Tema 1: Reforma del Código Procesal Penal
Fue confirmatorio escucharlo
a Juan Carlos Blumberg el domingo a
media mañana respondiendo la pregunta del periodista de radio El Mundo, “por
supuesto, por supuesto, ¿cómo no vamos a estar de acuerdo con todo lo que
tienda a agilizar los juicios? Expresaba
así su conformidad con la propuesta oficialista de reformar el código de
procedimientos penal. Ninguna mención a
los cuchillos bajo el poncho de esta reforma.
¿Qué es lo confirmamos
con tal expresión? Lo dicho varias
veces. Néstor había desarrollado una estrategia legislativa que le permitió
sacar muchas leyes con el voto opositor. Tomaba los proyectos presentados por
el Socialismo de Binner, el de Pino
Solanas o Claudio Lozano y, entonces, éstos votaban a favor. Así, cuánto más
atacaba Pino a Néstor, había que remontarse a unos días atrás y verificar que
sus legisladores habían convalidado una ley K.
Pues bien, la Presidente
presentó una reforma al código de procedimiento penal pero, esta vez, “por
derecha”. Tomaron propuestas de la
derecha legislativa poniendo en juego, entonces, a los legisladores del Pro y a
todo el arco social y mediático que busca tal reforma en la lucha contra el
delito individual y organizado.
El cuchillo bajo el
poncho –en expresión de Daniel Sabsay en el encuentro de IDEA-, es crear las
condiciones de impunidad a la giga-corruptela de tres períodos gubernamentales
del mismo grupo político-económico. Sabsay decía que en los proyectos del kirchnerismo, había una parte que iba "a la oreja" y tenía una segunda que es el cuchillo bajo el poncho. Ahí picó Blumberg.
A estos proyectos los
denomino, proyectos-carnada y
mientras el pez pica, el pescador prepara lo que sigue: asfixiar al pez,
cortarle la cabeza y abrirlo. Antiguamente se llamaba a quienes contribuían en los proyectos del oponente como "idiotas útiles" y Néstor y Cristina, se han cansado de utilizar el recurso.
Tema 2: Sobre el Sínodo Extraordinario de la Familia
Ya ha pasado un tiempo
del cierre del Sínodo convocado por el Papa para poner blanco sobre negro la
situación de la familia en la diversidad de expresiones que el mundo presenta.
El Papa reconoce en su discurso de cierre –al que seguiremos en este
comentario- que se trató de un camino en el que ocurrieron cosas como querer
alcanzar rápidamente la meta; fatiga; entusiasmo pero, también, momentos de
profundo consuelo al escuchar el testimonio de “pastores verdaderos que llevan
en el corazón sabiamente, las alegrías y las lágrimas de sus fieles” Reconoce
Francisco que “….también hubo momentos de desolación, de tensión y de tentación…”
y señala cinco que invito a considerarlas:
>Tentación 1: endurecimiento
hostil cerrarse dentro de lo escrito, la letra impidiendo dejarse
sorprender por Dios; encerrarse dentro de la ley y, en ella, en lo que
conocemos evitando así, el aprender. A quienes son así “tentados” los llama “celosos,
escrupulosos, apresurados, tradicionalistas e intelectualistas”.
>Tentación 2: buenismo
destructivo, que en nombre de una misericordia engañosa venda las
heridas sin primero curarlas y medicarlas; que trata los síntomas y no las
causas ni las raíces. Los llama “buenistas”, temerosos y progresistas y
liberalistas.
>Tentación 3:
transformar la piedra en pan para terminar el largo ayuno, pesado y
doloroso. Cita aquí a Lc4, 1-4 que transcribo: “Jesús regresó del Jordán lleno del Espíritu Santo. El Espíritu lo
condujo al desierto, donde el diablo lo puso a prueba durante cuarenta días. En
todos esos días no comió nada y al final sintió hambre. El diablo le dijo
entonces: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Jesús
le respondió: Está escrito: No sólo de pan vive el hombre.”
Dentro de la tentación
3, el Papa también presenta la inversa, la de transformar el pan en piedra,
y tirarla contra los pecadores, los débiles y los enfermos, de transformarla en
“fardos insoportables”.
>Tentación 4: descender
de la cruz para contentar a la gente. Agrega, “y no permanecer (en la
cruz), para cumplir la voluntad del Padre. Finaliza Francisco: “…de ceder al
espíritu mundano en vez de purificarlo e inclinarlo al Espíritu de Dios”.
>Tentación 5: descuidar
el “depositum fidei” o depósito de la fe. Esto es, considerarse
propietarios y patrones antes que custodios de la fe. También, es la tentación
de descuidar la realidad utilizando una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo
para decir tantas cosas y no decir nada.
El Papa se congratula de
que en el Sínodo se hayan debatido
posiciones fuertes; de que no haya habido acuerdos propios de una falsa y
quietista paz. Por el contrario, se han visto y escuchado intervenciones llenos
de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de coraje, de
parresía[i].
Lo más interesante de este párrafo es una conclusión que sí se presta al
debate: “Y esto siempre sin poner jamás en discusión la verdad fundamental del
Sacramento del Matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la
procreatividad…” El Papa está bendiciendo a todas las posturas
expresadas en el primer Sínodo que trata el tema cuando los “ortodoxos” cuestionan
a los “progresistas” porque sus posiciones son, precisamente, un cambio en el
depositum fidei.
Ya con la Relatio Post
Disceptationem (la que llamaremos Relatio 1), el primer documento del Sínodo,
se produjo un quiebre en el mismo entre ambas posturas, precisamente por la
comunión de los católicos divorciados y vueltos a casar como el tema de las
uniones homosexuales. El documento Relatio Synodi (al que llamaremos Relatio
2), modifica la primera redacción y se vota mayoriamente aunque en ambos puntos
crecen los votos disidentes. El Papa llama en su discurso, a que el próximo
Sínodo trabaje sobre la Relatio 2.
El tema siguió luego del
Sínodo, con obispos y cardenales que se expresaron públicamente en franca
disconformidad con la sola existencia de la Relatio 1 ¡estando el Papa
conduciendo las sesiones! Y esto lo hemos seguido a través de articulistas como
Sergio Rubin, Jesús Silveyra, Elissabeta Piqué que han escrito fascinados sobre
el ejemplo de unidad que aportó el Sínodo. Posteriormente, Bosco y Piqué han
escrito sobre los efectos de la disconformidad de los “franquistas” (Bosco) y
los “conservadores” (Piqué).
Y si la Relatio 1 generó
convulsión en buena parte de los intervinientes en el Sínodo, la bendición del
Papa sobre que todas las posiciones respetan la doctrina original genera
incertidumbre sobre lo que, finalmente, piensa el Papa. Esta bendición deja abierta sobre cuál postura
impulsa Francisco y de alguna manera estimula el debate más allá del Sínodo.
Éstos observan que el reconocimiento de segundas nupcias contrarían la
indisolubilidad, sin apelaciones. Sin embargo, te invito a repasar las
tentaciones y verás que Francisco expresa que por satisfacer al mundo no
debemos descolgar a Jesús de la Cruz.
Tema abierto hasta el
2015. Sigamos. El Papa se expresa sobre la Iglesia, el Papa y el Colegio
Episcopal. Primeramente señala que la Iglesia es Madre, tiene variedad de
carismas pero se expresa en comunión y, por lo tanto, sin equivocación. Esto
viene dado por el Espíritu Santo para aprender a seguir a Jesús. Reconoce que
muchos han imaginado ver a la Iglesia en litigio interno dudando hasta del
Espíritu Santo, verdadero promotor y garante de la unidad de la Iglesia.
Y en este punto es
enfático: “…la presencia del Papa es garantía para todos.” Agrega que la tarea
del Papa es la de garantizar la unidad de la Iglesia; es aquella de recordar
a los fieles su deber de seguir fielmente el Evangelio de Cristo; es
aquella de recordar a los pastores
que su primer deber es nutrir la grey que el Señor les ha confiado y de salir a buscar a … la oveja perdida”. El Papa tiene una autoridad de servicio, la
que ejercita a nombre de Jesucristo …. a través de los Pastores de la
Iglesia. Hasta aquí, Francisco dice de
alguna manera, que el Jefe es el Papa. Pero necesitamos complementar esto con
los siguientes párrafos, donde se refiere al “Colegio Apostólico”, a la “comunión
de los Obispos con el Sucesor de Pedro”.
Francisco roza dos
situaciones aquí. Una propia del próximo Sínodo Ordinario de la Familia en el
2015. Allí, va a tener que actuar de Papa al definir el documento final del
Sínodo. Podrá lograr mayorías para unas actualizaciones de la pastoral familiar
e o para un cambio doctrinal, pero será el Papa quien dará entidad dentro de la
Iglesia a ese documento. Es él quien pone el gancho, como decimos en Argentina
y es él quien responde ante su mandante, Jesucristo.
Pero, también, Francisco
roza un debate que para algunos sigue irresuelto como es el de la articulación
del primado, la colegialidad y la sinodalidad. Se trata de un debate que en el
Concilio Vaticano I (1870) estuvo enunciado pero su abrupto final impidió el
tratamiento. En el Concilio Vaticano II (1964) el tema generó un documento –la constitución
dogmática Lumen Gentium-. Quienes consideran que un papado unipersonalista, tal
como se ha visto en la historia de la Iglesia es “…la consolidación de un modo
de gobierno y de magisterio papal más unipersonal que colegial; con la ayuda,
obviamente, de la Curia vaticana[ii]
Se trata de un absolutismo que controvertiría la naturaleza de la autoridad en
la Iglesia. La posición se expresa así: “…la potestad suprema sobre la Iglesia
universal” la posee el colegio episcopal con el papa y, como tal, es decir,
colegialmente, ha de ser desempeñada[iii]”
El punto es que no habría infalibilidad fuera de la comunión del Papa con el
Colegio Episcopal.
El documento del
Vaticano II que citamos expresa: “…esta Iglesia, establecida y organizada en
este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada
por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él…”[iv]
La constitución
dogmática Lumen Gentium, establece: “…y
quiso que los sucesores de aquéllos, los Obispos, fuesen los pastores en su
Iglesia hasta la consumación de los siglos. Pero para que el mismo Episcopado
fuese uno solo e indiviso, puso al
frente de los demás Apóstoles al bienaventurado Pedro e instituyó en la persona
del mismo el principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de fe y
de comunión. Esta doctrina sobre la institución, perpetuidad, poder y razón
de ser del sacro primado del Romano Pontífice y de su magisterio infalible, el
santo Concilio la propone nuevamente como objeto de fe inconmovible a todos los
fieles, y, prosiguiendo dentro de la misma línea, se propone, ante la faz de
todos, profesar y declarar la doctrina acerca de los Obispos, sucesores de los
Apóstoles, los cuales, junto con el sucesor de Pedro, Vicario de Cristo y
Cabeza visible de toda la Iglesia, rigen la casa del Dios vivo[v]
Continúa: “…eligió a doce para que viviesen con Él y
para enviarlos a predicar el reino de Dios; a estos Apóstoles los instituyó a modo de colegio, es decir, de
grupo estable, al frente del cual puso a Pedro, elegido de entre ellos mismos…[vi]
Concluimos esta larga
enunciación del documento con el punto 22: “…El Colegio o Cuerpo de los
Obispos, por su parte, no tiene autoridad, a no ser que se considere en
comunión con el Romano Pontífice,
sucesor de Pedro, como cabeza del mismo, quedando
totalmente a salvo el poder primacial de éste sobre todos, tanto pastores
como fieles. Porque el Romano Pontífice
tiene sobre la Iglesia, en virtud de su cargo, es decir, como Vicario de
Cristo y Pastor de toda la Iglesia, plena,
suprema y universal potestad, que puede siempre ejercer libremente. En cambio,
el Cuerpo episcopal, que sucede al
Colegio de los Apóstoles en el magisterio y en el régimen pastoral, más aún, en
el que perdura continuamente el Cuerpo apostólico, junto con su Cabeza, el
Romano Pontífice, y nunca sin esta Cabeza, es
también sujeto de la suprema y plena potestad sobre la Iglesia universal [63],
si bien no puede ejercer dicha potestad sin el consentimiento del Romano
Pontífice.”
En el Concilio Vaticano
II el debate sobre este aspecto de la autoridad papal (propia o colegiada)
mereció una Nota Previa que, de alguna manera, puso un paraguas a las
posiciones al asunto dado el debate producido.
Volvamos a Francisco y a su discurso de cierre del Sínodo
Extraordinario de la Familia 2014. “Por lo tanto la Iglesia es de Cristo –es su
esposa- y todos los Obispos en comunión con el Sucesor de Pedro, tienen la
tarea y el deber de custodiarla y de servirla…El Papa en este contexto no es el señor supremo sino más bien el
supremo servidor…; el garante de la
obediencia, de la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio
de Cristo y la Tradición de la Iglesia poniendo de parte todo arbitrio
personal, siendo también –por voluntad de Cristo mismo- “el Pastor y Doctor
supremo de todos los fieles” y gozando “de
la potestad ordinaria que es suprema, plena, inmediata y universal de la
Iglesia”[vii]
Como verás, el discurso
del Papa es enfáticamente alineado con una postura ortodoxa en el tema. No fija
posición sobre los temas tratados pero bendice todas las posiciones, lo que
explica el alboroto que luego del Concilio han protagonizado varios de sus
participantes ya que entienden que hay una posición que orilla la herejía.
Finalmente, él es el Papa, quien tiene el poder en la Iglesia y será su
decisión la que termine primando.
Hasta el próximo Sínodo
hay un año en el que el Papa no se quedará quieto. Francisco está gobernando a la
Iglesia por objetivos: los tiene y los provoca y promueve. Podría, inclusive,
considerar un día que ya cumplió con ellos y renunciar al papado. Y promueve el
debate al punto de tensionarlo como una forma de exhibir las posturas, ponerles
nombres y apellidos, provocar que las
escuchen en persona quienes son opuestos. Esto ha generado interpretaciones
sobre una complicidad con el “progresismo” pero no está claro el sentido final:
¿cambio doctrinario o aggiornamiento pastoral? No lo sabemos aún, pero dado que
el Espíritu sobrevuela a su Iglesia, se impondrá, finalmente, la ortodoxia pero
con mensajes renovados y renovadores.
Al inicio del
Pontificado de Francisco expresamos varias veces que el Papa estaba generando
expectativas principalmente sobre la comunión de los divorciados vueltos a
casar y la homosexualidad. Temas hay muchos más, pero había concentración en
ellos. Decíamos, cómo haría el Papa para introducir en la doctrina lo que él
mismo generaba. Pensábamos en un concilio o un sínodo y así ocurrió. Nos queda
por ver el sentido de su idea del cambio: ¿cambios pastorales o cambios
doctrinales? Nada es hoy conclusivo al respecto y el año que transcurrirá hasta
el próximo Sínodo será de tensión e incertidumbre, salvo palabras intermedias
del Papa.
Hasta la próxima.
[i]
Parresía. En la retórica clásica, la parresía era una manera de «hablar
cándidamente o de excusarse por hablar así». El término está tomado del griego
παρρησία que significa literalmente «decirlo todo» y, por extensión, «hablar
libremente», «hablar atrevidamente» o «atrevimiento». ...
[ii] - See more at: http://www.vidanueva.es/2014/09/12/la-conversion-del-papado-francisco-propuestas-para-un-cambio-de-rumbo/#sthash.HEAp83b0.dpuf
[iii] Ver
nota ii.
[iv] http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19641121_lumen-gentium_sp.html,
punto 8, párrafo segundo
[vi] Ídem nota
v, punto 19
[vii]
Anteúltimo párrafo del discurso de cierre del Sínodo Extraordinario de la
Familia
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