Lunes 14-XII-09

LA REVUELTA EN VENEZUELA

Nos encontramos con mucha gente despistada ante las declaraciones de Pérez Esquivel o la actitud del Gobierno argentino o Pino Solanas. 

El tema es más sencillo de lo que parece y recurriremos a la inversión de la situación. Digamos que en lugar de Maduro gobierna una coalición de derecha producto de haber obtenido la mayoría electoral. Y digamos que los manifestantes es una coalición de izquierda que comprende a socialistas, comunistas y fracciones diversas. 

¿Qué opinarían Cristina, Pérez Esquivel o Pino Solanas? ¡Acertaste! Darían sus apoyos a los "revolucionarios" contra la perversa derecha. 

¿Hablarían de los votos con que el hipotético gobernante de derecha hubiera obtenido? ¡Ni los mencionarían! No les importa. Lo único que les importa es quién es el que está en la situación: ¿un amigo o un enemigo? La forma de elección, la división de poderes, el respeto por las minorías políticas, la libertad de expresión les importaría un pomo.

El marxismo ha tenido la habilidad de clonar los conceptos de libertad, respeto, democracia, participación. Extrajo sus contenidos del clasicismo liberal y les inyectó exactamente lo contrario: opresión, avasallamiento, monarquía, exclusión política y social masiva de las oposiciones. 

Cuando te encuentres con alguien que defiende a Maduro, no entres en el juego que proponen el Presidente Mujica del Uruguay (sacó gente de la pobreza) o Pérez Esquivel enunciando supuestos y tramposos éxitos de la revolución bolivariana o Pino Solanas quien se declaraba amigo de Chávez y éste le llenó un teatro para pasar una película de Pino.

Simplemente exponé el grado de hipocresia al plantear que nunca defenderá el militante izquierdista ni a la democracia, ni a la libertad ni a nada de tus valores ya que si el mismo proceso lo realiza uno de derecha, simplemente buscarán destituirlo aún cuando no se trate de un régimen de opresión como el venezolano.

Por otra parte, la destitución del dictador ucraniano ha hecho impacto en Maduro: de golpe sacó una invitación al diálogo, llamando a la oposición. Presumimos que se trata de una acción tramposa y motivada por aquello de "cuando a tu vecino su barba veas cortar, pon la tuya a remojar". El dictador ucraniano luego de sostenerse policialmente y matando decenas de ciudadanos y encarcelando a miles, ofreció lo mismo que Maduro: un diálogo de paz. Este dictador no llegó. Es posible que si Maduro obra de buena fe (improbable por dónde se lo mire), tenga mejor respuesta que su par de Ucrania.

Hasta la próxima