Desde aquí debemos felicitar a la dupla Capitanich-Kiciloff. Han metido un flor de ajuste ortodoxo a la par que la gente no se diera cuenta y se quedara en las distracciones de los ministros, en los dichos y estilos. Ya Néstor decía: no vean lo que digo sino lo que hago.

De pronto, sin aviso alguno, aumentaron impuestos, convalidaron una devaluación sin aparecer como responsables. Han permitido un ajuste mayúsculo en los precios de nuestra economía y lo han hecho firmando un acuerdo de precios: ¡sobre precios que habían elevado las empresas con suficiente tiempo para distraernos! Ahora, se anuncia una elevación de la tasa de interés y, también, pase a precios de los subsidios al gas y la electricidad.

Queda la pata salarial por resolver. No han tocado el tema ya que como hay paritarias, quedará para éstas la resolución del tema, espaciado en el tiempo, gradualmente: shock impositivo, shock cambiario, shock de precios, shock monetario y gradualismo salarial. Un inédito ajuste ortodoxo mientras todos dudábamos de las competencias de Kici y de Capitanich.

Falta completar una menor emisión monetaria y una reducción del gasto público. El Gobierno ya viene bajando su gasto cuando pasó los subtes a Macri y cuando aumenta un 60% el boleto de colectivos. Puede continuar reduciendo los subsidios a las energías con aumento de sus precios. Lo que queremos decir, es que el Gobierno puede no subir el gasto –aunque lo hizo con el anuncio de la Presidente de las becas estudiantiles- y puede reducirlo sin tocar aún los subsidios sociales. Una reducción del gasto del Estado permitirá una reducción de la emisión monetaria.

Y todo esto sin convulsiones sociales hasta ahora, aunque debemos reconocer que nos agarraron distraídos. La Presi se recluye en el Calafate o viaja a Cuba, distrayendo a la sociedad del ajustazo que imponían sus ministros. Aplicó la técnica de nuestra bien nac&pop ave, el tero: poner el huevo allí y graznar allá.

Además, en un país donde la mayoría de la población cree fervientemente en las brujas, han logrado que se crea que todas estas cosas ocurren por la conspiración de las corpos, los medios, la perversión de los empresarios, nunca del Gobierno tan preocupados por el bienestar del pueblo.

Nos metieron en un ajuste “neo-liberal ortodoxo” mientras los sindicatos por ahora solamente logran escarceos verbales y no podemos decir que el descontento del público haya aumentado...aún. Pareciera que el enojo será gradual, al ritmo en que vayamos ajustando nuestros presupuestos familiares.

No queremos decir que el gobierno finalmente tenga éxito. Al tomar medidas ortodoxas muchos sectores apoyarán y si las aplican bien deberían corregir los desvíos producidos en tanto tiempo. Requerirá disciplina, especialmente cuando la gente empiece a enojarse al ir descubriendo la maniobra del Gobierno en sus propios bolsillos.

Sin embargo, ¿cuáles medidas complementarán al ajuste? ¿Generarán confianza en el gobierno? ¿Qué ocurrirá cuando aliados de izquierda del kirchnerismo no puedan maquillar más que las medidas han sido del más puro y ortodoxo manual de los asquerosos y  putrefactos “neo-liberales?

Un ajustazo aplicado con maniobras distractivas que se completa esta semana y queda a la vista de todos.

Como vemos, no eran tan pajeros estos dos personajes. Acusalos de mentirosos, tramposos, lo que quieras. Pero el ajuste lo metieron y lograron, por ahora, algo inédito: separar sin decirlo, los ajustazos impositivos, en los precios y una megadevaluación de la evolución salarial. En este tipo de ajustes, esto siempre es un problema. Por ejemplo, se devaluaba 50%, se aumentaban y congelaban los precios en un 35% y se aumentaban por decreto los salarios un 25%. ¿Lo ves? Hoy ni siquiera tocaron los sueldos.

Capitanich y Kiciloff han convalidado una devaluación que entre gradual  y de shock suma arriba del 30%, aumentos en los precios de los que podés verificar en la web de precios descuidados comparándolos con los precios cuidados, restar liquidez a la plaza (aumento de la tasa de interés), reducir el gasto público pasando subsidios a precios y, seguramente, reducirán la emisión monetaria. Todo bien de manual. Y pensar que dudábamos de los manuales con los que Kiciloff estudiaba.

Todo muy ortodoxo para un gobierno de izquierda y bajo la batuta de un ministro de cuño marxista. Y otro gobierno peronista que nos impone ajustazos consecuencia de sus propios desatinos económicos. Recordamos el Rodrigazo; recordamos el ajuste de Duhalde como Presidente Provisorio. 

Hoy Cristina recoge sus años de gloria y elecciones ganadas de la mano de las consecuencias de la  exorbitancia económica de sus gobiernos,  economía ralentizada, con distorsiones enormes en los precios, un gasto público cuya financiación ha exigido impresión espúrea de moneda y la inflación que han ocultado tras mentiras desfachatadas y que amenazaba con espiralizarse y derrocar a la propia Presidente.

Una vez más el shock ha sido la herramienta preferida y adecuada para tanto desmadre.  Éste llegó a un nivel en el que el gradualismo amenazaba con empeorar la situación y el Gobierno, con total  realismo, impuso, a su estilo, un ajustazo a la población. Todo bien de manual.



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