REAPARICIÓN DEL GOBIERNO. La Presidente tomó antes de ayer la cadena nacional por el tema de la reapertura voluntaria del canje de cara al tratamiento del tema por parte de la Corte Suprema yankee. Ayer hizo el show de Ganancias y, esta vez, metió los demás componentes de asignaciones familiares que en el pasado eran motivo de más disputas. Y hoy, la Corte, le da un escenario ideal, ideológico, ese que ha debido abandonar luego del fracaso de la reforma judicial y de tener que haber suspendido las actividades de Moreno y la tropa más dura. No habrá resoluciones, así que todo será más mediático que otra cosa
El Gobierno y Clarín se verán hoy en la Corte por la ley de medios
Por Adrián Ventura
A partir de hoy, la Corte Suprema se convertirá en el escenario de uno de los debates políticos y legales más calientes: la ley de medios, tal vez la batalla más resonante de todas las que enfrentaron al Gobierno con el Grupo Clarín y otras empresas.
La tensión es palpable. La audiencia pública por la causa sobre la polémica ley se desarrollará durante dos mañanas consecutivas y será la última oportunidad que tendrán el Gobierno y el multimedio para confrontar sus argumentos antes de la que Corte dicte una sentencia que, todavía, "no tiene plazo", según fuentes cercanas al presidente del alto tribunal, Ricardo Lorenzetti….
REPORTAJE QUE TE EXPLICA, AYUDA A COMPRENDER, A VER BAJO LA SUPERFICIE. Largo pero vale la pena si no lo leíste aún: el federalismo, el poder en Argentina, las dicotomías en USA y aquí, la  proyección de la sucesión. Diversidad de temas tratados  con análisis profesional
Mark Jones: "Muchos kirchneristas dudan de la lealtad de
Scioli al día siguiente de una victoria"
Por Raquel San Martín
Paradojas del kirchnerismo: tras diez años de progresiva centralización de poder en la Casa Rosada, y de consecuente debilitamiento de la autonomía de gobernadores e intendentes, un gobernador y un intendente nacidos dentro del modelo aparecen ahora como alternativas de sucesión para 2015. Y ninguno asegura ruptura ni lealtad absoluta.
Quizás ésa sea otra de las particularidades del federalismo argentino, desigual en el reparto de recursos, en calidad institucional y en los sistemas de partidos que alberga en sus 24 provincias, tal como lo describe Mark Jones, politólogo norteamericano que hace más de 20 años se dejó entusiasmar por la política argentina, y desde entonces no la ha abandonado.
Director del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Rice, en Texas, es el autor de un libro que, en 1995, fue pionero en advertir que había que mirar la política provincial para entender las dinámicas nacionales. Y, años más tarde, en señalar el carácter "amateur" de los legisladores argentinos, con escaso poder, siempre dependientes de gobernadores, presidentes y líderes partidarios y por eso poco incentivados para invertir en su trabajo legislativo. Todo esto, dice el investigador -que estuvo en la Argentina recientemente, invitado por la Cátedra Estados Unidos de la Universidad de San Andrés-, se acentuó en la década kirchnerista, aunque marca distinciones entre un Néstor Kirchner más pragmático y una Cristina Kirchner desconcertante, que con frecuencia toma "decisiones que parecen ir en contra de los intereses del propio Gobierno".
Para Jones, con los resultados de las primarias a la vista, el cristinismo quedó indefectiblemente llamado a pensar en una sucesión.
"La única alternativa que le queda a un kirchnerismo que quiere ganar en 2015 es Scioli, aunque con toda la razón los kirchneristas dudan de la afinidad de Scioli con el modelo K y creen que su lealtad terminaría el día después de una hipotética victoria en 2015. Una lección que tenemos en la Argentina es que ningún delfín es fiel", alerta.
-¿A qué cree que responde la baja en caudal de votos que tuvo el kirchnerismo en estas elecciones primarias?
-Es cada día más claro que aunque el kirchnerismo tiene su núcleo duro de aproximadamente un tercio del electorado, hoy genera el rechazo de muchos argentinos. Este rechazo lo sufrieron tanto las listas hechas a dedo por la Presidenta, como la de Martín Insaurralde en la provincia de Buenos Aires, como las listas con un arraigo provincial más fuerte, como en Jujuy, La Rioja y San Juan.
La inflación y el manejo de la economía en general, la inseguridad y el crecimiento del autoritarismo del gobierno han minado el apoyo mayoritario que disfrutó la Presidenta hace solo dos años. Sin embargo, los resultados mostraron al mismo tiempo que Cristina sigue con un núcleo duro de apoyo que se aproxima a un tercio del electorado, incluidos 2,6 millones de votos en la provincia de Buenos Aires, que eran mucho más votos para ella que para Insaurralde o Scioli.
-¿Cree que Scioli ganó o perdió en este nuevo escenario?
-Scioli ganó en el sentido de que es cada vez más la única esperanza para un kirchnerismo que quiere ganar la elección presidencial en 2015, aunque con toda la razón los kirchneristas dudan de la afinidad de Scioli con el modelo K y creen que su lealtad podría terminar el día después de una hipotética victoria en 2015. Una lección que tenemos en la Argentina es que ningún delfín es fiel. En algún momento, Cristina va a tener que decidir si quiere presentar un candidato con escasas posibilidades de ganar, pero que sea del riñón, o ir con un candidato en que no confía, pero que tiene mayores posibilidades de victoria.
Al mismo tiempo, Scioli perdió en la medida en que ahora tiene un rival muy fuerte para la presidencia dentro del peronismo: Sergio Massa. Massa tiene la virtud de unir tanto los sectores anti-K del peronismo y los independientes, pero además muchos que en el pasado apoyaban a Néstor y Cristina, pero que ahora piensan que el Gobierno ha perdido rumbo y hace falta un cambio en el timón.
-¿Cómo cree que va a resolver el kirchnerismo la sucesión?
-La Presidenta va a estar dejando el cargo con niveles altos de aprobación, si miramos a la historia de la Argentina. Comparada con Duhalde, Menem, De la Rúa o Alfonsín, no vamos a tener un presidente saliendo totalmente desgastado: si no hay una crisis enorme, podría estar dejando el cargo con entre 30 y 40 puntos de imagen positiva, que no es poca cosa. Ella va a seguir siendo una referente importante y manteniendo un núcleo de apoyo. Alguien como Capitanich o Urribarri respetarían eso, mientras que Scioli sería más capaz de romper totalmente con ese sector y juntarse con otro.
-¿Qué ventajas cree que tiene Massa como candidato en este escenario?
-Massa representa muy bien la intención de mantener cosas buenas del kirchnerismo e implementar cambios. El kirchnerismo ha mejorado las condiciones de vida de mucha gente pobre y de clase media baja; al mismo tiempo, ha hecho cosas muy perjudiciales para el país y está dejando deudas para quien viene. Massa es alguien pragmático, que además viene del peronismo, algo importante en la Argentina. Es difícil imaginar un futuro gobierno que pueda gobernar en serio y que no tenga al menos algo de peronismo. El peronismo supone dos tercios del país. No significa esto dos tercios de miembros del Partido Justicialista, sino de gente que se siente de alguna manera parte de ese movimiento que a veces es más una manera de ser, un modo de entender la política.
-Desde afuera, y para alguien que viene estudiando la política argentina desde los 90, ¿el kirchnerismo es una novedad o tiene alguna continuidad con los 90?
-A pesar de las políticas distintas, con Néstor Kirchner había más continuidad, porque nunca vi en Menem un liberal convencido. Creo que era un peronista que se dio cuenta en aquella época de que la mejor manera de fortalecerse y mantenerse en el poder era privatizar, sumarse al Consenso de Washington.
-Un pragmático.
-Sí, la visión que tengo del peronismo es la de un movimiento pragmático, siempre mirando qué es mejor para mantenerse en el poder. Menem y Kirchner, en épocas distintas, siguieron las políticas que consideraron mejores para esas épocas. Durante los últimos años, con Cristina Kirchner, me parece que algo de pragmatismo queda, pero también aparece algo que no lo es tanto. Creo que hay políticas menos pensadas y contraproducentes si la meta es mantenerse en el poder. Algunas de las decisiones van en contra de los propios intereses del Gobierno.
-¿Por ejemplo?
-No tiene mucho sentido establecer políticas que espantan a los inversores. Hoy, el clima para la inversión en el país es pésimo. Y hay poca gente que esté dispuesta a invertir con dinero real en el país; no hablo de dinero que está disfrazado, promesas de inversión que nunca se llevan a cabo o inversión que usa dinero que ya está en el país y que no se puede sacar. Eso no es una muestra de confianza en la Argentina. Está el tema energético, el cepo cambiario, la incapacidad de las empresas para sacar divisas, las trabas a las importaciones.
-¿Cómo se explica la relevancia de la política provincial para entender los procesos políticos nacionales?
-Históricamente, los gobernadores en la Argentina fueron actores muy fuertes, manejaban sus diputados y senadores y podían utilizar a esos representantes y a su apoyo en las elecciones como moneda de cambio, pero una cosa que ha cambiado durante el kirchnerismo es que la autonomía provincial es cada vez menor, y que la capacidad de los gobernadores de la mayoría de las provincias de resistir al gobierno nacional y mantener ese control sobre sus diputados y senadores se debilitó. Se ve, por ejemplo, en su posibilidad de nombrar quiénes van a las listas de candidatos legislativos, que antes era un poder casi total de los gobernadores.
-En uno de sus trabajos, usted analizó el Congreso argentino y caracterizó a los legisladores como "amateurs", con poco poder para controlar al Poder Ejecutivo. ¿A qué se deben esos rasgos?
-En parte, porque existe un sistema en el que no hay muchos incentivos para que un diputado desarrolle un voto personal o una identificación propia, porque no es él quien decide si va a ser reelegido o no en su banca y su destino político. Es un gobernador o quizás un presidente, o un líder partidario. Los legisladores tienen poco poder propio y pocos incentivos para invertir en la institución del Congreso. Como saben que ellos no controlan su destino, que otro lo hace, el incentivo es mirar el Congreso como un trampolín para ir a otra cosa. Son legisladores amateurs, pero son políticos profesionales, no se arriesgan a desobedecer y vuelven al llano.
-¿Esto cambió de algún modo cuando en el Congreso empezó a ser mayoría o primera minoría el Frente para la Victoria?
-Esto es constante a través de la historia del país; siempre la reelección de los legisladores ha oscilado entre 15 y 20%. Todavía existe mucha disciplina partidaria del lado del partido gobernante.
-¿Ésta es una particularidad del federalismo argentino o se da en otros países federales también?
-La primera particularidad del federalismo argentino es la existencia de sistemas muy diversos de gobierno en las provincias. En la mayoría de los sistemas federales, incluso en Brasil, Alemania, México y Estados Unidos, las reglas, los poderes, las leyes electorales son casi iguales en todo el país. En la Argentina hay una gran diversidad de sistemas de gobierno, sistemas electorales y de partidos. La otra particularidad es que la mayoría de los otros sistemas federales del mundo están yendo en una dirección de más federalismo y menos centralización, mientras que en la Argentina va al revés.
-¿En qué sentido?
-México es un buen ejemplo. Es un país que en el pasado estaba caracterizado por un centralismo muy fuerte, con todo el poder en manos del PRI, y los gobernadores actuando casi como delegados del presidente, pero hoy son actores independientes, tienen más poder, autonomía de impuestos, la habilidad de armar sus propias políticas sobre muchos temas.
En los Estados Unidos, hay estados republicanos que están resistiendo con éxito las políticas de Obama. Texas, por ejemplo, que es el estado republicano más grande del país, rechazó la ampliación de la cobertura del sistema público de salud de Obama; se resiste a aumentar los controles ambientales y al aborto. Hay dos grupos de dos distintos colores ideológicos y dos modelos de gobierno distinto. Es una muestra de federalismo. El gobierno de Obama no puede impulsar sus políticas en los estados que las resisten.
-¿Eso es un obstáculo para la gobernabilidad o es una riqueza del federalismo?
-Creo que es una riqueza, porque una ventaja que tiene el federalismo es que puede preservar la diversidad en un país. Si un país tiene grandes diferencias regionales, culturales, grandes poblaciones, el federalismo deja que todos puedan vivir en el mismo territorio, pero con algunas reglas distintas. La única preocupación es que se puedan dar casos de estados o provincias en los que la calidad democrática sea mucho menor que a nivel nacional por la concentración de poder, como se ve en muchas provincias argentinas.
-A eso agregaría el desequilibrio de la coparticipación.
-Sí, efectivamente, ése es un ejemplo de centralización en la Argentina: la discrecionalidad sobre la coparticipación y el uso de transferencias federales para condicionar a algunas provincias, beneficiar o castigar a otras. Sólo hay unas pocas provincias que pueden resistir al gobierno federal: Córdoba, Santa Fe, la ciudad de Buenos Aires y algunas de las patagónicas con regalías petroleras, hasta un punto. Un gobernador tucumano, jujeño, bonaerense no puede tener el gobierno nacional en contra. Sólo demorando el envío de algo de dinero el Gobierno puede incidir en una protesta de empleados públicos.
-¿Hay polarización en la política norteamericana?
-La clase política en los Estados Unidos está mucho más polarizada que aquí en la Argentina. Aquí es oficialismo u oposición, K o anti-K, por lo que es mucho más fácil en el futuro resolverla. Cuando otro gobierno llegue al poder, habrá un reacomodamiento. En Estados Unidos, la polarización es ideológica principalmente, y es muy difícil llegar a un consenso entre grupos que ideológicamente no comparten casi nada. Tenemos cada vez menos republicamos o demócratas moderados. Esto hace que todo se frene en el Congreso y las legislaturas. La batalla ideológica se está imponiendo sobre las políticas públicas..
LA PRESIDENTE intentó una comparación de indicadores entre Argentina, Canadá y Australia y no nos parece para nada mal intentar hacerlo, si es que está decidida a realizar análisis más allá de la punta del iceberg. Presentamos un caso. Idesa analiza que nuestra inversión del PBI en Educación es más alta que en esos países, pero, los resultados, son desastrosos. No es tanto el número, como la gestión, los valores, los principios.
ARGENTINA INVIERTE EN EDUCACIÓN MÁS QUE AUSTRALIA Y CANADA
Las comparaciones internacionales son una buena herramienta para analizar y mejorar las políticas públicas. Por eso resulta muy positivo el planteo del oficialismo de comparar la Argentina con otros países con dotaciones de recursos similares. En lugar de cuestionar esta buena práctica sería muy positivo enriquecer el debate aportando seriedad y profesionalismo y extendiéndolo a otros temas importantes como, por ejemplo, los indicadores educativos.
Las comparaciones con Australia y Canadá que planteó el gobierno generaron intensas polémicas. Uno de los puntos más cuestionados es la afirmación de que la deuda pública argentina es menor que la de Australia y Canadá. Para llegar a esa conclusión los funcionarios nacionales no computan la deuda que tiene el Tesoro Nacional con otros organismos públicos, básicamente, ANSES y Banco Central. Se trata de un visible error metodológico.
La ANSES, para prestarle al Tesoro Nacional, toma deuda con los trabajadores activos (que aportan para recibir una jubilación en el futuro) y con los jubilados presentes (que no cobran los juicios por falta de movilidad). En igual sentido, el Banco Central se endeuda con los ciudadanos cuando emite dinero que, al carecer de respaldo, se licua con inflación.
De todas formas, la práctica de compararse con otros países, especialmente los de mayor nivel de desarrollo, es muy saludable. No sólo que es bueno profundizar y mejorar este tipo de debates sino extenderlo a temas aún más importantes como es el caso de la educación. En este sentido, tomando datos de la OECD (que es la misma fuente de donde sale la información de deuda pública) se observa que, entre los años 2000 y 2009:
• En Australia, el gasto en educación aumentó de 4,9% a 5,1% del PBI y el porcentaje de jóvenes de 15 años con capacidades insuficientes de lectura pasó de 12% a 14%.
• En Canadá, el gasto en educación pasó de 5,6% a 5,0% del PBI y el porcentaje de jóvenes de 15 años con capacidades insuficientes de lectura se mantuvo en 10%
• En Argentina, el gasto en educación aumentó de 4,6% a 6,0% del PBI y el porcentaje de jóvenes de 15 años con capacidades insuficientes de lectura pasó de 44% a 52%.
Estos datos muestran que Argentina invierte en educación más que Australia y Canadá. De todas formas, Canadá sin aumentar el esfuerzo financiero (en rigor, en términos de PBI, lo disminuyó) logró mantener baja la proporción de estudiantes con insuficientes capacidades de lectura. Esto no es fruto de la casualidad sino de sistemáticas mejoras en la gestión educativa. Se trata de un proceso inverso al de Argentina que invirtió mucho en educación pública y empeoró mucho también los resultados.
Varios factores explican el fracaso argentino, aunque la Ley de Financiamiento Educativo sancionada a finales del año 2005 tuvo un rol protagónico. No hacen falta análisis sofisticados para verificar en la experiencia internacional que más inversión no garantiza mejor educación. Si los legisladores en la instancia de debatir la ley hubiesen apelado a la buena práctica de comparar con otros países, no hubiesen cometido el error de basar la política educativa –de manera exclusiva y excluyente– en aumentar el gasto en educación.
La ley estableció la meta de incrementar el gasto en educación hasta superar el 6% del PBI, sin fijar pautas que induzcan una asignación correcta de esos recursos. La mayor parte del aumento en los presupuestos educativos fue a mejorar los salarios docentes, al punto que en la última década la remuneración real (es decir, descontada la inflación) se duplicó. Pero como el aumento fue otorgado de manera indiscriminada para todos los docentes, termina resultando escaso para el educador comprometido con el aprendizaje de sus alumnos y un enorme derroche cuando se lo asigna a empleados que evaden sus responsabilidades y que, en muchos casos, ni siquiera concurren a las escuelas.
En igual sentido, resulta muy negativo que no se haya asignado parte del mayor presupuesto a mejorar e intensificar las evaluaciones educativas. Al igual que los aumentos de salarios indiscriminados, la resistencia a medir la calidad es una fuente promotora de mediocridad.
La dinámica del cambio tecnológico impone un mercado de trabajo cada vez más demandante de mano de obra calificada y excluyente de personas mal preparadas. No es exagerado afirmar que no hay esperanzas de un futuro mejor para el país si más de la mitad de los adolescentes no desarrollaron capacidades mínimas de lectura. En este sentido, las comparaciones internacionales ayudan a entender el enorme costo social que impone seguir siendo condescendiente con las actitudes conservadoras y reaccionarias que prevalecen en el sistema educativo argentino.

FRAUDE ELECTORAL. Tanto se batió el tema antes de las PASO que no podemos no publicar esta noticia de supuestos casos de fraude en mesas concretas. El recuento de votos determina las diferencias entre las actas y los telegramas. Los telegramas anticipan los números que se van dando a conocer mientras van llegando las actas y el cotejo final es cerrado cada conteo, posteriormente. Lo que nos llama la atención de esta noticia, sin embargo, es ¿no había fiscales de Massa en esas mesas? Por otra parte, la discrepancia en el recuento debe ser investigada y ajustada. Caso contrario, ¿para qué se tiene el Acta del Escrutinio?
Fraude del FpV en las PASO verifican en Quilmes
El recuento definitivo de votos de las PASO en Quilmes confirmó la existencia de decenas de telegramas que no coinciden con los certificados del escrutinio, en perjuicio del Frente Renovador y a favor del Frente para la Victoria. Hay crecientes sospechas de que en La Matanza la situación fue mucho peor.
"Ejemplo idéntico se refleja en la mesa 1149, de la escuela EST 1 de Andrade al 800. Allí también, una misma presidente de mesa certificó la validez del certificado de escrutinio que arrojó 119 votos para Insaurralde, 121 para Mussi y 67 para Gutierrez; 86 votos para Sergio Massa, 76 para San Pedro y 64 para Queijeiro. Sin embargo, en el telegrama, el resultado certificado por esa misma persona es groseramente diferente. Allí se consigna que Massa y San Pedro sacaron 0 votos."
El Diario de Quilmes, que dirige Andrea Frade, publicó:
 "En decenas de mesas del distrito de Quilmes, se detectaron casos de actas de escrutinio que no coinciden con el resultado electoral que fue volcado a los telegramas que contabilizó el correo y que son el documento base del conteo en los resultados electorales de las PASO. La diferencia es incomprensible, ya que en todos los casos, un mismo presidente certificó dos resultados diferentes. En todos los casos, los beneficiarios del “error” fueron las listas de los candidatos Martin Insaurralde, Juan José Mussi y la local de Francisco Gutiérrez.
 Este medio accedió a documentación que confirma que al menos en 15 mesas del distrito de Quilmes –los casos serían muchos más- los certificados de escrutinio que elaboraron los fiscales no coinciden con el telegrama que las autoridades de mesa completaron y remitieron al correo.
 En todos esos casos, un mismo presidente de mesa certificó dos resultados diferentes. Claro que, a la hora del recuento, lo que la Junta Electoral toma como resultado es el dato volcado en el telegrama. Allí es donde se advierte que los beneficiarios de la “diferencia”, siempre son los candidatos del oficialismo en las listas que encabezan Martin Insaurralde, Juan José Mussi y Francisco Gutierrez.
 Ejemplos concretos:
 > En la mesa 1017, ubicada en la escuela Malvinas Argentinas de Quilmes Oeste, el certificado de escrutinio firmado por el presidente indicó que el Frente para la Victoria obtuvo 145 votos para Insaurralde, 142 para Mussi y 98 para Francisco Gutierrez. El mismo documento indica que el Frente Renovador obtuvo 83 votos para Sergio Massa, 72 para Aldo San Pedro y 40 para Walter Queijeiro. Sin embargo, el telegrama que firma el mismo presidente si bien coincide en los votos de los candidatos del Frente para la Victoria y en los de la categoría local, señala  que las listas de Massa y San Pedro sacaron 0 votos.
 > Ejemplo idéntico se refleja en la mesa 1149, de la escuela EST 1 de Andrade al 800. Allí  también, una misma presidente de mesa certificó la validez del certificado de escrutinio que arrojó 119 votos para Insaurralde,  121 para Mussi y 67 para Gutierrez; 86 votos para Sergio Massa, 76 para San Pedro y 64 para Queijeiro. Sin embargo, en el telegrama, el resultado certificado por esa misma persona es groseramente diferente. Allí se consigna que Massa y San Pedro sacaron 0 votos.
 > Los dos ejemplos se reproducen casi con la misma dinámica en las mesas 178 (EP 17-Quilmes), 564 (Colegio Almafuerte-Bernal),  1013 y 1014 (Inst. Malvinas Argentinas- Quilmes), 111 (EP 9-Quilme Este),  12 (Colegio Nazareth-Quilmes), 754 (EP 4-San Francisco Solano) y en varios casos más.
 El Diario de Quilmes constató que las quejas aparecidas en el trámite de apertura de mesas a pedido de las fuerzas que se realizó en la Junta Electoral durante la semana que concluye, se multiplicaron siempre en el mismo sentido. Las listas de los candidatos locales Daniel Gurzi y Julio Nieto, competidores dentro del Frente para la Victoria con la de Gutierrez, dejó impugnaciones por doquier. Aunque lo más grosero parece ser lo que sucedió en Quilmes con la competencia Insaurralde-Massa y Mussi- San Pedro, donde las diferencias que aparecen son verdaderamente  escandalosas."
 La situación de Quilmes se conoce cuando en el Frente Renovador se insiste que en La Matanza se impulsó un fraude masivo que le podría haber provocado hasta 3 puntos porcentuales en contra en el escrutinio electoral definitivo bonaerense. O sea que el triunfo por 6 puntos porcentuales podría haber sido por 9….


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