30 años de Malvinas
MALVINAS
30 AÑOS. Noticias de Fondo
Margaret Thatcher, la
primer mujer primer ministro del planeta, llevaba 3 años en su gobierno de,
finalmente, 11 años. Para ella, la guerra iniciada por Argentina significó
salir de los ajustes que realizaba, del desempleo y la recesión.
El gobierno militar
argentino llevaba 6 años en el gobierno y Galtieri, el tercer presidente de la
tercera junta militar de gobierno de facto, tenía tras sí el fracaso del
segundo gobierno, el que sucedió a Jorge Rafael Videla: el general Viola fue
prácticamente removido de su cargo luego del “destape de la olla”, asumiendo Galtieri.
Para este gobierno, la guerra de Malvinas permitía resignificar al gobierno
militar desgastado por la
economía, por un lado, y el debate ya abierto sobre los costos de la guerra
contra la subversión.
Luego de la guerra de
Malvinas, Thatcher gobernó varios años más. Galtieri, por su parte, fue
removido y el Proceso de Reorganización Nacional terminó en un caos que logró
controlar el general Nicolaides, en la junta militar, y el general Bignone como
presidente de facto, quien organizó con los partidos políticos la transición a
la democracia.
Para Thatcher significó
el relanzamiento de su gobierno y sus políticas. Para el gobierno militar fue
su debacle. Para los argentinos la vía más rápida a la recuperación de las
instituciones constitucionales y el fin del método de alternancia civil-militar
en la conducción del país.
30 años después, los
gobiernos de Gran Bretaña y Argentina se encuentran en problemas. En
Inglaterra, la crisis europea obliga al Premier Cameron a realizar ajustes,
esos ajustes impopulares y varios meses antes de la celebración del 2 de abril,
comienza a "crear" el tema Malvinas, enviando barcos con banderas de
las islas Falklands a diversos puertos americanos. Son rechazados por principios
de la marina mundial: los barcos deben izar banderas nacionales, no
provinciales.
El Gobierno argentino
aún bajo el efecto del triunfo electoral del 54%, toma el guante y
"americaniza" la causa saludando a los países latinoamericanos por
sus gestos. Ciertamente para el grueso de los argentinos pasa desapercibido que
esos mismos gobiernos sí aceptan buques de bandera inglesa porque se ajustan a
derecho.
El Gobierno de Cristina
Fernández decide utilizar el tema bien a fondo en un marco nacionalista. Así,
la Ministra Giorgi pide públicamente
que las empresas nacionales no compren a las británicas. Trabajadores portuarios
no cargan buques británicos. La Gobernadora de Tierra
del Fuego no acepta en su puerto a un crucero de placer.
Así, 30 años después,
dos gobiernos, uno británico y otro argentino, utilizan el tema Malvinas para
necesidades internas propias.
Del lado británico no
hemos de opinar, pero del lado argentino -el nuestro- sí.
Venimos diciendo en
Noticias de Fondo que el Gobierno argentino debía evitar frivolizar el tema y
darle el máximo de seriedad internacional. Alertábamos que, tal vez, no supiera
darle tal seriedad. Debíamos aprovechar que Cameron ponía el tema en una
frecuencia que podía ser muy bien aprovechada por nosotros.
Sin embargo, el gobierno argentino no pudo con
su genio y terminó cayendo en tal frivolización.
Además de presentaciones
estentóreas de escasa relevancia, las medidas contra buques británicos y las
declaraciones de quien parecía una profesional como la Ministra Giorgi,
terminaron asustando a nuestros aliados. Así, ninguno seguiría a la Argentina
en rechazar buques británicos. Y Uruguay marcó un límite aún mayor: podría
integrar joints ventures o sus empresas participar de actividades comerciales o
de exploración de hidrocarburos en las Malvinas.
Malvinas 30 años: el
tiempo ha dibujado una semicircunferencia entre 1982 y 2012. Distintos
gobiernos pero democráticos ambos, con
similares necesidades, han encontrado en Malvinas un jueguito temporal que
distraiga a sus opiniones públicas, orillando el lenguaje nacionalista bélico.
Una lástima para nuestra
causa. Una lástima para nuestro pueblo, más propenso a la arenga
nacional-militarista sin chance alguna que a sostener lo que hicieron en el
pasado Mitre, Sarmiento, Avellaneda y Roca como fue crear las condiciones y sostener
la paz con Chile a toda costa y a pesar de la ebullición de sus pueblos y, aún,
bajo el sonido de los aprestos militares.
Aquellos constructores
de la Nación Argentina tenían muy claro el valor de la paz entre los pueblos;
el impacto en el progreso y desarrollo de la integración proveniente de pueblos
en paz.
Nuestro gobierno
argentino, bajo la conducción por segunda vez de Cristina Fernández, ha optado
por el nacionalismo más cerrado: en lo económico y bajo las banderas casi,
orillando, belicistas. Utiliza la causa Malvinas para encender la pasión contra
lo extranjero cuando la Argentina empieza a recibir sanciones por cerrar su
economía al comercio mundial. Cuando fluye la reestatización de sectores claves
de la economía creando la mayor inseguridad jurídica en un gobierno
constitucional para el mundo de las empresas y los negocios.
Cameron, al menos,
emprolija su economía para que sea base de un nuevo repunto. En Argentina, el
tema, está sirviendo para profundizar la chavización de nuestra país.
30 años después, los
argentinos aprendimos muy poco….
Gloria y loor a nuestros
soldados, suboficiales y oficiales caídos en Malvinas y a quienes su vida quedó
bajo este hecho tan fuerte para todos. La causa continúa aunque con la torpeza
de otro gobierno, esta vez, republicano, democrático constitucional.
La
causa Malvinas avanza así, a los empujones. Desde la rendición que no logra un
perfil nacional e internacional apropiado.
Comentarios
Publicar un comentario
Debate, todo el que quieras presentar. Insultos, a otros medios por favor ya que lo eliminaremos