusive, reza diariamente para la desaparición de los cristianos.
En la última nota, un debate que el articulista titula algo así como Opus Dei versus Jesuitas, pero en realidad trata sobre la reivindicación que podría estar haciendo Francisco de la Teología de la Liberación. El articulista se pregunta, además, cuál Teología de la Liberación es de la que se habla.
Imperdibles ambos.
SIRIA. DE casi atacado internacionalmente, el dictador sirio se lanza contra Israel. Lejos de agradecer la buena fortuna, el Asad sale a patotear por la región
Siria presiona a Israel para que declare sus arsenales de armas no convencionales
DAVID ALANDETE
Los recientes acuerdos diplomáticos entre Rusia y Estados Unidos no sólo han aligerado la presión militar sobre Siria, también han tenido una consecuencia que el régimen de Bachar el Asad ha aprovechado sin dilación: la presión para que Israel, que se ha mantenido al margen de la guerra civil que en 30 meses ha matado a más de 100.000 personas, declare un arsenal de armas químicas y biológicas que, según una serie de documentos de la Agencia Central de Inteligencia de EE UU recientemente revelados, ha amasado para defenderse durante décadas.
Los oficiales israelíes han insinuado en las jornadas recientes de que consideran que la zona, inestable y con numerosos enemigos alrededor, no les permite deshacerse de los arsenales de unas armas de destrucción masiva que no han sido declaradas públicamente nunca. “Israel debe estar preparado y listo para defenderse, solo, contra cualquier amenaza”, dijo este domingo el primer ministro Benjamín Netanyahu en una ceremonia de conmemoración de los 40 años de la guerra de Yom Kipur, cuando Egipto y Siria atacaron por sorpresa a Israel.
Los gobernantes sirios han tratado de distraer a la comunidad internacional señalando al otro lado de la frontera. En una entrevista con una televisión rusa, Bachar el Asad dijo el jueves que todos los países en la zona “deberían aceptar acuerdos internacionales”. “E Israel es el primer país que debería hacerlo, dado que tiene armas nucleares, químicas y biológicas”, añadió. “Las armas químicas de Siria son un medio de disuasión contra el arsenal nuclear israelí”, añadió en rueda de prensa Bachar Yafari, embajador sirio ante la ONU….
ACOSO EN LAS ESCUELAS. El bullying cuenta ya con una ley con muy buenas intenciones y con algún punto idealista y medio inaplicable, pero es mejor esto que nada
Argentina aprueba una ley contra el acoso escolar
ALEJANDRO REBOSSIO
El acoso escolar, o bullying, siempre ha existido. Pero cada vez hay más sociedades que toman conciencia de que es un problema que docentes, padres y alumnos deben detener. Así es que en Argentina, donde el 37% de los estudiantes reconoce que ha sido insultado en el último mes por sus compañeros y el 23% confiesa que lo golpearon, el Congreso aprobó el pasado jueves una ley que busca reducir los casos de violencia física, verbal o psíquica que practiquen grupos de alumnos de manera constante contra otro.
La norma se sancionó un día después de que en el municipio de Quilmes (periferia sur de Buenos Aires) una adolescente de 15 años fuera sometida a una paliza, con puñetazos, patadas, piedras y hasta un arma filosa por 11 compañeras de colegio que la castigaron por “linda”, después de cinco meses de hostigamiento permanente y de falta de respuestas de las autoridades escolares y de los padres de la principal agresora.
La ley crea equipos especializados en acoso escolar que puedan intervenir en situaciones determinadas y estipula que las sanciones contra los agresores deben ayudarlos a caer en la cuenta en el error que cometen y no sencillamente castigarlos con amonestaciones. En caso de que el estudiante deba ser expulsado del colegio, esta institución deberá conseguir que otra lo reciba. De esta forma, se evita que los agresores sean expulsados del sistema educativo.
La norma también crea una línea de atención telefónica gratuita para que llamen las víctimas que no se atreven a denunciar su caso en la escuela o que encuentren que ésta no da respuesta a su reclamo…
SALUDO DEL PAPA A LOS MUSULMANES CON MOTIVO DEL FIN DEL RAMADAN. Tomá en cuenta los resaltados porque son los que confrontará el artículo siguiente. ¿Qué sentidos se puede dar a este saludo? Uno es el de padre Pagè en el siguiente artículo. Otro es que Francisco está creando las bases a verificar en el futuro diálogo con el Islam y en la medida que no se verifica podrá adoptar posiciones más duras. Pero el debate está y de gran interés.
"Todos sabemos que el respeto mutuo es esencial en cualquier relación humana, sobre todo entre las personas que profesan una creencia religiosa. Es así como puede crecer una amistad sincera y duradera", dice el mensaje difundido hoy y dirigido "a los musulmanes del mundo entero", según informó Radio Vaticano.
"Este año, el primero de mi pontificado, decidí firmar yo mismo este tradicional mensaje y enviároslo, queridos amigos, como expresión de aprecio y amistad para todos los musulmanes, especialmente aquellos que son líderes religiosos", dice el texto.
En su mensaje, el papa argentino reflexionó sobre la "promoción del respeto mutuo a través de la educación" y remarcó la importancia de la "educación en la forma en que nos comprendemos unos con otros, sobre la base del respeto mutuo".
"Respeto significa una actitud de amabilidad hacia las personas para las que nutrimos consideración y estima. Mutuo significa que no se trata de un proceso unidireccional, sino de algo que es compartido por ambas partes", indicó.
Francisco subrayó asimismo "la gran importancia del diálogo y de la cooperación entre los creyentes, sobre todo entre cristianos y musulmanes, así como la necesidad de fortalecerla".
"Con estos sentimientos, renuevo mi esperanza de que todos los cristianos y musulmanes sean auténticos promotores del respeto mutuo y la amistad, especialmente a través de la educación", concluyó Jorge Bergoglio.
RESPUESTA DEL PADRE GUY PAGÈS AL PAPA. Texto largo, denso pero parece sincero y fundamentado. Efectivamente cuesta a muchos católicos seguir las persecuciones que sufren los cristianos en tantos países musulmanes que incluyen tortura y muerte y no se ve reflejado en las intervenciones de Francisco. El tono del articulista podría surgir de una interpretación del saludo. Otra posible, la dimos en la presentación del saludo del Papa.
De este sacerdote podés encontrar videos en
Carta abierta al papa Francisco referente a
su mensaje a los musulmanes por el fin del Ramadán
Muy Santo Padre,
   ¡Loado sea Nuestro Señor Jesucristo que os ha confiado la misión de conducir su Iglesia!
   Permitidme, en el nombre de numerosas personas afectadas por vuestra carta a los musulmanes con ocasión del Id al-Fitr (1), y en virtud del canon 212, 3 (2), de haceros partícipe de estas reflexiones sobre esa carta abierta.
   Saludando con “un gran placer” a los musulmanes en ocasión del ramadán considerado como un tiempo consagrado al ayuno, a la oración y a la limosna”, Su Santidad parece ignorar que el ayuno del ramadán es tal que “la canasta media de una familia que celebra el ramadán aumenta en un 30%” (3); que la limosna musulmana se destina solo a los musulmanes necesitados; y que la oración musulmana consiste sobre todo en rechazar cinco veces por día la Fe en la Trinidad y en Jesucristo, en pedir el favor de no seguir el camino de los extraviados que son los cristianos… Además, durante el ramadán, la delincuencia aumenta de modo vertiginoso (4). ¿Hay realmente en esas prácticas algún posible motivo de elogio?
   Vuestra carta afirma que nosotros debemos tener estima por los musulmanes y “especialmente hacia sus jefes religiosos”, pero no dice a título de qué. Ya que S.S. se dirige a ellos en tanto que musulmanes, se sigue de ello que esa estima se dirige también al islam. Ahora bien, ¿qué es el islam para un cristiano sino, ya que “niega al Padre y al Hijo (1 Jn 2,22), uno de los Anticristos más poderosos como sean, en número y en violencia (Ap 20.7-10)? ¿Cómo puede estimarse a la vez a Cristo y a lo que se le opone?
   Su mensaje destaca enseguida que “las dimensiones de la familia y de la sociedad son particularmente importantes para los musulmanes en este período” del ramadán, pero lo que no dice, es que el ramadán sirve de formidable medio de condicionamiento social, de opresión, de vigilancia rigurosa sobre los sometidos al totalitarismo islámico, en síntesis, de negación total del respeto evocado por Vd… Así, el artículo 222 del Código penal marroquí estipula que: “Aquel que, notoriamente conocido por su pertenencia a la religión musulmana, rompa ostensiblemente el ayuno en un lugar público durante el tiempo del Ramadán, sin motivo admitido por esa religión, será penado con prisión de uno a seis meses y multa”. Y no se trata sólo de Marruecos…
   ¿Qué “paralelos” logra S.S. encontrar entre “las dimensiones de la familia y de la sociedad musulmana” y “la fe y la práctica cristianas”, dado que el estatuto de la familia musulmana incluye la poligamia (Corán 4.3; 33.49-52,59), el repudio (Corán 2.230), la inferioridad ontológica y jurídica de la mujer (Corán 4.38; 2.282; 4.11), el deber para su marido de castigarla a su manera (Corán 4.34), etc.?
¿Qué paralelo puede haber entre la sociedad musulmana forjada para la gloria del Único, y que por ello no puede tolerar la alteridad ni la libertad, ni tampoco, en consecuencia, distinguir los dominios religioso y espiritual? ¿“¡Entre nosotros y vosotros, está la enemistad y el odio para siempre hasta que creáis en Alá, único!” (Corán 60.4), y la sociedad cristiana que, edificada par la gloria de Dios Uno y Trino, valoriza el respeto de las legítimas diferencias? A menos que se entienda por “paralelo” no lo que se parece y, entonces, se junta, sino lo que, al contrario no se junta jamás. ¿En qué caso el equívoco hace a la claridad de vuestras palabras?
   S.S. propone a sus interlocutores  reflexionar sobre “la promoción del respeto mutuo a través de la educación”, haciendo creer que ellos participan con Vd de los mismos valores de humanidad, de “respeto mutuo”. Pero ese no es el caso. Para un musulmán, no hay naturaleza humana a la cual referirse, ni bien cognoscible por la razón: el hombre y su bien no son más que lo que el Corán dice de ellos. Ahora bien, el Corán enseña a los musulmanes que los cristianos sobre todo, porque son cristianos, “no son más que impureza” (Corán 9.28), los “peores de la creación” (Corán 98.6), “más viles que las bestias” (Corán 8.22; cf. 8.55)… Porque el islam es la verdadera religión (Corán 2.208; 3.19,85), que debe dominar sobre todas las otras, hasta erradicarlas completamente (Corán 2.193), quienes no son musulmanes no pueden ser sino perversos y malditos (Corán 3.10,82,110; 4.48,56,76,91; 7.144; 9.17,34; 11.14; 13.15,33; 14.30; 16.28-9; 18.103-6; 21.98; 22.19-22,55; 25.21; 33.64; 40.63; 48.13) a quienes los musulmanes deben combatir sin cesar (Corán 61.4,10-2; 8.40; 2.193), por la astucia (Corán 3.54; 4.142; 8.30;86.16), el terror (Corán 3.151; 8.12,60; 33.25; 59.2) y toda suerte de castigos (Corán 5.33; 8.65; 9.9,29,123; 25.77) como la decapitación (Corán 8.12; 47.4) o la crucifixión (Corán 5.33) con miras de eliminarlos (Corán 2.193; 8.39; 9.5,111,123; 47.4) y aniquilarlos definitivamente (Corán 2.191; 4.89,91; 6,45; 9.5,30,36,73; 33.60-2; 66.9).
“¡Oh, vosotros que creéis! Combatid a muerte a los incrédulos que están junto a vosotros y que ellos encuentren en vosotros el rigor…” (Corán 9.124); “¡Quiera Alá maldecirlos!” (Corán 9.30; cf. 3.151; 4.48)… Muy Santo Padre, ¿podemos olvidar, cuando nos dirigimos a los musulmanes, que ellos no quieren comprometerse fuera del Corán?
    Santo Padre, sus llamados “a respetar en cada persona, (…) en principio, su vida, su integridad física, su dignidad con los derechos que de ella se derivan, su reputación, su patrimonio, su identidad étnica y cultural, sus ideas y sus opciones políticas” no podrían desviar las disposiciones dadas por Alá, que son inmutables, y de las cuales termino de enumerar algunas. Pero si es necesario respetar del otro “sus ideas y sus opciones políticas”, ¿cómo oponerse a la lapidación, a la amputación y a toda suerte de prácticas abominables dispuestas por la charia?
Vuestro hermoso discurso no puede conmover a los musulmanes: ellos no tienen lección alguna que recibir de nosotros que no somos más “que impureza” (Corán 9.28). Y sin embargo, si ellos lo felicitan por sus palabras, como lo han hecho los de Italia, se debe a que la política de la Santa Sede sirve grandemente a sus intereses haciendo pasar a su religión como respetable a los ojos del mundo, haciendo creer que los conduce a considerar los valores universales preconizados por Su Santidad… Lo felicitarán mientras estén, como en Italia, en situación minoritaria. Pero cuando cesen de estar en minoría, sucederá lo que sucede en todas partes en las que son mayoría: todo grupo no musulmán debe desaparecer (Corán 9.14; 47.4; 61.4, etc.) o pagar la jyzaia para recobrar su derecho a sobrevivir (Corán 9.29).
Su Santidad no puede ignorar eso, pero entonces, ¿cómo puede, ocultándolo a los ojos del mundo, favorecer la expansión del islam junto a los inocentes o naïfs así abusados?
¿Será que S.S. mira los cumplimientos que se le han dirigido como una prenda de fecundidad por su gesto? S.S. ignoraría entonces el principio de la takya, ordenando estrechar la mano que el musulmán no puede cortar (Corán 3.28; 16.106).
Pero, en el fondo, ¿de qué valen tales intercambios de cortesía? ¿No decía san Pablo: “Si yo buscara complacer a los hombres, ya no sería más el servidor de Cristo” (Ga. 1.10)? Jesús ha señalado como malditos a quienes son objeto de la alabanza de todos (Lc.6.26). Pero, si también sus enemigos naturales alaban a S.S., ¿quién no lo alabará? ¿Es  misión de la Iglesia enseñar las buenas maneras de vivir en sociedad? San Juan Bautista ¿hubiera muerto si se hubiera contentado con desear a Herodes una hermosa fiesta? Es posible, se podrá decir, que no haya comparación alguna con Herodes, porque Herodes vivía en el pecado, y que ese era el deber del profeta, denunciar el pecado. Pero si todo cristiano se ha convertido en profeta el día de su bautismo, y si el pecado está en no creer en Jesús, Hijo de Dios Salvador (Jn 16.9), lo cual es precisamente la gloria del islam, ¿cómo un cristiano podría no denunciar el pecado que es el islam y  llamar a su conversión “a tiempo y destiempo” (2 Tm 4.2)?
Ya que la razón de ser del islam es remplazar al cristianismo que habría pervertido la revelación del monoteísmo puro por la fe en la Santa Trinidad, de manera que Jesús no sería Dios, que él no habría muerto ni resucitado, que no habría Redención, y que su obra así reducida a la nada, ¿cómo no denunciar al islam de ser el impostor anunciado (Mt 24.4, 11,24) y el predador por excelencia de la Iglesia?
En lugar de cazar al lobo, la diplomacia vaticana da la impresión de preferir alimentar sus adulonerías, y de no ver que el mismo aguarda hasta estar suficientemente cebado para hacer lo que hace en todos los lugares donde ha llegado a ser lo bastante fuerte y vigoroso.
¿Es necesario evocar el martirio que viven los cristianos en Egipto, en el Pakistán y demás países donde el islam detenta el poder? ¿Podrá la Santa Sede llevar la responsabilidad de fiador del islam presentándolo como un cordero, cuando se trata de un lobo disfrazado de cordero? En Akita, la Virgen María nos ha prevenido: “El demonio se introducirá en la Iglesia porque ella estará llena de los que aceptan transar”…
   Su Santidad,  ¿Cómo su carta puede afirmar que “especialmente entre cristianos y musulmanes, lo que estamos llamados a respetar es la religión del otro, sus enseñanzas, sus símbolos y sus valores”?
¿Cómo podemos respetar al islam, que blasfema continuamente contra la Santísima Trinidad y Nuestro Señor Jesucristo, que acusa a la Iglesia de haber falsificado el Evangelio, y que busca suplantarla? (Ap 12.4).
¿Es que san Ireneo, que ha escrito “Contra las herejías”, san Juan Damasceno, que ha escrito “De las herejías” donde destaca  “la cantidad de absurdos contenidos en el Corán”, santo Tomás de Aquino, con su “Suma contra los Gentiles”, y todos los santos que se han empeñado en criticar las falsas religiones, no fueron entonces cristianos para que S.S. condene ahora retrospectivamente su obra, como también la de algunos aislados apologetas contemporáneos? En el ámbito de la cooperación entre la fe y la razón, sobre el que tanto insistió Benedicto XVI, ¿debería excluirse el hecho religioso? Si se sigue el llamado formulado en la carta por S.S., hace falta entonces pedir, con la Organización de la Cooperación Islámica (OCI) (6), la condenación, en todas partes del mundo, de toda crítica sobre el Islam, y así cooperar con la OCI para difundir el islam, que enseña, lo repito, que estando el cristianismo corrompido, el islam viene a remplazarlo… ¿Por qué querer, con la OCI, amordazar la apologética cristiana?
   También es cierto que no se siembra en los espinos (Mt 13.2-9) pero se comienza a arrancarlos antes de poder sembrar; así es como no se puede anunciar la Buena Nueva de su salvación a un alma musulmana mientras se conserve vacunada, inmunizada, desde su primera infancia contra la Fe cristiana (Corán 5.72; 9.113; 98.6…), llena de prejuicios, de calumnias y de toda clase de falsedades con respecto al Cristianismo. Así pues, hace falta necesariamente comenzar por criticar al Islam “sus enseñanzas, sus símbolos y sus valores”, para destruir en ella las contra verdades que la vuelven enemiga del cristianismo. San Pablo no pide utilizar solamente “las armas defensivas de la justicia” sino también “las armas ofensivas” (2 Co 6.7). ¿Dónde están estas últimas en la vida de la Iglesia actualmente?
   ¡Oh, sin duda alguna, asociarse a la alegría  de la buena gente, ignorante de la voluntad de Dios, y desearle un buen ramadán, no parece ser una cosa mala en sí, como pensaba san Pedro de la legitimación  que daba a los usos judíos… bajo el temor, ya entonces, de los proto-musulmanes, que eran los judeo nazarenos! Pero san Pablo lo corrigió de eso públicamente mostrándole que había algo más importante para hacer que buscar la complacencia de los falsos hermanos (Ga 2.4, 11-14; 2 Co 11.26; Corán 2.193; 60.4; etc.). Si san Pablo tiene razón, ¿Cómo decir que no hay que criticar “la religión de los otros, sus enseñanzas, sus símbolos y sus valores?
    No queriendo criticar al Islam, la carta de S.S. justifica especialmente a los obispos que concurren a poner la primera piedra de las mezquitas, lo cual también ellos hacen por cortesía, con el cuidado de complacer a todos y favorecer la paz civil. Cuando mañana sus fieles se hayan convertido en musulmanes, los mismos podrán decir que fue su obispo quien, en lugar de preservarlos, les ha mostrado el camino de la mezquita… Y también podrán decir lo mismo con respecto a la Santa Sede ya que por esa vía han aprendido a no pensar la verdad concerniente al islam, sino a honrarlo como bueno y respetable en sí.
   Vuestra carta, S.S., justifica sus votos de buena fiesta de ramadán, afirmando que “Es evidente que cuando nosotros demostramos respeto por la religión del prójimo o cuando le ofrecemos nuestros votos con ocasión de una festividad religiosa, buscamos simplemente compartir su alegría sin que se trate por lo tanto de hacer referencia al contenido de sus convicciones religiosas”.
 ¿Cómo alegrarse de una alegría que glorifica al islam? La actitud que preconiza S.S., ¿concuerda con el mandamiento de Jesús: “Que vuestro lenguaje sea ‘Sí, sí, o No, no: lo que digáis demás proviene del maligno” (Mt 5.37)?
 Igualmente, si se pudiera creer que no se peca al desear un buen ramadán en razón de la restricción mental que niega el lazo entre el ramadán  y el islam (negación que demuestra que ese mismo comportamiento ya crea un problema), ¿concuerda eso con la caridad pastoral que quiere que un pastor se preocupe del modo en que su gesto es comprendido por sus interlocutores? En efecto, ¿qué pueden pensar los musulmanes que nos escuchan desearles un buen ramadán, sino que somos idiotas, incomprensiblemente obtusos, además de malditos por Alá, por no convertirnos nosotros mismos en musulmanes, ya que con nuestra cortesía reconoceríamos que su religión no solamente es buena (ya que tiene aptitud de generar la alegría que nosotros les deseamos), sino, ciertamente, superior al cristianismo; sea que somos hipócritas que no osamos decirles de frente lo que pensamos de su religión, lo que equivale a reconocer que tenemos miedo de ellos y que así, entonces, ellos se han convertido en nuestros maestros? ¿Pueden ellos razonar de otra manera en cuanto musulmanes?
   Numerosos musulmanes ya me han participado su alegría de que S.S. haya honrado su religión. ¿Podrán algún día convertirse si la Iglesia los estimula a practicar el islam? ¿Cómo piensa la Santa Sede anunciarles la falsedad del islam y el deber que ellos tienen de abandonarlo para salvarse recibiendo el santo bautismo? ¿No favorece el relativismo religioso para el cual poco importa lo que diferencia las religiones, y lo que contaría es solamente lo bueno que hay en el hombre y que lo salvaría independientemente de su religión?
   Los primeros cristianos han rehusado participar en las ceremonias civiles del Imperio romano, que consistían en hacer quemar un poco de incienso delante de una estatua del emperador, rito sin embargo de apariencia totalmente loable ya que propendía a favorecer la coexistencia y la unidad de pueblos tan diversos y de religiones tan numerosas de ese inmenso Imperio.
Los primeros cristianos, para que la predicación de la unicidad del señorío de Jesús  fuera más importante que toda realidad de este mundo, prefirieron firmar con su sangre la originalidad de su menaje antes que la estima de sus conciudadanos. Y si nosotros amamos a nuestro prójimo, cualquiera sea, musulmán incluido, por su pertenencia a nuestra misma especie humana, querida y amada desde toda la eternidad por Dios, rescatado por la Sangre del Cordero sin mancha, Jesús nos ha enseñado a renegar de todo lazo humano que se oponga a su amor (Mt 12. 46-50; 23.31; Lc 9. 59-62; 14.26; Jn 10.34; 15.25).
¿En nombre de qué fraternidad, entonces, podríamos llamar a los musulmanes “nuestros hermanos”? (Cf vuestra alocución del 29.03.2013) ¿Y habrá alguna fraternidad que trascienda todas las pertenencias humanas, comprendida la de la comunión con Cristo, rechazada por el islam, y que únicamente importara?  La voluntad de Dios, que nosotros creamos en Cristo (Jn 6.29), permite que “no conozcamos más nada según la carne” (2 Co 5.16).
    ¿Puede ser que la diplomacia vaticana piense que callando la verdad sobre el islam se ahorrarán vidas de los desdichados cristianos que viven en países musulmanes? No, el Islam continuará persiguiéndolos (Jn 16.2) tanto más cuando vea que nada se le opone y porque tal es su razón de ser (Corán 9.30).
Esos cristianos, como todos los cristianos, ¿no esperan que S.S. les recuerde que aquí abajo así es el destino de todo discípulo de Cristo, el de ser perseguido a causa de Su nombre (Mt 16.24; Mc 13.13; Jn 15,20) y que es una gracia insigne de la cual es necesario saber regocijarse? Jesús nos ha enseñado a no tener miedo a los tormentos de la persecución (Lc 12.4), y a los hermanos perseguidos a causa de nuestra Fe, a alegrarse de la octava bienaventuranza (Mt 5.11-12). ¿No es esta alegría el mejor testimonio a ofrecer? ¿Qué mejor servicio podríamos rendir a los fervientes musulmanes no temiendo morir, mientras ellos están seguros de ir a gozar de las Hurís que Alá les promete como premio de sus crímenes, como mostrarles a los cristianos dichosos de dar su vida por puro amor de Dios y de la salvación del prójimo?
Vuestra carta evoca el testimonio de san Francisco, pero no dice que san Francisco envió a sus hermanos a evangelizar a los musulmanes de Marruecos, sabiendo que allí probablemente serían martirizados, lo que fue el caso efectivamente, y que el mismo santo tuvo la iniciativa de evangelizar al Sultán Al Malik Al Kamil (7). La caridad denuncia a la mentira, y llama a la conversión.
   Santo Padre, nos cuesta encontrar en vuestro mensaje a los musulmanes el eco de la caridad de san Pablo encargando: “No queráis juntaros en yunta con los infieles. Porque ¿qué tiene que ver la justicia con la iniquidad? ¿O qué concordia entre Cristo y Belial? ¿O qué parte tiene el fiel con el infiel?” (2 Co 6, 14-15), o la del bondadoso Juan de no acoger entre nosotros a quienquiera que rechace la Fe católica, incluso de no saludarlo bajo pena de participar de “sus obras malvadas” (2 Jn 7-11). Saludando a los musulmanes en ocasión del ramadán, ¿no participamos en sus obras malvadas? ¿Quién odia actualmente hasta su túnica? (Judas 23). ¿Ya no tiene actualidad la doctrina de los Apóstoles?
   Sí, efectivamente, el Concilio Vaticano II llama a los cristianos a olvidar el pasado, pero ello no significa otra cosa que olvidar eventuales resentimientos debidos a las violencias e injusticias sufridas a lo largo de los siglos por los cristianos, y por lo que nos interesa, infligidos por los musulmanes. Ya que, de otra manera, olvidar el pasado, ¿no sería condenarse a revivir las mismas maldades que otrora? Sin memoria, ¿puede haber identidad? Sin memoria, ¿podríamos tener un futuro?
   Santo Padre, ¿ha leído, S.S., la carta abierta de M.Christino Magdi Allam (8), ex musulmán bautizado por Benedicto XVI en 2006, mediante la cual anuncia dejar la Iglesia en razón del compromiso de la misma con la islamización del Occidente? Esa carta ¡es un terrible y estruendoso rayo en el cielo macilento de las cobardías y tibiezas eclesiales, y deberíamos percibirla como una formidable advertencia!
   Ya que la diplomacia no está cubierta por el carisma de la infalibilidad, y que vuestra carta a los musulmanes con motivo de la terminación del ramadán no es un acto magisterial, por ello, S.S., me he tomado la libertad de criticarla respetuosa y abiertamente (can 212, 3).
 Sin duda, Santo Padre, usted ha considerado que, antes de hablar de “teología” con  los musulmanes, era conveniente disponer en principio sus corazones por una enseñanza sobre el deber, elemental sin embargo, de respetar al otro. Quería decirle que nos parece que tal enseñanza convendría hacerla ajena de toda referencia al islam, a fin de evitar cualquier ambigüedad sobre el asunto. ¿Por qué no en ocasión del Año Nuevo, o de la Navidad? Ciertamente no es sin razón, que Benedicto XVI había disuelto el Consejo Pontifical para el Diálogo interreligioso y había transferido sus prerrogativas al Consejo Pontifical para la Cultura…. Dicho todo lo cual, renuevo el compromiso de mi fidelidad a la Cátedra de san Pedro, en la fe de su infalible magisterio, con el deseo de ver haciendo lo mismo a todos los católicos sacudidos en su fe por vuestro mensaje a los musulmanes con motivo de la terminación del ramadán.
Padre Guy Pagès


El Opus recela del jesuita Francisco
JUAN G. BEDOYA
Los pobres, el dinero, el poder eclesiástico: he aquí buena parte de los debates entre eclesiásticos desde que el jesuita Francisco está al frente de la Iglesia romana. En medio, el fantasma de la Teología de la Liberación, un movimiento execrado con severidad durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, éste en primera línea de combate cuando fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es como se llama ahora el Santo Oficio de la Inquisición.
Todavía en 2009, advirtió Ratzinger sobre los “desastrosos efectos” de esa corriente teológica. “Sus consecuencias, hechas de rebelión, división, ofensa y anarquía aún ahora se hacen sentir, creando gran sufrimiento y grave pérdida de fuerzas vivas”, dijo. Anteayer remachó la execración el cardenal arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, del Opus Dei.
La teoría sobre la proverbial hostilidad entre la Compañía de Jesús y el Opus colmó de maledicencias la Red cuando fue elegido papa el jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio, que tomó el nombre de Francisco, el santo de los pobres. ¿Se resignaría el Opus a perder más poder en el Vaticano, y, para colmo, a manos de sus competidores de antaño ante las altas burguesías católicas?
Los pasos aperturistas de Francisco, sobre todo su revolucionaria sencillez y austeridad, además del tono cuasi revolucionario de algunos de sus discursos, empiezan a chirriar en sectores ultras de la Iglesia. No es casualidad que la primera reacción pública proceda del más alto eclesiástico del Opus, el cardenal de Lima. La chispa tampoco es baladí: la audiencia que Francisco concedió el miércoles al teólogo Gustavo Gutiérrez, el fundador de la Teología de la Liberación.
El cardenal Cipriani calificó de “ingenuo” al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el alemán Gerhard Müller, por haber promovido ese encuentro y por acoger en Roma a Gutiérrez como si fuese un gran pensador ortodoxo. Añadió el prelado en declaraciones a Radio Programas del Perú (RPP): “Müller es buen alemán y buen teólogo, un tanto ingenuo. Mi lectura es que ha querido acercarse a su amigo Gutiérrez, a quien le tiene cariño, a quien quiere de alguna manera ayudar a rectificar e insertarse en la Iglesia católica. La reunión está siendo utilizada para describir un acercamiento con una corriente teológica que hizo mucho daño a la Iglesia”.
Sostuvo Max Weber que los evangelios tienen la mala costumbre de hablar bien de los pobres y mal de los ricos. Resume esa impresión la parábola del camello y la aguja, que está con ligeras variaciones en los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas. “Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entre un rico en el reino de Dios”. La frase debió hacerse famosa nada más pronunciarla Jesús, el fundador cristiano. Muy pronto iba a ser detenido cerca de Jerusalén, torturado y crucificado por el sistema de poder de su tiempo, también por el sistema religioso.
Bergoglio concedió el miércoles audiencia al teólogo Gustavo Gutiérrez
En sus comienzos, el mensaje cristiano puso el acento en el abismo que media entre los ricos y los pobres, entre los humildes y los poderosos. No siempre ha sido así, y menos cuando el imperio romano es relevado en Roma por el imperio católico. Pero siempre ha habido voces de teólogos y jerarquías en favor de los desheredados de la tierra. Teología para los pobres, no sobre los pobres.
La primera vez que se acuña el programa eclesiástico de “la opción por los pobres” es por boca de Juan XXIII, en 1962. Fue el pontífice que convocó el Concilio Vaticano II. Tenía dos preocupaciones, el diálogo con el mundo moderno y la unidad de las iglesias, pero días antes de la inauguración introdujo una tercera línea de debate: los pobres. “Opción por los pobres”, pidió. Seis años más tarde, en mayo de 1968, el entonces prepósito general de los jesuitas, Pedro Arrupe, pidió a los miembros de la Compañía de Jesús en América Latina que tal opción fuese “preferencial”. Así nació la Teología de la Liberación.
¿Tiene vigencia esta teología tras 40 años de condenas y castigos? La pregunta está en el ambiente, con gran preocupación entre los sectores que empiezan a recelar del discurso y las formas, claras y sencillas, del nuevo papa, jesuita y argentino.
 La pasada semana, el periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano, dedicó gran espacio al libro en italiano De parte de los pobres, teología de la liberación, teología de la Iglesia, escrito por Gustavo Gutiérrez junto con el arzobispo Gerhard Ludwig Müller, exprelado de Ratisbona (Alemania) y actual prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe. Gutiérrez, ahora ingresado en un convento de dominicos en Francia, fue quien dio nombre al movimiento con la publicación en Lima, en 1971, del libro Teología de la Liberación.
'L'Osservatore romano' dedicó un gran espacio al líder de esa corriente
Una fotografía del teólogo con el arzobispo Müller presentando ese libro en alemán, de hace algunos años, ha dado ahora la vuelta al mundo y ha alarmado a los detractores de esa teología. Müller fue alumno y es amigo del pensador peruano desde que, siendo joven el prelado alemán, acudió a Lima a foguearse entre los pobres. “Ese nombramiento como prefecto de la Congregación que se ocupa de la ortodoxia de la doctrina católica, sumado a la elección de un jesuita y arzobispo de Buenos Aires como obispo de Roma, fueron calificados en algunos ambientes como una revancha de la Teología de la Liberación, criticada por Juan Pablo II y por el cardenal Ratzinger”, escribió en mayo la agencia de noticias Zenit, propiedad de los Legionarios de Cristo.
Ha sido una impresión muy extendida. En aquel momento, esto es lo que declaró Müller, según la misma agencia: “Es necesario distinguir entre una teología de la liberación equivocada y una correcta. Un cristiano tiene que encontrarse en su casa en cualquier parte”. Antes, en 2004, había dicho en Ratisbona que “la teología de Gustavo Gutiérrez, al margen de cómo se la considere, es ortodoxa porque es ortopráctica y nos enseña el correcto modo de actuar cristiano, ya que deriva de la fe auténtica”.
Pero la agitación de partidarios y detractores trasciende la famosa fotografía. Esto opina el obispo Pedro Casaldáliga: “Con la llegada del papa Francisco se ha agitado el tema y nos hemos confirmado en la convicción de que la teología es Teología de la Liberación o no es teología, ciertamente no lo sería del Dios de Jesús”.
¿Quién le tiene miedo a la Teología de la Liberación?, se pregunta este prelado catalán, obispo desde 1971 de la diócesis de São Felix do Araguaia, la más extensa del Brasil. Amenazado de muerte por defender a los pobres y a sus combativos teólogos y sacerdotes, salvó la vida cuando Pablo VI advirtió bien alto, para que oyera la dictadura de aquel tiempo: “Quien toca a Pedro, toca a Pablo”. No tuvieron tanta suerte otros mártires de esa teología, como el también obispo Oscar Romero, de El Salvador, ya en tiempos de Juan Pablo II.
Sartorio ve lógico el resurgir de esta teoría "con un papa jesuita y latinoamericano"
Que la primera encíclica escrita en solitario por Francisco vaya a titularse Beati pauperes (Bienaventurados los pobres), no avala a quienes le suponen veleidades con la teología de la liberación. Al contrario, ya expresó su criterio contrario durante el pasado viaje a Brasil, el mes pasado. Nada de experiencias que tengan algo que ver con el marxismo, ha proclamado. ¿Acaso es marxista la Teología de la Liberación? “Si doy limosna a un pobre, me llaman santo; si pregunto por qué hay tantos pobres e intento ayudarles, me llaman comunista”, se lamentaba Hélder Pessoa Cámara, el famoso obispo de Recife (Brasil).
Cuando murió Juan XXIII en pleno concilio, se escuchó a un monseñor de la Curia romana rezar por él. “Que Dios le perdone el daño que ha hecho a la Iglesia con este concilio”. Años más tarde, fue Pablo VI el execrado por la Iglesia tradicional a causa, sobre todo, de su apoyo a los padres de la Iglesia latinoamericana reunidos en Medellín (Colombia), en 1968, para ver cómo podían aplicar el Vaticano II en las realidades de América Latina. De aquel acontecimiento dice ahora Gustavo Gutiérrez: “El problema al que nos enfrentábamos no es cómo hablar de Dios en un mundo adulto, sino cómo anunciar a Dios como padre amoroso y justo en un mundo inhumano e injusto”.
Raúl Vera, obispo de Santillo (México), se suma a esa protesta y devuelve la pelota a quienes creen que Juan Pablo II y Ratzinger hicieron bien persiguiendo a prelados y sacerdotes comprometidos con Medellín y con Pablo VI. “No se corrigió en Puebla la Teología de la Liberación, se corrigió el Evangelio”, dice. Puebla, en México, fue donde el papa polaco tronó más alto contra los teólogos de la liberación. Raúl Vera, que fue prelado auxiliar del mítico Samuel Ruiz en la diócesis de Chiapas, ha estado este fin de semana en Madrid para hablar al congreso de la Asociación de Teólogos Juan XXIIII.
Según el obispo mexicano Raúl Vera, "en Puebla se corrigió el Evangelio"
“¡Cómo me gustaría tener una Iglesia pobre y para los pobres!”, dijo Francisco la pasada primavera, nada más ser elegido papa. ¿Suena acaso a teología de liberación? Rodeado de potentados de todo el mundo, había afeado antes, en su primer discurso oficial, las ínfulas de poder de las jerarquías católicas. Raúl Vera, el obispo mexicano, susurró en aquel momento a su compañero de escaño en la basílica de San Pedro: “Oye, qué bien, este Papa viene a por nosotros”. Lo cuenta a EL PAÍS antes de subrayar que Francisco también ha exhortado a los jóvenes a ser revoltosos (“tengan el valor de ir contra corriente”), y a los obispos a oler menos a pastor y más a oveja.
Hay un debate abierto sobre la vigencia de esta teología, o sobre su futuro, al que los obispos españoles no son ajenos. Sus medios de comunicación así lo reflejan, casi siempre con hostilidad. Sin embargo, callan al ser preguntados. Varios prelados se han negado a entrar en el tema, a consultas de EL PAÍS. Es como si estuvieran esperando una señal del Vaticano, aparte la ya enviada por L’Osservatore Romano acogiendo a Gustavo Gutiérrez en sus páginas.
Con un papa latinoamericano y, además, jesuita, la Teología de la Liberación no podía quedarse mucho tiempo en la sombra, donde ha estado relegada desde hace años”, dice Ugo Sartorio, teólogo italiano y director del Messaggero di Sant’Antonio, comentando ese hecho. “Se trata de una teología que fue dejada fuera de juego por un doble prejuicio: uno, que todavía no ha metabolizado la fase conflictiva de mediados de los años ochenta, y otro, el rechazo de una teología considerada demasiado de izquierdas y, por tanto, tendenciosa”, añade.
Juan Rubio, de 'Vida Nueva': "El análisis marxista ya quedó relegado"
Esto opina Juan Rubio, director de Vida Nueva, la gran revista católica española (de la congregación marianista) con ediciones en Hispanoamérica: “La Teología de la Liberación ha ido creciendo en ramas distintas, coincidiendo con los cambios sociopolíticos de América Latina y del Caribe. Los planteamientos son distintos porque las situaciones son distintas. El análisis marxista ya quedó relegado en muchos de los posicionamientos de esta teología, pese a que hay quienes para atacarla aún siguen esgrimiendo injustamente esas razones de método.
La pregunta es si esa teología es ya parte de la historia y cumplió su papel, o por el contrario, ha evolucionado y ofrece claves que puedan ayudar a entender la realidad de pobreza, injusticia y opresión, de nuevo cuño, en las que viven inmersos aun hoy aquellos países. Esa es la pregunta que se hacen muchos cristianos que ven en esta teología un compromiso afectivo y efectivo con el Evangelio y con la necesaria conversión de estructuras injustas. Nuevas perspectivas se abren, no hay que estar cerrados a ellas”.
Juan Rubio, que conoce bien a los obispos españoles y ha conversado durante horas en el reciente pasado con el papa Francisco (la edición argentina de Vida Nueva fue apadrinada por el actual pontífice, entonces arzobispo de Buenos Aires), sostiene que “la Teología de la Liberación, como una más, no la única y exclusiva, ayudará a aquellas iglesias a entender mejor aquellas realidades. Pueden ser más o menos discutibles algunos de sus puntos, pero lo que nunca puede hacer la Iglesia es amordazar e impedir el sano y libre ejercicio de la teología, así como la propia misión magisterial de la Iglesia.
Un diálogo parece abrirse ahora de la mano de los seguidores de Gustavo Gutiérrez con un papa que, si bien no es considerado seguidor de esa teología, si está en condiciones de entenderla mejor. Se abre una etapa de dialogo en la que primará, sin duda, el reconocimiento a tantos hombres y mujeres que siguiendo estas líneas teológicas han dado su vida testimonialmente en defensa de los más pobres”.
A pesar de los gestos, Tamayo cree difícil que roma apoye esta teología
En cambio, Juan José Tamayo, reelegido el sábado pasado secretario general de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII, duda que la Iglesia institucional pueda asumir la Teología de la Liberación, pese a que a la vista de no pocos de los gestos, palabras, actitudes y opciones de Francisco, la respuesta pueda parecer afirmativa. Añade: “Así lo creen importantes sectores religiosos y laicos, incluidos los progresistas y hasta algunos teólogos —no así las teólogas— de la liberación. Yo creo, sin embargo, que una teología de la liberación que hace de la opción por los pobres su imperativo categórico es difícilmente asumible por la institución eclesiástica por el lugar social en el que se ubica —los pobres, los movimientos sociales—, la radicalidad de sus opciones —interculturalidad, pluralismo y diálogo interreligioso, diversidad sexual—, la revolución metodológica que implica y la crítica del poder eclesiástico y de sus instituciones”.

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