¡Y FRANCISCO!
 ¿HAY REFORMA O NO HAY REFORMA? 
TE DIGO QUE SÍ, QUE HABRÁ REFORMA

Comenzó el cuarto acto de la reforma que se ha propuesto Francisco y explicaré más abajo por qué doy por sentado que habrá reforma.

El Sínodo de la Familia tiene diversidad de temas sobre los cuales considerar la doctrina católica y los tiempos que corren, principalmente desde la perspectiva de un aggiornamiento de la pastoral familiar. Digamos que a la diversidad debemos sumarle intensidad lo que agrega un plus de ansiedad sobre el documento final.

Un punto, sin embargo, concita la atención de los medios y es motivo de conversación por encima de todos los otros muy interesantes y serios temas acerca de la familia: el Papa ha recordado a los Padres sinodales que la cosa va más allá de la posible reforma del "divorcio católico".  Sin embargo, la atención está más puesta en esto que en lo demás. 

El Papa ha dispuesto de un operativo para llevar a cabo la reforma que creemos está en marcha y conoceremos en poco tiempo. 

El primer acto, fue instalar el tema de la comunión de los divorciados vueltos a casar conjuntamente con otro fuerte, el de las uniones homosexuales. 

De allí, vinieron los otros actos: Sínodo 1 de la Familia en octubre de 2014, Sínodo 2 de la Familia en octubre de 2015. En el medio o tercer acto, la infinidad de homilías, discursos y mensajes del Papa sobre el matrimonio católico, ratificando la doctrina de siempre: solamente entre varón, mujer e indisoluble. Incluso, estuvo el Encuentro de la Familia en EE.UU con discursos absolutamente ortodoxos.

El Papa viene tejiendo una urdimbre en la que la trama desde los mensajes dados sobre el tema indicarían que no habrá reforma aunque sí habría una pastoral de inclusión pero sin ceder a la comunión de quien está técnicamente en estado de pecado y sin intención de modificar la situación. Hasta ahí, lo que hemos venido escuchando: la doctrina como siempre. 

Sin embargo, cuando miramos más de cerca, hay hilos de la trama que nos llevan a que el Papa no ha lanzado el tema ni organizado ambos Sínodos para un final sin reforma. Tanto suspenso, tanto tiempo no tiene sentido para salir con lo mismo de siempre aún cuando se actualice el lenguaje y las acciones de pastoral. 

El 7-10-15  el Papa ratificó que los documentos del nuevo Sínodo son la Relatio Synodi y el discurso del Santo Padre clausurando la Asamblea General Extraordinaria de octubre de 2014.

Entre aquel Sínodo y este, el Papa operó en la composición del nuevo sínodo, tanto en la metodología de trabajo más favorable a grupos pequeños como así también en asegurarse que algunos no estén y otros sí, expresando con esto, operar sobre el balance entre ortodoxia y reformismo.

Con tales documentos base del trabajo del nuevo Sínodo, está dada la agenda y la orientación de lo que debe considerarse y aprobarse. 

¿Qué hilos de la trama nos indican que el Papa procederá a la reforma para la comunión de divorciados que viven con nuevas parejas en vida de la primera?. En primer lugar,  las palabras del Papa del día 7 de octubre de este año: 

>el sínodo que se está desarrollando ahora, debe vivirse en continuidad del año pasado.

>los únicos documentos del nuevo sínodo son los que ya mencioné. 

Muy bien. Demos otro paso. El Papa recordó que la doctrina católica sobre el matrimonio no se puso en cuestión en la asamblea precedente del sínodo. Guarda esto por favor. 

En buen romance, si en el documento del anterior sínodo, el tratamiento del tema "divorciados vueltos a casar" no puso en cuestión la doctrina católica y esto lo afirma el number one, el mismo Papa, el actual Sínodo tiene allanado el camino. Veamos el punto 52 de la Relatio Synodi del 2014:

"Se reflexionó sobre la posibilidad de que los divorciados y vueltos a casar accediesen a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía. Varios Padres sinodales insistieron en favor de la disciplina actual, en virtud de la relación constitutiva entre la participación en la Eucaristía y la comunión con la Iglesia y su enseñanza sobre el matrimonio indisoluble."

"Otros se expresaron en favor de una acogida no generalizada a la mesa eucarística, en algunas situaciones particulares y con condiciones bien precisas, sobre todo cuando se trata de casos irreversibles y vinculados a obligaciones morales para con los hijos, quienes terminarían por padecer injustos sufrimientos."

"El eventual acceso a los sacramentos debería ir precedido de un camino penitencial bajo la responsabilidad del Obispo diocesano."

"Todavía es necesario profundizar la cuestión, teniendo bien presente la distinción entre situación objetiva de pecado y circunstancias atenuantes, dado que la <imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas> a causa de diversos <factores psíquicos o sociales>"

Vemos, entonces, que la posición reformista que permita a divorciados que viven en nuevas parejas puedan comulgar está prácticamente definido si nos atenemos a las recientes palabras del Papa de "...que la doctrina católica sobre el matrimonio no se puso en cuestión en la asamblea precedente..."

Pero hay más. El punto 53 de la Relatio Synodi, expresa:

"Algunos Padres sostuvieron que las personas divorciadas y vueltas a casar o convivientes pueden recurrir provechosamente a la comunión espiritual."

"Otros Padres se preguntaron porque entonces no pueden acceder a la comunión sacramental. Se requiere, por tanto, una profundización de la temática que haga emerger la peculiaridad de las dos formas, su conexión con la teología del matrimonio."

Ninguno de los dos puntos contradice a la doctrina católica -según expresión del Papa ante los Padres Sinodales-, por lo que asumo que es hacia allí donde va el Papa. Esto no fue puesto por que sí. El Papa se esmeró en ello en el primer Sínodo. En el siguiente acto, el Papa los rescata, los pone a la par de la doctrina y ....

Porque si vemos puntos anteriores a los transcriptos, en particular los números 48 y 49 en los que se registran recomendaciones de los Padres sinodales por hacer más breves, ágiles y gratuitos los procedimientos para el reconocimiento de los casos de nulidad. Dejar la doble sentencia conforme y resaltar la responsabilidad del Obispo diocesano en estos trámites, son puntos que el Papa ya hizo realidad

Te acordás que no hace mucho modificó el Código Canónico reformando el procedimiento de nulidades por uno que algunos teólogos llaman procedimiento express. La reforma fue conforme el pedido de "algunos Padres" aún cuando el numeral 48 reconocía que "...algunos Padres se manifiestan contrarios..."

¿Vemos mejor la urdimbre? ¿Identificamos una trama compuesta por hilos del mismo color, grosor y textura (homilías, discursos, mensajes) pero aparecen otros que no resaltaban a la vista -hasta ahora- pero acercada la lupa muestran que son los hilos conductores, precisamente, de una reforma doctrinaria llevada puntillosamente para un final exitoso?

En síntesis, el sínodo trabaja sobre un documento que volcando opiniones a favor y en contrario no afectan -según expresión del Papa- a la doctrina tradicional de la indisolubilidad del matrimonio, aún cuando personas separadas de sus parejas sacramentales convivan con otra no sacramental -según el documento- podrían comulgar a tenor de los puntos ya transcriptos y que, conforme expresión del Papa, no constituyen alteración de la doctrina.

Luego de ello, los reformistas -es una presunción propia- podrían reclamar por qué no sacramentalizar esta nueva unión si, en definitiva la persona está comulgando...., pero esto es para otra ocasión, no nos dispersemos.

El Papa no ha armado toda esta urdimbre para ratificar la doctrina de siempre. Ha tejido lo que ha tejido para un profundo cambio. Y lo ha hecho llenando el espacio con homilías, discursos, mensajes "políticamente correctos" mientras operaba en el sentido de la reforma. 

Ciertamente el Papa se congratulará si emitido el documento que deberá firmar modificando el Código Canónico y el Catecismo no hay un cisma en la Iglesia y todo el "daño" se reduce a unos Cardenales y Obispos que, estigmatizados como conservadores (como hiciera Elisabetta Piqué) queden como una minoría recalcitrante mientras la algarabía por la modificación de la doctrina entre beneficiados y enemigos declarados de la Iglesia se hará sentir en todos los medios.

Todo este desarrollo es una especulación sobre lo que parece el tramo final y bajo el arsenal de preguntas que me he ido formulando en todo este tiempo acerca de lo que mostraba y no mostraba el Papa.  Sus expresiones del día 7-10-15 son demostrativas de una meta concreta. 

Tengo tantos amigos que confían en que el Espíritu Santo evitará que se roce siquiera la doctrina como otros que confían en que la agitación del Espíritu liberará a la Iglesia de antiguallas insostenibles en el mundo contemporáneo y están confiados en la reforma que esperan la definición que quedó en suspenso todo este tiempo.

Lo cierto es que el Papa, ¿definirá finalmente lo que constituyó él mismo en ambiguedad por algo más de un año?

Porque todo el proceso ha puesto en suspenso al propio Evangelio. Porque aún cuando el Papa ha hablado hasta el hartazgo del matrimonio entre varón y mujer, indisoluble, sus acciones han buscado y propiciado que se documenten, traten y tomen estado de posibilidad cierta, posiciones impensables bajo sus antecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI. 

Nadie -en mi opinión- se toma todo este trabajo y tiempo para terminar en lo de siempre. Y con este argumento que suma a los anteriores cierro el artículo hasta el final del Sínodo y la determinación final del Papa que es a quien corresponde responsabilizarse del mismo. Hasta aquí, demostró una gran oratoria y una alta capacidad de operación interior. 

Hasta ese entonces.


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