NO ERAN  ÁNGELES  PERO PUEDEN CAMBIAR LAS COSAS

Se ha cuestionado desde diversos sectores la calidad moral de los fiscales convocantes y, también, del propio fiscal muerto. Muchas personas decidieron no ir a la marcha basadas en esta opinión.  No eran ni son ángeles y, entonces, ¿cómo acompañarlos?

La marcha del 18/2 tuvo muchas motivaciones y, también, varias consecuencias. La de una Justicia y unos fiscales lejos de lo angelical fue una motivación negativa pero puede ser parte positiva de las consecuencias.

¿Por qué una marcha encabezada por fiscales, muchos cuestionados por unos y por otros y por un fiscal muerto en situación dudosa y cuya actuación en el caso Amia le granjeó simpatizantes y enemigos encarnizados?

Recurro a la perspectiva de los emergentes sociales para encontrar explicación al “estallido” de una buena parte del país, en todo el país.  Pero quiero concentrarme en una de las consecuencias.

Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe.

Tanto presionó el Gobierno al poder Judicial y a la Procuración para someterlos a su mandato, tal como lo lograron Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y Hugo Chávez y hoy su sucesor Maduro, que entre tantas jugadas para desplazar jueces y fiscales, entre las cuales estuvo el enjuicimiento para desplazar a Campagnoli y, luego, la muerte de Nisman, es que se rompió un pacto de convivencia entre poderes de la Constitución. Tal ruptura es una cuestión de supervivencia: intentos de destituciones, crear funciones que diluyan las existentes, reformas procesales que los sometan. Y finalmente, ¿la muerte?

Así como hay jueces que han asegurado fallos favorables a los gobernantes acusados de corrupción y que son  más que sospechados de favoritismo por parte de la sociedad, hay prácticas judiciales que han favorecido tanto a funcionarios de los gobiernos como al enorme crecimiento de la corrupción oficial.

El cajoneo de causas, el trámite lento, tortugoso diría, que ha permitido a más de un ex gobernante transcurrir su vida sin caer más que circunstancialmente en prisión. El caso Menem es paradigmático y , también, el de María Julia Alsogaray. Expresan el favoritismo que comenté: uno lo va alcanzar la tumba antes de quedar preso definitivamente mientras la otra, una extra partidaria, ya le han decretado tres sentencias. No es lo mismo robar siendo justicialista que no siéndolo. Por lo menos, así se ha debatido socialmente tantas veces.

El manejo judicial de las causas de personas del poder ha sido discrecional, favoritista  y dudoso. Al menos, es una impresión que he compartido con tanta gente durante todos los años de la continuidad republicana y democrática.

Desde esta perspectiva, el Poder Judicial ha sido una parte del sistema de corrupción que se ha generalizado a niveles exorbitantes y que, ciertamente afecta a los argentinos y nuestra calidad de vida. Adquirió en tiempos de Menem entidad y en los tres gobiernos kirchneristas, niveles de escándalo.

¿Se ha roto dicha convivencia?  Los intentos del Ejecutivo de someter a la  Justicia, de los intentos de desplazamiento de fiscales independientes,  de los  nombramientos de  fiscales para la impunidad, el intento de reformar al Poder Judicial para la dependencia de la Presidente, tal vez ha generado un hartazgo de los no-ángeles que dijeron basta a partir de la muerte dudosa de Nisman. Con este basta y desde sus pasados cuestionados, sumados al malestar de parte de los argentinos,  podrían permitir, promover y ser protagonistas de la  refundación de  la decencia en nuestro país. ¿Por qué no? Soñemos.

¿Será este enfrentamiento permanente y permitirá, finalmente, aplicar todo el peso de la ley sobre funcionarios corruptos, sin más ayuda para ellos que la garantía del proceso, es decir, sin ayudas del investigador o del que emite las sentencias?

¿Será circunstancial y  el Gobierno tratará de re-encauzar la situación con un nuevo acuerdo? Si fuera así, lo de hoy será solamente escaramuzas y las cosas no cambiarán mucho en Argentina.

Con todos los defectos de la Justicia, de los fiscales y de la convivencia sospechada tantos años entre Justicia y Ejecutivo, la Argentina está en un momento que puede ser de quiebre y mejorador de nuestra institucionalidad y funcionamiento social y político.

En el meollo de la cuestión está el financiamiento de la política, principal causa de la corruptela oficial en todos los niveles y en todos los tiempos. Como todos los partidos han compartido esta modalidad, se han tolerado mutuamente eso de financiarse contra el Estado que gobernaban. Dado ello, desde la Justicia no se ha sido enfático con sancionar este proceder.

¿Pondremos todo sobre la mesa y a quienes se enriquecieron con  fondos públicos se los pondrá en cana?

Es una oportunidad para nuestra sociedad. Es una oportunidad para los no-ángeles. Y creería que lo expresado tiene que ver -una parte- con la presencia de tanta gente en la marcha: debería triunfar la decencia alguna vez, una especie de pacto social firmado por no-ángeles que, de pronto, ven la posibilidad de serlo simplemente cumpliendo con su deber.

Por lo menos, así opino yo (grande Nimo)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lunes 14-XII-09

LOS MOLDEADORES DE HOMBRES

EL AJEDREZ, EL APARATO DIGESTIVO Y EL TURF Y LA POLÍTICA ARGENTINA