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ACUERDO IRANÍ-ARGENTINO. Lo que hagan los supuestos opositores te dará la medida de su “oposición” o “funcionalidad al gobierno”. Enterate
VATICANO. Advertencia del Vaticano ante artículos escandalosos que nadie verifica. Serían intentos de presionar al cuerpo cardenalicio
URUGUAY. La Corte Suprema rechazó una derogación de la Ley de Caducidad lo que hubiera permitido juzgar a los militares que combatieron a la guerrilla interna. ¿Por qué? Te lo contamos
ARTÍCULO DE FONDO 1. Un ateo asustado con la posibilidad de la desaparición del cristianismo especialmente porque ¿a mano de quién podría ocurrir si ocurriera esto hoy?
ARTÍCULO DE FONDO 2. La mentira de un medio sobre un supuesto “informe secreto” y la difusión de un escándalo con un cardenal Obispo de New York es puesta de manifiesto en este artículo. Es distinto de lo que hayas visto en TV o leído


ACUERDO IRÁN-ARGENTINO
¿Qué comportamiento tendrán los bloques y los individuos en el tratamiento del acuerdo iraní-argentino?
Como bloques, dos conductas son posibles: a) dar quórum y votar en contra (de ser opositor) y si se pierde, se pierde. b) no dar quórum directamente. No favorecer la reunión e intentar que se postergue. Le queda al oficialismo constituir el quórum con su propia tropa. Claro que no toda la oposición adoptará igual criterio.
La Coalición Cívica no dará quórum y si, finalmente, se logra, bajarán al recinto para votar por el no.
¿Qué harán Pino Solanas, Claudio Lozano y Hermes Binner? Dar quórum es funcional al Gobierno ya que el oficialismo tiene mayoría.
¿Cómo votarán los diputados de Scioli? Si sos de los que todavía creen en un Scioli por fuera del cristinismo, tenés una excelente oportunidad de ver la distancia que lo separa o no de Cristina.
VATICANO. Advertencia del Vaticano: recrudecimiento de noticias sin verficación alguna son intentos de presionar a los cardenales
Ante las falsas o no verificables noticias para influir en el cónclave
La Secretaría de Estado emitió este 23 de febrero el siguiente comunicado:
“La libertad del Colegio de Cardenales, que tiene la tarea, según establece el derecho, de elegir al Romano Pontífice, siempre ha sido fuertemente defendida por la Santa Sede, como garantía de una decisión que estuviera basada en evaluaciones motivadas únicamente por el bien de la Iglesia.
A través de los siglos, los Cardenales han debido hacer frente a múltiples formas de presión ejercidas sobre los electores individuales y sobre el mismo Colegio y cuyo fin era condicionar sus decisiones, doblegándolas a lógicas de tipo político o mundano.
Si en el pasado eran las denominadas potencias, es decir, los Estados los que intentaban hacer valer sus condicionamientos en la elección del Papa, ahora se intenta poner en juego el peso de la opinión pública, a menudo sobre la base de evaluaciones que no reflejan el aspecto típicamente espiritual del momento que la Iglesia está experimentando.
Es deplorable que, a medida que se acerca el inicio del cónclave y los cardenales electores estarán obligados, en conciencia y ante Dios, a expresar con plena libertad su elección, se multiplique la difusión de noticias, a menudo no verificadas o no verificables, o incluso falsas, incluso con graves perjuicios para las personas y las instituciones.
Nunca como en estos momentos, los católicos se centran en lo esencial: rezan por el Papa Benedicto XVI, rezan para que el Espíritu Santo ilumine al Colegio de Cardenales, rezan por el futuro pontífice, confiados en que la suerte de la barca de Pedro está en las manos de Dios”.
URUGUAY. La Nación presentó este caso en estos términos: “La justicia uruguaya declaró ayer inconstitucional la ley votada por el partido oficialista Frente Amplio (FA) para estirar los plazos de prescripción de los delitos cometidos por la última dictadura (1973-1985), en un fallo que generó rechazo de las organizaciones de izquierda y amenazas de juicio político contra la Corte Suprema….”
Días pasados no comentamos la sentencia de la Corte Suprema uruguaya en relación con la derogación de la ley de caducidad.
La Ley de Caducidad instrumentó un plebiscito en tiempos de Julio María Sanguineti (1989) por el cual los uruguayos por 60% de los votos determinaron no avanzar en juzgamientos de lesa humanidad a los miltares actuantes en la guerra de guerrillas que se extendió por ese país y otros.
Por su parte, Tabaré Vázquez cuando realizó el llamado a elecciones en las que triunfó Mujica (2009), presentó un plebiscito parecido al primero: ¿deseaba la población uruguaya juzgar a aquellos militares o no? Nuevamente ganó el no.
¿Qué ocurrió? Que en el Congreso uruguayo avanzó un proyecto de derogación de la Ley de Caducidad lo que, finalmente llegó a la Corte. Ésta entendió que el órgano representativo del pueblo no podía legislar contra lo que el pueblo en forma directa había dictaminado.
Además,  la Corte no otorga entidad superior a la Constitución de Uruguay a los fallos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
“Se trata de la desaparición, con presunción de asesinato, de la joven argentina María Claudia García Iruretagoyena de Gelman, luego de parir y a punto de cumplir 20 años), que la CIDH ordenó seguir investigando”, transcribimos de la Agencia Telam de Argentina.
“La sentencia de la Corte responde a un recurso presentado por coroneles indagados por la Justicia. Como la inconstitucionalidad se atiende caso por caso, el efecto hasta ahora solo alcanza a ellos. Sin embargo, esperan a ser considerados en la SCJ otros cinco o seis escritos. Dos de ellos, según dijo a El Observador la abogada y asesora legal del Centro Militar, Graciela Figueredo, refieren a casos de exmilitares presos por delitos cometidos en dictadura”, transcribimos de América y Economía.
Fin, por ahora del tema ya que en el ala izquierda del Frente Amplio se continuará con promover los juicios.
ARTÍCULO DE FONDO 1. Una interesante argumentación de un ateo asustado por la posible desaparición de la fe cristiana. ¿Qué vendrá? ¿El Islam? En síntesis, las características más posivitas del Occidente que representa Europa van de la mano con la fe cristiana
Un ateo asustado
Eduardo Goligorsky
En el artículo "Un ateo preocupado" (3/5/11) manifesté que mi ateísmo abarca todas las religiones, sean estas monoteístas, politeístas o paganas, así como las patrañas de la New Age, con sus ramificaciones orientalistas y esotéricas. Todo lo sobrenatural me es ajeno. A continuación expliqué por qué, no obstante mi ateísmo, me ofendía la campaña que los frívolos y los fóbicos españoles habían desatado contra las manifestaciones públicas y los símbolos de la Iglesia católica. Los carteles con la leyenda "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida" fueron el primer testimonio de esta campaña. Escribí entonces:
He aquí una exhortación que se llevaría las palmas en un torneo de demagogia y egoísmo, puesto que no guarda relación con la existencia o probable inexistencia de Dios, sino sólo con las ansias, por cierto muy justas y recomendables, de gozar de la vida. Y es probable que, a diferencia de los organizadores de la campaña, muchos ateos vivamos más preocupados que los creyentes por una multitud de problemas para los que no vemos solución en este mundo ni, por supuesto, en otro del más allá. Esta preocupación también explica por qué fueron ateos quienes elaboraron, abrazaron e intentaron convertir en realidad quimeras sociales y políticas que degeneraron en las peores carnicerías del siglo XX, con coletazos que aún duran.
 Una pésima noticia
Hoy, mi preocupación se ha transformado en miedo. Soy un ateo asustado. Asustado por muchos motivos, pero, aunque parezca contradecir, una vez más, mis convicciones, lo que ha terminado de alarmarme es la renuncia del papa Benedicto XVI. Si nuestra civilización está amenazada por todos los flancos, el debilitamiento de cualquiera de sus pilares –entre los que sobresale la Iglesia católica, aunque la sociedad laica que defiendo viva en permanente tensión con ella– es una pésima noticia.
Lógicamente, puesto que no tengo ninguna afinidad con la doctrina de la Iglesia, ni con la interpretación que de ella puedan hacer pontífices o teólogos, me abstengo de abrir juicio sobre la trayectoria del Papa desde el punto de vista religioso. Apenas me atrevo a confesar que coincido con la opinión profana que vertió Miguel Boyer Arnedo (no confundir con su padre, el exministro Miguel Boyer Salvador) en El Mundo (16/2):
Quizá haya que explicar aquí que los papas intelectuales no creen en el cielo folclórico de la tradición católica, sino que creen en la filosofía, en la ontología, en la ética, y en la metafísica. Es decir, en la religión de Kant. (...) Pero también es cierto que para llegar tan alto han tenido que convencerse en algún momento de que la institución de la Iglesia universal necesita absolutamente la liturgia. Porque la liturgia es el idioma de los pobres, de los ignorantes y del pueblo. (...) Sea como sea, quizá es hora de asumir que el Papado se ha convertido en una cosa tan absurdamente ritualista que, si bien constituye un buen negocio para actores como Wojtyla, también es un asunto ruinoso para filósofos como Ratzinger.
 Lo dicho: nuestra civilización está amenazada por todos los flancos y sería suicida, cuando más urge apuntalarla, prescindir de un factor de poder como es la Iglesia. Sin olvidar por ello que esta civilización también descansa, hoy, sobre otro pilar que nos legó la Ilustración: la sociedad abierta, plural y laica. Si en nuestra civilización no convivieran estos elementos en permanente conflicto, sucumbiría despojada de su savia vital. Para corroborarlo, nada mejor que acudir al libro Civilización. Occidente y el resto, de Niall Ferguson, cuyo rigor lo sitúa a la altura del señero El choque de civilizaciones, de Samuel P. Huntington.
Polemizar desprejuiciadamente
Mario Vargas Llosa sintetizó con precisión las causas a las que Ferguson atribuye el predominio de la civilización occidental (El País, 10/1/2013). Son seis:
La competencia que atizó la fragmentación de Europa en tantos países independientes; la revolución científica, pues todos los grandes logros en matemáticas, astronomía, física, química y biología a partir del siglo XVII fueron europeos; el imperio de la ley y el gobierno representativo basado en el derecho de propiedad surgido en el mundo anglosajón; la medicina moderna y su prodigioso avance en Europa y Estados Unidos; la sociedad de consumo y la irresistible demanda de bienes que aceleró de manera vertiginosa el desarrollo industrial; y, sobre todo, la ética del trabajo que, tal como lo describió Max Weber, dio al capitalismo en el ámbito protestante unas normas severas, estables y eficientes que combinaban el tesón, la disciplina y la austeridad con el ahorro, la práctica religiosa y el ejercicio de la libertad.
Pero lo mejor es dejar la palabra al mismo Ferguson para que describa, sin eufemismos políticamente correctos, el porqué de los temores que deben angustiar tanto al creyente como al ateo, siempre que tanto el uno como el otro estén comprometidos con la preservación de la civilización occidental, esa misma civilización que nos garantiza las libertades indispensables para polemizar desprejuiciadamente entre nosotros sobre todo lo humano y lo divino... He aquí Ferguson:
Lo que Chesterton temía era que, si el cristianismo disminuía en Gran Bretaña, la superstición "sofocaría todo vuestro arraigado racionalismo y escepticismo". Desde la aromaterapia al zen, pasando por el arte del mantenimiento de la motocicleta, hoy Occidente está de hecho inundado de cultos posmodernos, ninguno de los cuales ofrece ni de lejos nada tan vigorizante económicamente, o socialmente cohesivo, como la vieja ética protestante. Y lo que es peor, este vacío espiritual deja a las sociedades europeas occidentales a merced de las siniestras ambiciones de una minoría de personas que sí tienen fe religiosa, además de la ambición política de expandir el poder y la influencia de dicha fe en sus países de acogida. (...) En realidad, los valores centrales de la civilización occidental se ven directamente amenazados por la clase de islam suscrito por terroristas como Muktar Said Ibrahim [descubierto en el 2005 cuando planeaba detonar bombas en el sistema de transporte público de Londres] (...) La separación entre la Iglesia y el Estado, el método científico, el imperio de la ley y la propia idea de una sociedad libre –incluidos principios occidentales relativamente recientes como la igualdad de los sexos y la legalidad de los actos homosexuales– son todas ellas cuestiones abiertamente rechazadas por los islamistas.
La frágil España
Ferguson no oculta en ningún momento su temor de que a los 500 años de predominio de Occidente los siga un periodo de decadencia que podría desembocar, literalmente, en el colapso. ¿En beneficio de China? ¿Del Islam? Al interrogante lo acompaña una cruda descripción del saqueo de Roma por los godos en agosto del 410 d. C., extraída de Historia de la decadencia y caída del Imperio romano, de Edward Gibbon. Con una sabia reflexión final, no desprovista de un contenido autocrítico que aflora a lo largo de toda la obra:
Obviamente, la civilización occidental está lejos de carecer de defectos. Ha perpetrado su ración de desafueros históricos, desde las brutalidades del imperialismo hasta la banalidad de la sociedad de consumo. Su intenso materialismo ha tenido toda clase de consecuencias dudosas, entre ellas el malestar que Freud nos animaba a consentir. Y desde luego ha perdido aquel ascetismo frugal que a Weber le resultaba tan admirable en la ética protestante.
 Sin embargo, este paquete occidental todavía parece ofrecer a las sociedades humanas el mejor conjunto disponible de instituciones económicas, sociales y políticas; aquellas que con más probabilidades suscitarán la creatividad humana individual capaz de solucionar los problemas que afronta el mundo del siglo XXI. En el último milenio, ninguna civilización lo ha hecho mejor a la hora de descubrir y formar a los genios que se agazapan en el extremo derecho de la curva de distribución de talento de cualquier sociedad humana.
El producto es delicado. Sus componentes frágiles. Cualquier imprudencia hija de la irresponsabilidad, de la frivolidad o de las fobias podría desbaratar la obra maestra. Advierte Ferguson:
Tal vez la verdadera amenaza no la planteen el auge de China, el Islam o las emisiones de CO2, sino la pérdida de nuestra propia fe en la civilización que heredamos de nuestros antepasados.
Tomemos buena nota de la admonición. Se aplica a la estabilidad de la institución papal, en la medida en que esta refuerza nuestra civilización, y, ¿por qué no?, se aplica igualmente a la cohesión de las instituciones de la frágil España, socavadas por un conglomerado mortífero de savonarolas de ocasión, nihilistas congénitos, paleorrepublicanos irredentos y secesionistas retrógrados. Fenómeno más que suficiente para asustar al ciudadano de a pie.
ARTÍCULO DE FONDO 2. Anatomía de una mentira que pasó de medio en medio sin confirmación de nadie y la “denuncia” carente de fundamentos sobre el Obispo de New York
Ante la elección de un nuevo Papa: presiones a los cardenales disfrazadas de noticias
Una de esas graves mentiras es la que publicó inicialmente la revista italiana Panorama sobre un informe privado presentando por una comisión de tres cardenales (Julián Herranz, Joseph Tomko y Salvatore De Giorgi) a Benedicto XVI, a raíz de la filtración de documentos en el Vaticano.
Panorama aseguraba haber accedido al «informe secreto» cuyo contenido (corrientes de poder, divisiones en la Iglesia e incluso un poderoso lobby gay capaz de determinar decisiones), como dice el título del artículo de la revista, «condicionaría el Cónclave» (cf. 20.02.2013).
Un día después el periódico italiano La Repubblica retomó (sin decirlo) y magnificó el artículo de Panorama llegando a titular su ficción «Sesso e carriera, i ricatti in Vaticano dietro la rinuncia di Benedetto XVI» («Sexo y carrerismo, el chantaje en el Vaticano detrás de la renuncia del Papa»).
La autora del artículo, Concita De Gregorio, exdirectora del diario comunista italiano L’Unita, deja volar su imaginación hasta decir y disparar conclusiones que, desgraciadamente, no tienen soporte en ningún informe secreto porque, de hecho, tampoco ella ha tenido acceso a él. El artículo de La Repubblica dio pie a otros publicados posteriormente en lengua española por periódicos de gran alcance como El País o El Mundo.
El 22 de febrero el diario Il Sussidiario entrevistó al autor del primer artículo en Panorama y es ahí donde él mismo revela, primero, que La Repubblical plagió la nota y, segundo, que en realidad él no tuvo acceso a ningún informe sino que todo lo supuso (cf. «Atacco al Papa/ Ingrao (Panorama): il mio scoop travisato da Repubblica per colpire Benedetto»).
Que el mismo autor de una revista como Panorama diga que el periódico La Repubblica tenga como intención «golpear» al Papa no está de más pues, de hecho, desde el anuncio de la renuncia de Benedicto XVI ese periódico se ha decantado por la publicación de artículos que reducen la Iglesia a luchas de poder, mafias de dinero y sexo.
The New York Times, el tradicional periódico anticatólico, también puso de su parte –aunque en otro tema– al apuntar los reflectores a la cita que el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, tuvo en la corte por casos de abusos contra menores en la diócesis de Milwaukee. El artículo («Lawyers Question New York Cardinal in Milwaukee Suits», 20-02-2013), fue firmado por la señora Laurie Goodstein, quien en el pasado hizo todo lo posible por involucrar al Papa en algún caso de abuso, sin lograrlo (véase, por ejemplo, «El abuso de los abusos», «The New York Times y el efecto boomerang» y «Quién es quién en el escándalo de los abusos»).
Como señala Juanjo Romero en el blog «DeLapsis», «El cardenal acudió voluntariamente, lo esperaba hace tiempo, para hablar sobre la decisión que tomó hace nueve años de publicar los nombres de los sacerdotes involucrados en casos de abuso. Prestó toda su colaboración. No está acusado de nada».
Pero la prensa de lengua española pronto se dio a la tarea de inventar, tomando pie del despacho de prensa de la agencia Associated Press. Así se explica el surtido elenco de titulares que van desde «Destituyen a cardenal de NY por proteger a sacerdotes acusados de abusos» (Univisión; quien de hecho borró posteriormente el artículo), pasando por «Destituyen arzobispo de Nueva York por escándalos sexuales» (El País-Colombia, 21.02.2013), hasta «Por proteger a pederastas destituyen al cardenal Dolan de NYC» (El Diario, 21.02.2013), «Destituyen a arzobispo en NY por proteger abuso sexual; participará en cónclave» (Animal Político, 21.02.2013) o «Destituyen a arzobispo de ciudad de Nueva York» (Terra-España, 21.02.2013).
«Es deplorable que, a medida que se acerca el inicio del cónclave y los cardenales electores estarán obligados, en conciencia y ante Dios, a expresar con plena libertad su elección, se multiplique la difusión de noticias, a menudo no verificadas o no verificables, o incluso falsas, incluso con graves perjuicios para las personas y las instituciones», decía también el comunicado de la Secretaría de Estado del Vaticano.
En términos de comunicación y fraude el panorama no es menos triste: cuando no hay fuentes ni datos que justifiquen las aseveraciones entonces no hay periodismo sino ficción y, además, como dice Diego Contreras en el blog «La Iglesia en la prensa», barata. Pero lo barato de las fantasías sale caro al lector que paga por un producto que, a fin de cuentas, es una mentira. Y cuando grandes periódicos se conforman con reproducir repetida y acríticamente rumores entonces no es difícil pensar en la consciente aceptación de la difamación. Casualmente, siempre contra la misma institución.

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