ESTRATEGIA: DEFOLTEAR TODO
Cuando asumió Kicilof fue mostrando con el correr de las semanas que tenía una estrategia. El problema era –y sigue siendo- el financiamiento del año 2015, año electoral en el que el Gobierno no quiere verse envuelto en una recesión, caída del empleo y la conflictividad social y el malhumor consiguientes. La inflación se la banca. El argumento de que la inflación “es vida” mientras que la deflación “es muerte” es muy poderoso en Argentina y es compartido colectivamente y por la comunidad política.
El descomunal gasto del Estado se
hace imposible de financiar a esta altura ya que han ido agotando las cajas
proveedoras de dinero. Una vez más, la Presidente queda acorralada en sus
propias políticas y decisiones. No lo reconocerá y esto es harto peligroso para
lo que venga.
Aquella estrategia derivó en acciones
concretas: arreglar el reclamo de Repsol y pagar, finalmente y a los premios,
al Club de París. Mientras, estaba en la Corte yankee el tema de los holdouts. El
Gobierno apostaba que de 3 alternativas que podía manejar la Corte, dos eran
favorables ya que permitían ganar el tiempo suficiente para que la cláusula de “mejores
condiciones” de la deuda renegociada caducara y cualquier arreglo con los
holdouts no impactara en la deuda global.
El rechazo por parte de la Corte
yankee vino a darse cuando Argentina ya pagó Repsol, por un lado, y comprometió
el pago contado en cuotas de la deuda y morosidad del Club de París. Pero, a su
vez, esta conducta inpacta en el tema de los holdouts: si Argentina pudo pagar
al Club de París con efectivo y en pocas cuotas anuales, ¿cómo puede argumentar
que no puede pagar a los holdouts? Contradicción en el seno de la estrategia,
le dicen.
Lo cierto y concreto es que el
Gobierno no quiso ni quiere pagar a los holdouts y, conforme la declaración
matinal de Capitanich, somos una Nación con una Constitución y no aceptaremos
fallos contrarios a ella y, acto seguido, pide a la Corte un pronunciamiento, es decir, ¡flotador por allí, por favor!
Ayer te dijimos en Noticias de
Fondo que el Gobierno iba al default global, que estaba pre configurando una
situación de conflicto tal que “obligaba” al Gobierno a no poder pagar, es
decir, el papel de víctima tal como los argentinos conocemos acabadamente.
Pues bien, los tiempos judiciales
yankees son distintos que los nuestros: ¿cuánto demoraría en operarse el
rechazo de una causa por parte de nuestra Corte? Allí, fue casi instantáneo. El
mismo día del rechazo, el demandante estaba pidiendo medidas.
¿Cuánto tiempo demanda el levantamiento de una cautelar en nuestro sistema? Allí demoró días nada más. ¿Cuánto demoró el juez en dar una audiencia a las partes para hablar de la ejecución de la sentencia? Aquí si tenés una sentencia a tu favor, tenés que iniciar el proceso de ejecución de la sentencia y andá a cantarle a Gardel.
¿Cuánto tiempo demanda el levantamiento de una cautelar en nuestro sistema? Allí demoró días nada más. ¿Cuánto demoró el juez en dar una audiencia a las partes para hablar de la ejecución de la sentencia? Aquí si tenés una sentencia a tu favor, tenés que iniciar el proceso de ejecución de la sentencia y andá a cantarle a Gardel.
Por nuestra parte, recién la semana
que viene enviaremos una misión “negociadora”. Mirá vos qué apuro tenemos en “negociar”.
Suponemos que los términos serán los
de siempre: entren al canje, les ofrecemos lo del canje. O, lo que es lo mismo,
no negociaremos nada y ahora ganar tiempo se mide en días cuando hasta hace
poco se lo medía de año en año. La semana que viene, seguramente, el tiempo se
medirá en horas.
Un articulista hoy expresa en su
columna que los abogados nuestros ante la justicia norteamericana recomendaron
que la Argentina defoltée todo para, luego, renegociar todo, incluidos los
holdouts.
Y en nuestra opinión es esta la
estrategia del Gobierno: rompemos todo
para arreglar de vuelta. Sin embargo, los tiempos son distintos de cuando la
Argentina estaba sumergida en la gran crisis. Hoy, el país es un éxito de
crecimiento a tasas chinas. Es un país
cumplidor que pudo pagar a Repsol y al Club de París. ¿A qué viene este
empecinamiento del Gobierno?
Pues bien, Cristina está despechada
y se le metió no pagar. Ya antes se formularon declaraciones de que no
obedeceríamos la sentencia y toda la conducta actual es esta, la de evadir el
pago. Sin embargo, ¿qué tal si Griesa dictamina que se trata de una maniobra
más de un gobierno tramposo, mañero y arbitrario y que el nuevo default es
solamente una manipulación de las cosas para evadirlo? ¡Agárrate Catalina!
En su estrategia, el Gobierno pone
en el escenario con tono dramatismo que si se ejecuta la sentencia, Argentina
será demandada por miles de millones de dólares por el reclamo de iguales
condiciones. Son nuestros funcionarios los que están dando pasto a los bonistas
canjeados en 2005 y 2010. Perfectamente podría abroquelarse en que no se trata
en negociación de mejores condiciones sino la imposición de un Juez en relación
con un grupo de tenedores. Quien quiera establecer que no es así, que haga un
juicio y probemos suerte.
Las consecuencias de esta loca
carrera a la nada, son múltiples, diversas y con impacto en la economía real.
Las consecuencias políticas, sin embargo, alcanzarán al Gobierno quien parece
encaminarse a un fin del 2014 y un 2015 convulsionados por todos lados y
dejando a un país casi en quiebra., porque todo lo que decía haber arreglado
muestra una y otra vez que solamente estaba latente. En realidad la Presidente
tiene un cero. En maquillaje, un 10 hasta que la desenmascararon.
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