ARTÍCULO DE FONDO: LOS NI-NI. Una hipoteca social de la demagogia gubernamental. Entre las pesadas herencias que dejará el gobierno populista-demagógico de los Kirchner, estará un preocupante porcentaje de jóvenes que ni estudian, ni trabajan y que alimentarán a la delincuencia en el país
EL DIARIO PERFIL HA INICIADO una persecución contra los descendientes de Videla. Como los hijos no denostan del padre, parece que Perfil pretende que la sociedad los persiga y los condene socialmente. Dos artículos que nos retrotraen a los psiquiátricos rusos y la revolución cultural de Mao Tsé Tung
HISTORIAS DE FONDO. Sobre el Chile bajo la conducción de Salvador Allende, la revolución de la escasez, la llegada de rusos y cubanos para meterse en las estructuras chilenas, el grupo de amigos guardaespaldas cubanos del Presidente, la visión del principal sindicalista de la época. Este es un artículo al fondo de NdF. Pero debajo de éste, otro del mismo autor, en el que narra su primer contacto con el entonces Senador Allende en la boletería de un cine y, luego, la hipótesis de que Allende habría sido muerto por su propio guardaespaldas: la necesidad del mito versus la intención de rendirse.
SIRIA. Putin dice que no hay pruebas. Obama dice que están seguros. Al-Assad NO dice que no fue sino que no hay evidencias. Tal vez, como en las telenovelas, la confusión permanente permita que pase el tiempo sin ataques exteriores
Creen que Al-Assad no ordenó el ataque
Según fuentes de inteligencia alemanas citadas por el diario Bild, el ejército del régimen habría usado armas químicas sin autorización oficial; el presidente volvió a decir que no hay pruebas…
“COSAS CLARAS” el programa radial de Clara Mariño por radio El Mundo, tiene uno de los mejores niveles de análisis político de fondo. Este domingo (de 9 a 10 hs), tuvo dos reportajes harto interesantes.
El primero fue para presentar y recomendar el libro “RELATO KIRCHNERISTA EN 200 EXPRESIONES” de Pablo Mendelevich, con prólogo de López Puccio. La conductora entrevistó al autor. Rescatamos una de las expresiones: “el kirchnerismo es profanador de causas nobles”. Como está escrito en clave de diccionaron, repasaron “Alianza” donde el autor señala otra de las contradicciones e hipocresías del kirchnerismo: el discurso de Néstor contra la Alianza pero la cantidad de funcionarios que incorporó provenientes de aquella: Diana Conti, Nilda Garré, Juan Manuel Abal Medina y otros.
El segundo entrevistado fue al Juez Luis Cayuela, del distrito San Isidro. El Juez recomienda reformas concretas en relación con el régimen de tenencias de armas (hoy flexible), el régimen de excarcelación y salidas transitorias. Si bien estamos de acuerdo con tales propuestas sin estar calificados para ello, hay que recordar que muchos cambios en el procedimiento obedecieron a la ingobernabilidad de la policía bonaerense. Si detenerte portando un arma era una entrada grave al sistema, la bonaerense te plantaba armas y andá a cantarle a Gardel. El juez señaló al sistema carcelario, la ley y la justicia. No debemos ni podemos olvidar la honestidad en el funcionamiento de la policía bonaerense. Es parte del problema y de la solución. Hay decenas de narcos liberados por malos procedimientos, de lo que quedaba la impresión de haber sido hechos a propósito de esa manera y para ese resultado, por ejemplo. La connivencia en delitos de piratería del asfalto, abigeato, tráfico de drogas, robo de autos, entre la bonaerense y la delincuencia organizada ha sido el tema por años que ninguno de los gobernadores peronistas que suman 26 años de gobierno ininterrumpidos de la Provincia de Buenos Aires ha logrado encarrilar. Durante la gestión Scioli hay varios casos sin resolverse, el más destacado es el de Candela en el que el ensuciamiento de la causa ha sido mayúsculo al punto de no contarse aún con posibilidades de dilucidar el asesinato de una niña.
Otras expresiones del juez: robar es casi gratis y matar es barato. Desde hace años los narcos reclutan menores para sus delitos y con consentimiento de los padres. Esto es sabido por todos.
Finalmente, la conductora comentó un aspecto de una encuesta: quienes en la interna de UNEN votaron a Terragno y a Prat Gay, votarían a Gabriela Michetti y no a quien triunfó en la interna, Pino Solanas con lo que éste no entraría al Senado.
PRELECTORALES. Estamos todos admirados por el intento kirchnerista de revertir votos haciendo y diciendo lo que negaron por años. Filmus e Insaurralde hablando de inflación. Insaurralde aceptando inseguridad. Scioli haciendo una movida bien mediática haciéndose pasar por un duro. Una movida sin plan alguno, por cierto. Insaurralde aceptando que “el Estado” (no el Gobierno, ojo) se equivocó en la materia. En fin, mayor laxitud moral no podrás ver luego del 27 de octubre
Los giros que los candidatos y apoyos kirchneristas vienen dando en sus discursos, nos hacen imaginar a un César femenino recostado mientras come uvas rodeada de leones y víboras y gritando: ¿qué quiere el pueblo?, ¡désenlo! Y así, empiezan a hablar de inflación e inseguridad cuando anteriormente se negaba a rajatablas. ¿Y el pueblo qué hará? ¿Votará a estos candidatos creyendo en una conversión? ¿O redoblará su voto contrario por percibir que se trata de una maniobra electoral?
Scioli (candidato hoy para el 2015), Insaurralde y Filmus han decidido no morir con las botas puestas. Simplemente, han decidido no morir aunque terminen haciéndolo. Y esperamos, amigo lector, que triunfe el honor por sobre el oportunismo, es decir, que pierdan por aún más para que los próximos opten por el honor. Esperemos que la mayoría de la gente nos hayamos hartado de la hipocresía, la mentira, el oportunismo y lo expresemos con el voto.
Insaurralde habló de la edad de imputabilidad: "El Estado falló y debe hacerse cargo"
"Hace muchísimos años que se debe ese debate la Argentina", aseguró el primer candidato a diputado kirchnerista. Además, afirmó: "Como dirigente político, no quiero ver a esos chicos en la calle"…
6,7,8
Luego de Fútbol para Todos, el programa gubernamental 6,7,8 encontró una buena veta en las contradicciones de opositores. En el caso de De Narvaez, repitió una y otro vez dos videos: en uno decía el candidato que no estaba de acuerdo con gravar la renta financiera. En el otro, decía enfáticamente que sí había que gravarla. Ciertamente buena parte de nuestros políticos viven en el marco de “lo políticamente correcto”  y así un día son sí y otro no y otro no sé.
Al estilo del programa presentaron a los opositores que no votaron el proyecto para gravar la renta financiera. Son varios. Claro que omiten qué calidad tenía el proyecto y si era votable.
PERFIL CONTRA LOS DESCENDIENTES DE VIDELA. Perfil publicó dos notas sobre una hija de Videla. Una sobre la posesión de un Falcon Verde que incluye en tono de delito que la hija aún hoy defiende al padre. Otra, de Eduardo Pavlovsky –dramaturgo y psicoterapeuta- que desde el misticismo concluye en el Falcon Verde y el cuestionamiento al no arrepentimiento de Videla y la no “conversión” de los descendientes a las condenas al padre. ¿Qué clima busca crear Perfil? ¿Persecución a Videla a través de sus hijos y nietos?  ¿A quién le importa y qué daño hace lo que sientan y piensen los descendientes de Videla? ¿Qué clase de autoritarismo pretende Perfil y Pavlosky? ¿Al estilo de los “convertidos” en la revolución cultural de Mao Tse Tung o los psiquiátricos rusos?
Una comunicación mística -  Por Eduardo Pavlovsky
La hija de Jorge Rafael Videla y toda la familia en general, hasta sus amigos, tenían la ideología de Videla. Y la ideología de Videla era muy sólida. Entienden que lo que hizo Videla durante la dictadura fue una especie de comunicacion mística…
…Y esta señora, hija de Videla, bien puede ser una mujer muy católica y “buena gente”, como tantas otras mujeres, que al mismo tiempo son acérrimas enemigas de cualquier cosa que sea liberación, y como quería mucho a su padre lo homenajea de esta forma, con un Falcon verde, un símbolo de la maldad.
COMO REIVINDICACION DE SU PADRE
Es hija de Videla y tiene un simbólico Falcon verde
A pesar de ser dueña del colegio más caro de San Luis, lo usó hasta hace días. Ahora se compró un 0 km, pero no se desprende del Ford. Galería de imágenes.
Por Jairo Straccia
El dictador Jorge Rafael Videla murió el 17 de mayo y fue enterrado el 29 en Pilar. Dos semanas después, una de sus hijas volvía a reivindicarlo en silencio, como lo había hecho tantas veces, con un homenaje que hiela la sangre: conduciendo su Ford Falcon color verde, el mismo modelo de auto con el que se secuestró a miles de personas bajo el gobierno de facto que inició su padre, y que se convirtió en uno de los símbolos del terrorismo de Estado en la Argentina.
María Cristina Videla, de 64 años, la hija mayor del militar, usó hasta hace muy poco en la ciudad capital de San Luis, donde está radicada, un Falcon Ghia 83 color verde, similar a los modelos algo más viejos utilizados por la dictadura. Lleva el dominio XGQ 884, y figura a nombre de su esposo, Francisco Adaro, empresario ganadero y veterinario de la zona. Por lo menos, lo ha manejado en su vida cotidiana desde mediados de 2000.
…Aun mientras avanzaron los juicios a los represores y se repitieron las sentencias contra su padre o sus subordinados, ella se mostró siempre en ese vehículo, que luce chocado y con problemas de pintura, tiene tapizado de pana gastado y muy poco mantenimiento.
Cristina elige usar el Falcon verde a pesar de que su familia cuenta con otros vehículos más nuevos, y de que tiene un buen pasar económico. Desde principios de los 80, es copropietaria del Instituto Causay, el colegio más caro de la ciudad, donde van los hijos de la clase acomodada puntana, que pueden pagar más de $ 1.000 de cuota, muy por encima del promedio del lugar. “Causay” es una voz quechua que significa “vida”.
El Ford Falcon aparece en buena parte de los testimonios recogidos en el informe Nunca más, elaborado como prueba antes del juicio a las juntas en los 80, cuando se describen los secuestros y traslados a centros clandestinos de detención. Hace un año se supo que la Justicia secuestró decenas de estos autos que estaban arrumbados en la Armada y que hoy son parte de una investigación más amplia sobre crímenes de lesa humanidad, abierta en Bahía Blanca. Allí se explica que el Falcon fue elegido para los secuestros y traslados porque, entre otras cosas, entraban más cuerpos en los asientos y dos en el baúl.
¿Por qué durante tantos años puede pasar inadvertida tamaña reivindicación de delitos de lesa humanidad? “Vos tenés que entender que acá, primero, los militares no están tan mal vistos como en Buenos Aires”, explica María Inés Quattropani, secretaria general de la Asociación de Docentes Estatales de San Luis.
Pero además, San Luis es el territorio más Videla-friendly de la Argentina. Según cuentan María Seoane y Vicente Muleiro en la biografía El dictador, Jorge Rafael Videla proviene de una antigua familia castrense de la provincia. En los años 90, tras los indultos de la presidencia de Carlos Menem, Videla solía visitar a su hija y a sus nietos, y hasta recibió una especie de agasajo en El Trapiche, un campo en las afueras, adonde la propia Cristina iba en el Falcon.
“Es una mujer bárbara en el trato personal”, expresó una persona que la ha visto a diario dejar estacionado su Falcon verde en el playón del colegio. “Alguno que otro puede decir qué barbaridad, pero nada más, porque San Luis es chico, y si querés tener trabajo, no te podés pelear mucho”, contó una persona que mandó sus hijos allí y pide el anonimato.
En 1981, su amiga Silvia Rodríguez pensó en poner un colegio, y Cristina Videla se ofreció como socia capitalista. Más tarde, Rodríguez llegaría a ser ministra de Educación provincial y hoy es la directora general del Causay. La hija del dictador coordina los talleres extracurriculares, como natación o ajedrez, y también los torneos intercolegiales.
Tiene un despacho pequeño, al que va unas tres veces por semana, y trabaja bajo la mirada de un mural de San Martín. No concurre a los actos de la escuela, que cumple como corresponde con el del Día de la Memoria cada 24 de marzo, cuando se rememora el golpe de Estado que protagonizó su padre. Ella sólo se muestra al cierre del año lectivo, cuando ocupa un lugar en primera fila.
ARTÍCULO DE FONDO. NI-NI y la hipoteca social que ha creado el Gobierno Nacional y sus políticas demagógicas, las que no cesan. El Gobernador Scioli ha tomado decisiones en materia de inseguridad, pero no ha anunciado plan alguno para este grupo social cuya evolución mayoritaria será la delincuencia. Este artículo es de fondo: hace al hoy y a los próximos 25 años. Muestra el fracaso de la política del Gobierno quien se jacta de haber aumentado el gasto en educación: más plata, decíamos tiempo atrás, no es mejor ni más educación, como señalaba un artículo que transcribíamos de IDESA comparando nuestro mayor gasto con otros países. Es demagogia en dos de sus tres acepciones: a) uso político de halagos, ideologías radicales o falsas promesas para conseguir el favor del pueblo; b) manipulación deliberada para ganarse a alguien. La tercer acepción, es lo que intentó el gobierno con la reforma del Poder Judicial: en la antigua Grecia, gobierno dictatorial con el apoyo popular.
Hay más jóvenes que no estudian ni trabajan que en 2003
Por José Hidalgo Pallares
Cada vez que la presidenta Cristina Kirchner habla de la "década ganada", cientos de miles de jóvenes en todo el país deben preguntarse a qué se refiere. Sucede que, según muestran las propias cifras oficiales, en los últimos 10 años aumentó el número de argentinos de 15 a 24 años que no estudian, no trabajan, ni están buscando un empleo.
Los "ni-ni", como se conoce a este grupo -compuesto principalmente por mujeres-, representan actualmente entre el 10 y el 15% de la población juvenil del país, según distintos informes elaborados a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Para la Universidad Católica Argentina (UCA), el porcentaje es aún mayor. Los analistas resaltan, además, que esa situación de exclusión se da principalmente entre los jóvenes de los estratos socioeconómicos más bajos.
Entre 2003 y 2012, según Ernesto Kritz, uno de los directores de Poliarquía Consultores, el peso de los "ni-ni" en la franja de 15 a 24 años aumentó de 8 a 10 por ciento. Esta suba, señaló el experto, se dio pese al crecimiento de la economía, la mejora en el mercado de trabajo (incluyendo la baja del desempleo juvenil) y el aumento del presupuesto educativo. De acuerdo con sus estimaciones, que se basan en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, en 2012 (los datos de 2013 aún no están disponibles) más de 650.000 jóvenes no estudiaban, no trabajaban ni buscaban empleo.
"El problema es especialmente serio en los sectores de menores ingresos -afirma Kritz-. Se nota al analizar el cuartil inferior [el 25% de la población que menos gana]."
"Allí la proporción de jóvenes de 15 a 24 años que no estudian no trabajan ni buscan trabajo es de 15 por ciento, lo que representa un incremento de casi 4 puntos respecto de 2003", dice Kritz.
Otros informes son aun más preocupantes. Según el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), en el tercer trimestre de 2012 había 850.000 "ni-ni" en el país, es decir, el 13,2% de los jóvenes de entre 15 y 24 años. Jorge Colina, jefe de Investigaciones de Idesa, explicó que sus cálculos se basan en la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU) del Indec, que, a diferencia de la EPH, no toma en cuenta sólo las principales ciudades del país, sino también los aglomerados urbanos del interior, donde hay muchos jóvenes en situación de inactividad. Colina, además, resaltó otro dato: las dos terceras partes de los "ni-ni" son mujeres, muchas de las cuales realizan tareas domésticas en sus propios hogares. Las estimaciones de Kritz excluyen a esas jóvenes.
En el Ieral (Fundación Mediterránea) analizaron un rango de edad diferente: personas de 18 a 24 años. Según un informe escrito por Marcelo Capello y Gerardo García Oro, en el último trimestre de 2012 el 15,3% de los jóvenes en ese rango eran "ni-ni", es decir, 745.000 personas. Los analistas destacan que, pese a la expansión económica, "la proporción de jóvenes «ni-ni» fue incrementándose en el tiempo, pasando de un 13,1% en el año 2003 al 15,3% correspondiente al año 2012".
Por otro lado, el informe añade que en 2012 los "ni-ni" en la Argentina representaban el 14,2% de los jóvenes de entre 15 y 29 años, tasa mayor al 7,2% promedio de los países europeos en 2010 (último dato disponible) y al 12,8% de Brasil, pero inferior al 20,4% de México.
Finalmente, según la Encuesta de la Deuda Social Argentina de la UCA (la misma que se utiliza para contrastar los dudosos datos de pobreza que publica el Indec), en 2012 los "ni-ni" fueron el 17,4% de los jóvenes de 18 a 24 años. En el estrato socioeconómico más bajo, casi el 30% de los jóvenes estaba en esa situación.
Los expertos mencionan varios motivos para el aumento de los "ni-ni". Marcelo Capello, investigador jefe del Ieral, destacó que en la Argentina el sector privado viene creando muy pocos empleos (de hecho, según el Indec, en 2012 la cantidad de empleos privados registró una leve caída), lo que desalienta la búsqueda de trabajo.
Colina, en tanto, señaló que la suba en los costos para contratar (salario mínimo) y despedir empleados hace que las empresas sean cada vez más selectivas al contratar personal, lo que complica sobre todo a los jóvenes, cuya productividad es menor porque no tienen experiencia previa y, además, no pueden acreditar buenos antecedentes.
Eduardo Donza, investigador de la UCA y especialista en trabajo y desigualdad, coincidió en que "los jóvenes son el grupo más golpeado en el mercado del trabajo", y añadió que, incluso en los sectores altos, empiezan con modalidades de contratación precarias. Además, mencionó que cuando el mercado laboral presenta altos niveles de informalidad, como en la Argentina -donde, según Donza, el 50% de los trabajadores totales y el 30% de los asalariados tienen un empleo no registrado- los jóvenes son los que enfrentan la situación más compleja.
Francisco Menin, asesor del programa de empleo joven de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), diferenció dos clases de "ni-ni": "Los que tienen resuelta su situación económica y no encuentran en el trabajo ni en el estudio algo que los configure como personas y buscan ese elemento, principalmente, en las redes sociales. Y los de menores ingresos, cuyo contexto social no promueve el ingreso en el mundo laboral o éste los rechaza, y la educación no es para ellos un factor aspiracional. Estos jóvenes están en riesgo de caer en la delincuencia para cubrir sus necesidades económicas", dijo.
Kritz, en tanto, destaca la vulnerabilidad de los "ni-ni": "Con un nivel educacional tan pobre, que se suma a su falta de experiencia laboral, estos chicos tienen una bajísima probabilidad de logro en el mercado de trabajo formal. Esa probabilidad es reducida aun en relación con los desempleados de la misma edad", asegura.
En ese contexto, los expertos mencionaron el programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo, del Ministerio de Trabajo, que busca ayudarlos a completar su educación secundaria y a insertarse en el mercado laboral a través de pasantías en empresas, subsidios para emprendimientos y programas de capacitación.
Sin embargo, en opinión de Capello, el programa tiene problemas de escala, porque alcanza apenas a la mitad de los "ni-ni", y de focalización, porque hay provincias con muchos jóvenes inactivos donde el programa no ha llegado. Menin añadió que el programa no siempre tiene financiamiento disponible.
PREVISIONES Y REALIDAD SOBRE POBREZA Y EMPLEO
Según el índice de expectativas juveniles, que fue presentado en julio por la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) y mide la percepción de los jóvenes sobre la situación actual y futura en temas como pobreza, corrupción, educación y empleo, el resultado de la Argentina (65 sobre un máximo de 100) es mayor que el de países como Brasil (55,9), Colombia (61,4) y México (61,6), pero menor que el de otros como España (66,3), Venezuela (68,2) y Ecuador (77,3).
El informe de la OIJ señala que "los datos sugieren que no existe una relación directa y lineal entre contextos nacionales críticos -típicamente, situaciones económicas negativas o desfavorables- que generen de manera automática desesperanza respecto del futuro". Y menciona como ejemplo el caso de España..
HISTORIAS DE FONDO. Del mismo autor, dos artículos históricos sobre el Chile de Salvador Allende. Uno, repasa desde la relación con el principal dirigente sindical chileno, la cruel instauración del marxismo, la introducción de Rusia y Cuba para insertarse en la implementación de la revolución y las consecuencias que iba teniendo en la vida chilena. El otro, una experiencia del mismo autor en la boletería de un cine con el entonces Senador Allende y una hipótesis de la muerte de Allende a manos de un guardaespaldas cubano: Fidel Castro pretendía un mártir y no una rendición.
Utopía marxista de Allende choca contra la realidad económica de Chile
VICTOR FARIAS
Luego de ser elegido por una mayoría muy estrecha para asumir el gobierno, Salvador Allende fue entrevistado por periodistas de todo el mundo que querían informar sobre “el experimento chileno” de construir el socialismo por medios pacíficos y legales.
Uno de ellos fue el corresponsal del muy prominente periódico suizo Neue Zürcher Zeitung. En el apuro del tiempo y la confusión general, Allende, al ser entrevistado por él, se confundió y creyó que era el corresponsal de un periódico de la RDA, la Alemania comunista. Cuando el periodista le preguntó si después de esta elección en que había triunfado iba a haber nuevas elecciones en Chile, Allende muy enfático le respondió: “¡No seamos tan pesimistas, camarada!”.
Los restantes partidos democráticos representados en el Parlamento chileno, encabezados por el senador Juan de Dios Carmona, exigieron a Allende un Compromiso de Garantías Democráticas que prohibía absolutamente la formación de organismos armados paralelos a las Fuerzas Armadas oficiales y su monopolio de las armas. Allende y su coalición, la Unidad Popular, firmaron por cierto de inmediato.
Pero ya en una entrevista concedida por el presidente al legendario Regis Debray, Allende le aseguró que ese acuerdo había sido solo un movimiento táctico a fin de conseguir apoderarse del gobierno y comenzar desde allí —haciendo uso de las instituciones, la revolución socialista definitiva y radical. La intención de imponer a Chile una así llamada “democracia popular”, totalitaria como en todos los países comunistas, siempre fue una cosa clara y decidida desde un inicio.
El principio fundamental de todo marxista, “la violencia es la partera de la historia” (Marx) era también un momento inevitable para Chile. Pero como siempre, es la realidad la que termina por imponerse. Ello precisamente en el ámbito que los marxistas tienen como lo absolutamente decisorio: la economía.
LA REALIDAD ECONOMICA
El gobierno de Allende comenzó, desde 1970 y 1971, por hacer un aumento tremendo y populista de los sueldos y salarios. Casi un 400 por ciento. Con ello se activó fuertemente el consumo y las empresas pudieron comenzar a producir usando toda su capacidad instalada. Fue “el boom del consumo” y una aparente confirmación de las políticas demagógicas de una pretendida igualdad.
Pero al anunciar la Unidad Popular y Allende sus planes socialistas extremos, las brutales “expropiaciones del capital monopólico industrial, agrícola y financiero”, léase fábricas, fundos y bancos privados, se frustró la necesaria reinversión para expandir la economía. La absoluta inseguridad anuló toda inversión racional, tanto nacional como extranjera.
Buena parte de los productos, no solo los insumos industriales sino también los de consumo, terminaban en el mercado negro, con lo cual la pretendida “democratización de la economía” comenzó rápidamente a esfumarse.
Antes de que ello ocurriera dramáticamente, las medidas populistas surgieron un efecto político a corto plazo. En las primeras elecciones municipales en 1971, la Unidad Popular consiguió nada menos que el 52 por ciento de los votos. Nunca estuvieron tan cerca de imponer vía plebiscito la transformación marxista y totalitaria de la institucionalidad vigente. Pero también entonces vacilaron y se paralizaron sin llegar a un acuerdo entre las fracciones gobernantes.
La protesta, ante todo por la escasez de los productos de consumo diario, alimentos y combustibles, así como sus precios abusivos en el mercado negro, hicieron surgir una actitud de indignación y protesta generalizada: “¡No hay mal que dure cien años ni chileno que lo aguante!”, “¡Chilenos, junten rabia!”, “¡Chile siempre, Cuba jamás!”.
Paulatinamente surgió así un movimiento masivo y popular: sindicatos obreros y campesinos, ante todo de los mineros y los campesinos cesantes por la politizada Reforma Agraria, estudiantes universitarios y escolares medios, colegios profesionales incluyendo médicos, abogados y profesores, empresarios camioneros y de todo el transporte y los servicios hospitalarios, paralizaban paulatina y cada vez con mayor intensidad y frecuencia el país.
Muchos miembros de las Fuerzas Armadas, al menos en los cuarteles, comenzaban a ver y a comentar la situación con alarma creciente. La causa más real de esta tremenda crisis no era “el boicot imperialista” o la “conspiración de los momios”, mucho menos la CIA, sino ante todo la absoluta incoherencia de mantener restos de una economía capitalista en las empresas privadas, grandes y medianas, con un intervencionismo de economía socialista planificada y dominada por el Estado en manos de marxistas que solo buscaban la eliminación total de los medios privados de producción.
LA UNION SOVIETICA
La incoherencia e ingenuidad de Allende en lo político se reflejaba así en la implacable realidad económica. Ante esto, ante el peligro que se cernía en el horizonte, la Unión Soviética y la “Cuba revolucionaria” ya se habían hecho presentes.
La Unión Soviética envió a numerosísimos “técnicos”, en especial para infiltrar el manejo de la mayor riqueza de Chile, el cobre, y también la organización de los puertos. Muchos de ellos eran suboficiales y oficiales del ejército soviético. Esto fue particularmente palpable en Valparaíso, la sede de la Armada. Los “institutos” culturales y la universidades laicas también fueron un blanco penetrado con inteligencia.
Sectores de la Iglesia Católica, “la teología de la liberación”, los “cristianos por el socialismo”, revistas jesuitas que incluso daban por virtuosa la lucha armada y que proclamaban, con el cura guerrillero colombiano Camilo Torres, que “el deber de todo cristiano es hacer la revolución”, hacían su aporte a la radicalización tanto más cuanto se agrandaba “la contradicción de clase” que iba haciendo “inevitable el enfrentamiento” decisivo.
El secretario general del Partido Comunista, Luis Corvalán, llegó por esta época a afirmar que “el gobierno popular es la dictadura legal de la clase trabajadora chilena en el gobierno”.
HERMANOS DE LA GUARDIA
Cuba , por su parte envía a dos personajes muy significativos: los hermanos Antonio y Patricio De la Guardia.
El primero, Antonio, para coordinar las fuerzas armadas en la provincia capital, Santiago, incluyendo por cierto los hipotéticos “soldados patriotas” que debían apoyar a Allende. El segundo, Patricio, entrenaría, coordinaría y comandaría la guardia personal de Salvador Allende, el GAP, Grupo de Amigos del Presidente, organismo armado ilegal con enorme poder de fuego. Patricio de La Guardia iba a aparecer del modo más dramático en el combate final del 11 de setiembre de 1973 en el Palacio de Gobierno.
A ello se sumó una masiva emigración de cuadros comunistas y socialistas chilenos a los centros de entrenamiento en Cuba. Allí se comenzó además con la formación y coordinación de “los dormidos” para ejecutar actos terroristas en territorio chileno comandados desde La Habana directamente por Fidel Castro.
La lucha militar y clandestina se puso así desde mediados de 1972 a la orden del día. “El enfrentamiento es inevitable”, proclamaban en público y en privado todos los jefes de los partidos marxistas. Se produjeron encuentros extremadamente violentos por conquistar la Rectoría de la Universidad de Chile, la mayor y más importante casa de estudios del país, y la Unidad Popular y sus aliados proponían convertirla en un centro ideológico que expandiera —doctrinal e institucionalmente— el marxismo a toda la sociedad.
Se preveía el control de profesores y estudiantes, incluso sus salarios y puestos de estudio, según fuese su participación en los “trabajos voluntarios” junto a obreros y campesinos de acuerdo con el programa de la Unidad Popular.
“La Universidad no busca la verdad sino la Revolución” era la divisa. Toda forma de educación privada debía ser paulatinamente eliminada. También la impartida por colegios católicos, protestantes, judíos y para los nuevos colegios se proponía la estatización de las “mansiones” de la burguesía. Era el inicio de la Escuela Nacional Unificada (ENU), copiada de los países con dictadura proletaria.
Esta radicalización causó por cierto la radicalización de las fuerzas democráticas. La Unidad Popular, vertiginosamente, perdió el control de las centrales sindicales, casi la totalidad de las más importantes federaciones de estudiantes universitarios y secundarios, los sindicatos más representativos y los colegios profesionales más influyentes.
Particularmente duras para Allende fueron las huelgas de obreros y empleados de la industria del cobre (“el sueldo de Chile”), la industria del papel con la que Allende buscaba controlar la prensa libre, los obreros y empleados portuarios y grandes ligas campesinas.
Los izquierdistas, ante esto, lograron el apoyo administrativo de las Fuerzas Armadas. Los Comandantes en Jefe ocuparon los ministerios claves asegurando una inestable seguridad. Con ello algunos sectores, ante todo los comunistas, promovían la hipótesis de aceptar un “gobierno cívico-militar” que estuviera más bien en manos de “militares patriotas”, antecesor de un “auto-golpe” que incluyera un levantamiento colectivo de masas apoyadas en el aparato militar constitucionalista.
Pero la verdad es que el crecimiento —incontrolado incluso por los partidos de derecha y centro— de un “poder nacional” ya no permitía más espacios tácticos ni las incertidumbres desmovilizadoras de Allende. “El pueblo lo derrocó” iba a ser más tarde el título de un libro muy lúcido sobre esta época. Las Fuerzas Armadas solo pudieron intervenir cuando este movimiento social estaba consolidado y absolutamente decidido.
Víctor Farías es catedrático y filósofo chileno, autor de varios libros sobre el gobierno de Salvador Allende y profesor en la Universidad Andrés Bello.
El dilema de la muerte de Allende
VÍCTOR FARIAS
Solo una sola vez, en mi primera juventud, hacia mis 15 años, pude conocer de cerca a Salvador Allende. Esa primera impresión iba, con todo, a proyectarse en el futuro.
Yo había invitado a una niña muy hermosa al cine del domingo y, para asegurarme de que todo resultara bien, me fui a reservar las entradas por anticipado. Me puse con la otra gente en la fila y con paciencia. Cuando llegué a la boletería y era mi turno, antes de poder decirle a la cajera cuántas entradas quería, apareció pasando por encima de las otras personas y dejándome sin opción, elegantísimo y prepotente, el entonces senador socialista Salvador Allende.
“¿Están listas mis entradas, señorita?”, preguntó. En el colegio en que estudié la secundaria había aprendido una virtud cívica importante: protestar siempre ante lo injusto. “Perdone, senador, es mi turno y aquí hay una cola”, le dije con tranquilidad, pero dejándome oír.
Allende hizo como si no hubiera escuchado nada. “¿En qué quedamos, señorita? No tengo mucho tiempo”. En la fila –como se acostumbra– silencio. La muchachita de la caja, atolondrada, buscaba en los cajones. “Sr. Allende, es mi turno y no el suyo. ¡Háganos el favor!” No se le movió ni un músculo en la cara. “Aquí están, senador”, dijo la joven.
Esa temprana experiencia no se me apartó de la mente y la recordé siempre. Particularmente cuando escuché, en Alemania cerca del doctorado, que el personaje iba a ser el primer presidente marxista chileno y que se proponía imponer el socialismo “por la vía pacífica”.
La segunda experiencia iba a acontecer muchos años después, ya en medio de la vorágine histórica de los años 1970.
DON CLOTARIO
Durante mi estadía como docente universitario en Valparaíso, se nos ocurrió instituir un archivo de documentos originales que ilustrara, desde los primeros años de la república hasta 1970, el surgimiento y desarrollo del movimiento obrero chileno. Conocí entonces al más notable y tal vez el único consecuente izquierdista chileno: el fundador de la Central Unica de Trabajadores (CUT) en los años 1950, don Clotario Blest.
Era un hombre descendiente de familias ilustres y que, cristiano auténtico, había dejado todo a los pobres, sirvió años como modesto empleado público y fundó los primeros sindicatos chilenos. Su casa era pobrísima, casi tanto como su vestimenta. De vasta cabellera blanca y de hablar duro, pero muy amable. Adorado por los trabajadores, recibía incluso cartas pidiendo muy íntimos consejos.
Decidió entregarme su archivo personal que documentaba toda su trayectoria de lucha obrera. Todo Chile lo conocía, y aun lo recuerda. Logró unir a decenas de federaciones obreras y de empleados y poner paños fríos, por un tiempo, a las luchas (a veces armadas) entre comunistas y socialistas en pro de la unidad indispensable. También era un hombre a quien Allende admiraba y conocía mucho.
Un día, cuando fotocopiábamos sus cartas y otros documentos, don Clotario llegó apurado y como alterado.
“Adivinen, muchachos, de dónde vengo. De La Moneda. El presidente me invitó a hablar con él porque quería saber mi opinión sobre las cosas de hoy. Le dije muchas cosas fuertes. ‘Cómo ve usted las cosas, don Clotario’, me dijo. ‘Muy mal, presidente’, le contesté. ‘No hay leche, ni pollos ni nada. Tengo que hacer cuatro horas de cola para comprar un poco de carne. Y un pueblo que vive en la cola no va a hacer ninguna revolución’, le dije. ‘Pero ¿por qué no me avisó? Le haré mandar lo que necesite’, trató de disculparse. ‘No, Salvador’, le dije, ‘porque parece que para ustedes hay de todo, pero así no funcionan las cosas entre revolucionarios. Cuando mi pueblo no come, yo tampoco. Porque la verdad es que ustedes son todos pijes elegantes, no revolucionarios. Y viven indecisos. Usted no conduce este proceso y no se pone al frente de la lucha. Decídase, el pueblo lo va a ayudar, pero decídase’ ”.
“Se molestó, se quedó callado por un momento y me contestó: ‘Mire, don Clotario, yo tengo 30 años de experiencia y ¡sé cómo hacer las cosas!’. Yo también me molesté y lo enfrenté: ‘Yo, Salvador, tengo en cambio, 50 años de lucha y le aseguro que si no se decide a nada, usted no se suicidará, pero terminará en esta misma sala, ¡con las llamas hasta el techo!’ ”
Este diálogo tuvo lugar solo meses antes del golpe y es testimonio de la grandeza de un hombre y de la mediocridad del otro.
UN POLÍTICO SAGAZ
Allende fue un político sagaz, con muy escasa formación teórica, pero con gran sentido de la oportunidad y con una necesidad de autovaloración extrema. Se cuenta que, durante la defensa de La Moneda, le dijo a uno de sus “compañeros”: “Toca, toca este brazo: es del bronce de las estatuas que hará el pueblo”.
Pertenecía a esos sectores de la mediana burguesía profesional, de ese segmento que según Lenin introducía “desde fuera” la ideología de la revolución en los proletarios necesariamente incultos. En todos los países más o menos desarrollados se pueden observar las legiones de intelectuales o profesionales, sociólogos y catedráticos muy bien pagados que combaten a muerte a la sociedad que los mantiene. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo, es la divisa de los “progresistas”, una suerte de “departamento crítico” de la sociedad burguesa.
Eso era Allende y la casi totalidad de quienes formaban la así llamada Unidad Popular y el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR). Por ello nunca se sintieron como los responsables de conducir a un pueblo al abismo del más desigual enfrentamiento. Sin conducción política, sin armas, sin responsabilidad.
“Cuando no se tiene a la mitad más uno de las masas, ni hemos logrado dividir a la Fuerzas Armadas en nuestro favor, intentar hacer una revolución no es un error, es un crimen”, escribió certeramente Vladimir Lenin, que sabía mucho de estas cosas.
Es lo que jamás supieron o quisieron saber los izquierdistas chilenos de entonces. Desde su elegante vida de parlamentario por años, Allende nunca fue un revolucionario de verdad. El desprecio proverbial que por él sentían Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara se ajustaba a los hechos.
LA AUTODESTRUCCIÓN
Pero en estas circunstancias, atizar al pueblo, abrir las compuertas a la violencia y el odio de clase, al resentimiento visceral y proclamar la inevitabilidad del “enfrentamiento” no sólo era inmoral, sino también dejaba ver caracteres de patológica autodestrucción.
Los documentos que he publicado en una colección de casi 6,000 páginas, La izquierda chilena (1969-1973). Documentos para el estudio de su línea estratégica (Santiago, 2000), dejan en claro que la creciente radicalización de los partidos, unos más otros menos, incluía una conciencia de terminar destruidos por las Fuerzas Armadas más eficientes de toda América Latina. Era absolutamente previsible, pero siguieron en “Avanzar sin transar”.
Así, es plenamente comprensible que Allende terminara siendo, al final del tiempo, “El Presidente Mártir”. Pese a lo muy oscuro de su muerte, su decisión de parapetarse en La Moneda, un lugar del que solo podía salir muerto, nos indica su vínculo con la muerte como forma de mensaje revolucionario. En lugar de decir “la lucha continúa” y sumergirse en la clandestinidad revolucionaria, Allende se convirtió en “mártir”, en uno cuyo cadáver debía denunciar “la felonía y la traición”.
Su hermana Laura, una mujer brillante, enferma de cáncer muy avanzado, se adelantó paradigmáticamente a la muerte suicidándose en La Habana, precisamente. La hija más política y más cercana a Allende, Beatriz, casada con el siniestro Manuel Piñeiro “Barbarroja” cubano, también se suicidó por cierto en Cuba.
Con todo, la muerte de Salvador Allende sigue siendo un acontecimiento por demás oscuro y comprometedor que oculta una serie de hechos que no cuadran con las “historias oficiales”.
Gabriel García Márquez, con su ingenua buena voluntad, fue la primera víctima de los laberintos y espejismos de la historia. Apelando al mejor realismo mágico, describió en colores el asesinato de Allende por “los fascistas”, con la metralleta en mano, la misma que le había regalado Fidel Castro, acribillado por los soldados que asaltaban La Moneda. En un rito especial estos habrían, escribió García Márquez, uno por uno, descargado sus armas sobre el cadáver del Presidente Mártir.
Al poco tiempo, los izquierdistas chilenos lo dejaron en la intemperie y optaron paulatinamente por la historia del “heroico” suicidio. Reconocieron, 25 años más tarde, todos en coro y definitivamente, que Allende se había suicidado
¿Por qué esta espera tan prolongada? ¿Por qué vinieron nuevas y muy espectaculares autopsias y siniestras revisiones de huesos y tumbas?
CREAR UN MÁRTIR
La respuesta simple y fundada es la siguiente: un alto agente de la Seguridad de Cuba denunció haber sido testigo de una confesión del general Patricio de La Guardia, hecha ante varios testigos en un hotel de La Habana, en la época en que él todavía servía a la dictadura castrista.
Fidel Castro, personalmente le habría ordenado, aprovechando su rol de director del Grupo de Amigos del Presidente (GAP), la guardia pretoriana de Allende, ejecutar personalmente al presidente en el caso que éste se propusiera rendirse. “¡No quiero asilados, sino mártires!”, le habría dicho Castro.
Cuando cayó el primer cohete en el palacio de gobierno, Allende entró en un descontrolado pánico y ordenó la rendición. Contra la voluntad de los otros miembros de su guardia, ordenó a su secretario personal, Luis Osvaldo Puccio, tomar una sábana blanca y encaminarse al Ministerio de Defensa, ubicado muy cerca de La Moneda. En ese momento, De la Guardia se dirigió a la oficina presidencial y lo ejecutó. En tiempo ulterior, otros miembros de la Seguridad Cubana, todos excombatientes, uno incluso compañero de Guevara en su aventura boliviana, han confirmado la versión dada por Juan Vives.
En mis investigaciones en los archivos de la Alemania Comunista encontré un informe de la Stasi más que revelador y coincidente respecto al secretario Puccio y su participación en los hechos: había que cuidar de su vida con esmero porque “los miembros del GAP, asilados también en la RDA, lo han condenado a muerte tras haberse rendido el 11 de septiembre y ello por orden del presidente Allende”.
LA PRIMERA AUTOPSIA
En esto también yo puedo aportar en algo a oscurecer aún más las cosas. Mi amigo, el Dr. C.M, segunda autoridad del Instituto de Medicina Legal de la época, fue quien recibió inicialmente el cadáver de Salvador Allende. Me relató muy confidencialmente que lo había examinado muy cuidadosamente y que había llegado a la conclusión absoluta de que no podía, en modo alguno, tratarse de un suicidio.
“La bala mortífera fue disparada a una distancia de al menos un metro y medio”, me dijo y dejó constancia de ello. Lo comunicó a la autoridad militar, que se dio cuenta de que, de publicarla, iban a responsabilizar al Ejército. Se ordenó otro informe de autopsia, hecho por otro especialista, en que se describió de modo mucho más vago el acontecimiento, pero señalando al final que “los impactos mortales podrían provenir del arma de la víctima”. Podrían…
He solicitado, hace algunos días, al Instituto de Medicina Legal que me informaran acerca del reporte inicial del Dr. C.M. La respuesta escueta fue: “La autopsia fue ejecutada externamente”.
Queda por averiguar entonces quién la hizo, apartándose de la legalidad institucional. Las muertes de Allende son varias al parecer. Tan ambiguas como su vida, pero tan sin sentido como el sufrimiento que causó, ante todo a sus propios e ingenuos “camaradas” y a todo el pueblo de Chile.
Todo esto es lo que puede verse entre las llamas y el humo del Palacio de La Moneda, lo que todo el mundo contempló, consternado, en el 11 de septiembre de 1973, hace 40 años.
Víctor Farías es catedrático y filósofo chileno, autor de varios libros sobre el gobierno de Salvador Allende y profesor en la Universidad Andrés Bello.


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