Vamos a los hechos,
1 – Macri es el nuevo Presidente de la República hasta el año 2019
2 – Carece de mayorías en el Congreso.
3 – El Senado de la Nación está controlado por la tropa homogénea y hegemónica de la Presidente que finaliza su mandato.
4 – Ganó Macri “ahí”, con algo más de dos puntos de diferencia sobre el candidato oficialista.
5 – Las encuestadoras, nuevamente, han hecho pininos.
Vamos a las interpretaciones,
1 – Ganó Macri la Presidencia. Deberá construir poder, para lo que está bien posicionado en cuanto a avance de la fuerza en casi todos los distritos y el gobierno de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, la de Jujuy y la Nación. Dos veces Jefe de la Ciudad de Buenos Aires, cuenta con experiencia en esto de gobernar y nadie se la va a hacer fácil. Ciertamente, Cristina yéndose ha actuado con sedición hacia el orden entrante, al nombrar gente por todos lados, producir gastos por todos lados, y vaciando al Banco Central de reservas.
2 – Ganó Scioli: finalmente su posicionamiento numérico tiene una dignidad que no tuvo en su campaña. Salvó la ropa de lo que era un desastre para él y su mandante. Como testaferro electoral de Cristina había entrado en un tobogán del que se recuperó “con fe, con esperanza”, mucha mentira y metiendo miedo en un trabajo en la que resultó muy bueno: su automatismo le permitió repetir una y otra vez lo mismo, sin confundirse y casi en el mismo orden cada vez. Su automatismo lo mantuvo a salvo de su conciencia moral, si es que queda algo aún. Además, gana Scioli al no tener que intentar jugar al Presidente mientras le manejan la Presidencia. Superar esto, hubiera implicado liderar un gobierno en crisis política permanente.
3 – Ganó Cristina. Somos muchos los que afirmamos que Cristina jugó para Macri, considerando que le convenía que gane él y no Scioli. En una estrategia del llano, Cristina podrá liderar una oposición más claramente que si su testaferro fuera el Presidente. Hay muchas más consideraciones alrededor de esto, pero sería muy largo. Ahora, la Presidente deberá poner a prueba su tropa opositora en el Congreso de la Nación y a través de la lealtad de gobernadores. Veremos. Lo cierto es que Scioli estuvo muy sonriente en la conferencia de prensa de la derrota, Karina también. La hija estaba exultante. Zanini parecía asistir a su proclamación. En fin, es el nuevo look de los anuncios de derrotas: tudo bem a pesar de haberse trabajado intensamente por el resultado exactamente contrario. Pero, volviendo, Cris creería que sacó lo suyo de este resultado.
4 – Ganó Massa. No ha sido casual que fuera el primero en reconocer el triunfo de Macri. Asume un protagonismo como opositor democrático que lo posicionará –de continuar en esa línea- como el nuevo peronismo que pueda volver a sumar los votos de ese espacio, hoy tan dividido como el resultado electoral y como lo está la Argentina. Jóven, pícaro, paciente, con buenos aliados y con buen discurso, Massa será el candidato en el 2019 contra Macri.
5 – Ganó la campaña del miedo: si Scioli había arrancado mal la segunda vuelta, tanto por el desconcierto propio como de su mandante. Y si en la primer semana se la pasó en una crisis interna enorme. Y si luego se reposicionó con una campaña persistente de meter miedo y de desacreditar a su oponente. Y si el resultado final fueron 2 puntitos, debemos pensar que Scioli tuvo éxito y su campaña asustó a un número de gente suficiente para hacer un digno papel final. ¿Qué hubiera pasado si hubiera tenido una semana más, esa que perdió al inicio? Sólo Dios lo sabe.
5 – Ganó el país. Ciertamente quienes votamos a Macri consideramos que ganó el país entero, aún quienes no lo votaron: la consolidación de la República es un bien social y político universal, salvo, supuestamente, para malandras, abusadores del poder y corruptos consuetudinarios. Desde la perspectiva del ciudadano ordinario, se trata de una ganancia aún cuando no lo perciba. Además, la alternancia es una rara avis en nuestro sistema político. No nos fue bien en el pasado, y es la mala noticia para Macri. Pero creo que se ha aprendido de ese pasado.
6 – Gané yo. En 47 años que voto, es la primera vez que voto a un candidato que gane la Presidencia de la República.
7 – Okey, ¿nadie perdió? Veamos a los perdedores.
6 – Las encuestadoras que ha vuelto a chapotear. El ajustado triunfo revela que los votos de Massa no tuvieron el derrotero que muchos pronosticaron. ¿Motivos? Toda la semana los veremos dando explicaciones. En la primera vuelta presidencial votó el 81,23% del padrón mientras que ayer lo hizo el 80,89%. Por su parte, los votos en blanco en la primera vuelta fue de 2,55% y los de la segunda 1,19%. En una elección reñida, estas variaciones hacen al resultado. Pensemos que los votos en blanco usualmente tienen mucho de las izquierdas que no pueden votar sin asco a candidatos no propios y que, en la desesperación de que ganara la derecha, decidieron dar su apoyo a Scioli. Parecería que hay un nuevo deporte nacional: engañar a los encuestadores. Al menos, así lo expresan sus representantes.
7 – La delincuencia organizada. Me preocupa el mensaje de Macri de no gastar energías en revanchismo. Lo apoyo en tanto no signifique bajar la pata del acelerador de los juicios contra la Presidente y su asociación ilícita para el afano.
8 – Una generación de políticos. El hecho de que gane Macri con una estructura política no tradicional y en asociación con una parte del radicalismo y de otros partidos no tradicionales. Y el hecho de que enfrente Massa tiene la ambición de constituirse como el opositor, da la posibilidad de enviar a cuarteles de invierno a toda una generación de políticos. Pienso en Hermes Binner, Ricardito Alfonsín, Altamira, los Rodríguez Sáa, los Alperovich y, un poco más tarde, los Insfrán. Vienen nuevos. Con discursos republicanos, de integración. Si no decencia, con grados menores de afano.
9 – Una generación de economistas. Vienen los nuevos, Sturzeneger, Frigerio hijo, Redrado, Prat-Gay y otros. Pienso en los que se retiran: Miguel Bein, Lavagna, Todesca y tantos otros de todo espacio político.
10 – El revolucionarismo: por ahora aborta el proyecto revolucionarista que encarnó por decisión propia Cristina Fernández y nunca dejaremos de agradecer lo suficiente a Macri, Lilita, Sanz, al propio Massa, de la Sota y otros por ello. Es nuestra chance de superar la etapa del “pendejismo” para abocarnos con madurez a hacer lo que sabemos hacer, que es mucho y con gobiernos razonables, es productivo.
Final: una nueva época se inicia y si los actores Macri y Massa, principalmente, son inteligentes, dominarán la política por unos 12 años hacia adelante. Ahora sí, ni de derecha ni de izquierda. Menos aún revolucionarismo. Es decir, trabajando los argentinos, superando los vaivenes de la vida y gestionados en pos del mejor resultado de nuestras capacidades.
¡Congratulaciones Argentina!

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