El tema de la semana ha sido uno con dos caras de una misma moneda: la inseguridad y el  proyecto de Código Penal.

De no ser la inseguridad reinante un tema extendido en nuestra sociedad, la reforma del Código Penal no hubiera tenido el espacio que, finalmente tuvo.

Conocido el anteproyecto de ley preparado por una comisión de notables multipartidarios, presidida por el Juez de la Corte Suprema Dr. Zaffaroni, comenzaron a generarse reacciones que cobraron intensidad cuando Sergio Massa lanzó la realización de un referéndum para que los ciudadanos expresen su repudio.

Más allá de la ratificación de lo actuado por los miembros de la comisión de notables, los partidos de la oposición se vieron empujados a definir una oposición al anteproyecto, sea por disidencias a la doctrina que insufla al nuevo código, sea por cuestiones de oportunidad política.

Los medios no gubernamentales, se sumaron a la cuestión, dando amplia cobertura tanto a los contenidos del anteproyecto como a las acciones de la oposición y a los intentos defensivos del oficialismo.

Zaffaroni mandó a Massa a que vuelva a la facultad y que a lea los libros, que no muerden. El Juez señaló que lo que cuestiona Massa es propio del código procesal penal y lo que hizo la comisión fue un código penal. Omite Zaffaroni que a un nuevo código penal le corresponderá un nuevo código procesal penal. ¿Quién debería volver a la facultad?

Entre el nuevo código y la nueva corriente de acción contra el narcotráfico hay un principio rector. Tanta  gente se suma a que la lucha contra el narcotráfico ha sido un fracaso que la consecuencia natural es liberalizar las drogas . 

En similar razonamiento, los códigos penales han fracasado en la represión del delito. Corresponde, entonces derogarlos o llevarlos a la mínima expresión. 

Será la sociedad la que creará nuevas condiciones de respuesta a la diversidad de delincuentes que los propulsores de la doctrina suponen será conforme a un ordenamiento jurídico, sin advertir que a un código penal así sobrevendrá la ley de la selva: la autodefensa, la multiplicación de guardias privados.

Así, desde lo que aparece como una intelectualidad de alto vuelo, amenaza con devolvernos a la era de las cavernas.

Se citan en las conversaciones algunos países como ejemplos y, a nuestro mejor estilo, vemos qué hicieron en materia penal pero disociado de todas las demás condiciones sociales y políticas que permiten una mayor liberalidad en la materia. Se prescinde, también, del tamaño de la población, de la educación que se provee y tantas otras cosas más.  

Pero ante un nuevo código o uno antiguo, subyacen condiciones que dinamitan cualquier pretensión: desde la política, la justicia, las policías y el servicio penitenciario, se participa de los “negocios del delito” en sus modalidades de piratería del asfalto, robo y desguace de automotores, robo y venta extra frontera de vehículos, abigeato, trata de blancas, narcotráfico. 

En todos ellos y por años, el desbaratamiento de unas pocas bandas incluye casi siempre a algún policía. En los escapes de presos, hay policías tras ellos. En el robo automotor y el narcotráfico la trama puede ser más compleja.  Y esto no tiene solución con código alguno si las autoridades políticas no toman la decisión de acabar con ello, para lo que deben abandonar sociedades delictuales o, en el mejor de los casos, abandonar el miedo.

Así las cosas veremos qué hace la Presidente, quien no se deja torcer el brazo. Seguramente enviará el proyecto al Congreso y que corra la suerte que corra en el recinto. Recordemos que con el nuevo Congreso, la Presidente viene imponiendo leyes y acciones, de la mano de “opositores-amigos”.  

Por último, un párrafo a dos acusaciones de Carrió. La primera, cuando señala con el dedo a la provincia de Santa Fe, conducida desde hace muchos años por una coalición socialista-radical. Lilita la marca como diciéndole a Binner que no se haga el tonto con sus responsabilidades en los hechos que ocurren en aquella provincia. Esto lo venimos diciendo en Noticias de Fondo desde hace tiempo y estamos de acuerdo con la diputada.

La segunda cuestión, es cuando Lilita señala con nombre y apellido a Aníbal Fernández como uno de los responsables del crecimiento del narcotráfico, a lo que le respondió Aníbal con que le hará un juicio por difamación. Sea como sea, tal vez no se demuestren nunca las responsabilidades de Aníbal, pero lo que no podemos dejar de señalar es que siempre estuvo Aníbal señalado en el medio político en el asunto de las drogas. Y ciertamente porque un juez no encuentre pruebas no quiere decir que las cosas no hayan ocurrido. Es la distancia entre la Justicia y la moral.

Hasta la próxima



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