No hay situación que viva el Gobierno del Presidente Macri que no sirva para que los periodistas se desmarquen de Macri. Parecen jugar al quemado. El Presidente debe tomar nota, antes que nada, que no tiene periodismo con alguna afinidad. En todo caso, son recalcitrantes contra el kirchnerismo, son críticos con tolerancia del peronismo, son “neutros” con las izquierdas a las que siguen denominando “organizaciones sociales”.
La movida peronista en la
Cámara de Diputados con eje en la reforma del impuesto a las ganancias, fue
aprovechada por los medios para hablar, en tono catastrófico, de una derrota
del macrismo en el Congreso.
Con el correr de estos pocos
días, algunos se han percatado que, en realidad, aquella movida ha sido pan y
circo de un peronismo incurable y muchos especialistas en impuestos, salieron a
manifestar el disparate que significa el proyecto consensuado en pocas horas
por los bloques peronistas y otros pequeños.
Así las cosas, hay casi
unanimidad a esta altura, que la ley que pretenden se apruebe, es un
frankestein imposible de aprobar si no fuera por estrictas razones políticas.
De baja política, agrego yo. Lo que incluye al propio Massa, tan inestable como
los explosivos.
El Gobierno ha salido a
calificar al acto peronista como irresponsable y creemos que nunca ha estado
tan bien aplicada la palabra: es gente que tiene la responsabilidad por el
mejoramiento de la Argentina y los argentinos. Irresponsabilidad,
irresponsables, tipos que ganan millones de pesos al año de nuestros impuestos.
No me cansaré de repetirlas.
El acto peronista solamente
merece una lectura política y no resiste análisis económico ni tributario
alguno, habiendo anunciado ya el Gobierno su veto en caso de que el Senado
continúe la movida política iniciada en Diputados. Política, es eso y nada más.
Y nada menos.
¿Cuál o cuáles son los
hechos políticos? Primeramente, que el peronismo ha logrado superar la etapa de
mal olor mutuo y se han juntado. Y habiéndose juntado, han producido un hecho
concreto: promover una ley por sí mismos, con prescindencia de un oficialismo
en absoluta minoría en ambas cámaras. ¿Es el regreso del peronismo como entidad
única? Esto está por verse, pero ciertamente, indica que, al menos
temporalmente, son capaces de hacerlo. También indica que Massa no viene creciendo
por fuera del peronismo y que, entonces, ha debido volcarse a los “otros”.
Imaginemos a Massa llevando en sus listas del 2017 a Cristina Kirchner, a
Recalde y otros.
Lo segundo que revela la
movida, es que el peronismo dio por finalizada la etapa de apoyar a la
gobernabilidad del país, habiendo acordado casi 100 leyes presentadas por el
Gobierno. No llegaron ni al año haciendo buena letra. Recordemos que el
peronismo está más que sospechado de la caída de Fernando de la Rúa: se habla
de un golpe de Estado, encabezado por Duhalde. Semejante sospecha, retuvo
ansías de los diversos peronismos y gremialismos ante el “ajuste” del gobierno
entrante. Pero a casi un año de ello, se agotó “la paciencia” y no resistieron
las ganas de producir un hecho como el producido. Veníamos observando que se
salían de la vaina por salir de lo “políticamente correcto” a lo que el
peronismo, por su ADN, no está acostumbrado.
¿Qué cosas positivas puede
sacar el gobierno? Agitar el fantasma de un peronismo reunificado no es un tema
menor: más allá de los resultados económicos (principal consideración de los
periodistas y analistas), refrescar que lo que hay después es eso que echamos
mediante el voto hace casi un año atrás y que reapareció por el sumidero el
martes pasado.
¿Qué más? Que quienes por 12
años ningunearon el tema ganancias, ahora son los paladines de su reforma.
Cinismo e hipocresía. ¿Qué confianza pretenden este tipo de personas?
¿Qué más? Qué a los
problemas generados por ellos mismos, ofrecen respuestas irresponsables, con
más gasto para el Estado, mayor déficit y, por lo tanto, mayor daño para el
Gobierno, los argentinos y la Argentina. El Gobierno debe agitar este punto ya
que demuestra, una vez más, la escasa calidad moral de estos personajes: si se
robaron todo por 12 años, ¿por qué no querrán robarle el gobierno a Macri
votando toda suerte de engendros?
¿Qué más? Que finalmente
aprenda Macri que mediante el mecanismo de ponerle dinero a los gobernadores, a
la CGT o a los piqueteros, este gobierno no “compra” ni “comprará” nada.
Simplemente “alquila un ratito”. Por caso: el Gobierno reconoció una deuda de
30 mil millones de pesos del Estado a las obras sociales sindicales, que
Cristina ninguneó por años. Tres semanas después, la CGT amenazaba con un paro
general. Y ahí salió el Gobierno a intentar “alquilar” el NO P el que,
finalmente, un día deberá decidir el gobierno que lo hagan y listo. En todo el
mundo hay paros obreros y no se caen los gobiernos por ello. En un año
electoral como en el 2017, que recrudezca la acción sindical o piquetera puede
favorecer la ganancia del oficialismo, bien utilizada la situación por
supuesto.
¿Qué más? El Gobierno debe
mostrar sin empachos que esta oposición que se ha lanzado al ruedo pretende
cogobernar, de mínima, y sustituir al gobierno elegido hace un año, de máxima.
Pero no por elecciones sino mediante “golpes de Congreso” y “golpes de calle”
es decir, con agitación de los sindicatos y piqueteros. Los medios (me refiero
a los no partidistas) tratarán la situación a como lo vienen haciendo, en clave
populista. El Gobierno puede sacar mucho provecho de una situación así, si
logra una comunicación adecuada. La propia debilidad del Gobierno es una
fortaleza: todo lo que hagan peronistas y gremios en contra del mandato de
quien fue elegido para gobernar, no es ni más ni menos que destituyente. El
Gobierno debe fortalecer esta imagen para adentro y hacia el exterior, de tal
manera de movilizar a otros Gobiernos e instituciones en su defensa, que es la
defensa de la institucionalidad argentina y que votamos a pesar del peronismo.
Un párrafo final para el
caso Milagro Salas. En primer lugar, muestran las exhortaciones de Naciones
Unidas y de la OEA el poder del kirchnerismo. Con Zaffaroni en la Corte, Nilda
Garré en la OEA, otros en estamentos interiores de esos organismos y la
actuación del CELS, no llama la atención que se hayan ocupado del caso Milagro
Sala. Los organismos internacionales son hoy un compendio de utilización de los
mismos para el uso de grupos. La internacionalización de las izquierdas, por
ejemplo, se verifica en los diversos estamentos de Naciones Unidas y la OEA. En
otros, el agrupamiento de 56 países islámicos ha permitido cambiar nombres
geográficos por siempre de siempre judíos por sus sucedáneos palestinos. Sin rigor
ni verdad histórica alguna, sino el simple hecho político de haber agrupado
número en el sitio correcto.
Lo que sí llama la atención
es que hayan tenido éxito. Lo que llama la atención, es ver a nuestra
Cancillería con tan baja influencia como para haberse producido los hechos
conocidos.
Si la Malcorra trajo a Obama
y su esposa como expresión de éxito, debemos decir que fracasó rotundamente
ante un embate en uno de los territorios propios de la Canciller, las Naciones
Unidas. ¿Cómo se arregla esto? No lo sé. Lo que sí sé es que para lo que
amenaza al gobierno de Macri, se requiere de un/a Canciller con mayor peso,
protagonismo y manejo de situación. Por lo menos, así lo veo yo (tomando la
expresión del gran Nimo).
Excelente informacion sigan asi buen equipo de noticias, me inspiraron a escribir lo siguiente en mi blog
ResponderEliminarhttps://armandoolivarescervantes.blogspot.mx/2017/03/armando-olivares-cervantes.html
Gracias , buen trabajo!