Día 10 de diciembre. 6 de la mañana. Cristina ya no está pero estará en tanta gente que seguirá estando. Se fue a como era: a los gritos, bailando, exultante ante su público que extrañará el liderazgo del líder. Exagerando, falseando, arengando. Caerá en la intimidad, donde no la veamos.

Aferrada a la banda, al bastón, al escritorio, al poder, lanzó sus últimos engaños muy aplaudidos por compatriotas que comparten el estilo, los modos y el conjunto de ideas de la hoy ex Presidente. Mezcla de patrioterismo, izquierdismo adolescente, demagogia, autoritarismo, logró una alianza con las izquierdas provenientes del terrorismo de los 70s y con la izquierda más institucional como Hermes Binner y Pino Solanas. Si hasta Claudio Lozano y Victoria Donda se constituyeron en aliados de último momento. El truco lo inventó Néstor y los nombrados cayeron una y otra vez: proponía el Gobierno leyes por izquierda a las que ni Binner, ni Pino ni nadie de la izquierda podía decir conceptualmente que no. El tratamiento legislativo se cumplía y, sobre el final, se le metían un par de artículos que eran las llaves para usar la ley para el mal. Así y todo, Binner y Pino votaban ya que preferían la existencia de la ley al poder que entregaban a Cristina. No por nada estos falsos opositores han desaparecido del escenario ya que, ante el público, hablaban pestes de Néstor y de Cristina, pero a la hora de los votos….

Deja Cristina y su gente nudos difíciles de desentrañar. El genio de los que vienen se exhibirá con cuán rápidamente desatan lo que la Presidente, con toda premeditación y alevosía, en una carrera de maldad y perversidad, fue implementando cada día desde que supo que Scioli perdió la presidencia. Producir daño sería la síntesis de la estrategia de las últimas semanas de mando. O les toma los 4 años o se justificarán “revueltas populares” ya pedidas por Maduro desde Venezuela, en una devolución de favores al pedido de Macri de suspensión de aquel país en la Unasur.

La mayor dificultad para Macri es no caer en la trampa de los condicionamientos que fueron construyendo desde el cristinismo. La campaña de Scioli, llamada del miedo, debía llamarse más apropiadamente, del condicionamiento. Con la masiva incorporación de gente al Estado, la designación de embajadores, las medidas de empeoramiento del escenario económico, han sido todos condicionamientos. El no participar de la ceremonia de traspaso es no solamente no tener una foto de su último logro, entregarle el poder a un gobierno de “ultraderecha” –según Maduro, compartido por Cris- y, al mismo tiempo, declararle la guerra a Macri donde ELLA será el resguardo de lo ganado. 

Recalde dio el primer paso ayer cuando anunció gravemente que sus diputados y senadores no concurrirían a la ceremonia de juramento de Macri. Lo hizo como si estuviera haciendo algo grandioso tipo cuando Montoneros anunció el pase a la clandestinidad: “…aquel 6 de septiembre de 1974 en el que Mario Firmenich, escoltado por los líderes de las organizaciones de superficie montoneras, entre ellos Dante Gullo, anunciaba al país que la organización volvería a la lucha armada” [1]

Y te traigo esta situación porque es lo que sentí cuando lo vi a Recalde rodeado anunciando la medida “revolucionaria” de no concurrir. ¿Acaso no es un aviso de pase a la resistencia?

Macri y su gente necesitarán un acelerado avivamiento para manejar el desastre heredado (del que sabremos más a partir del 11 de diciembre) como para manejar alianzas de buenas intenciones sin compromisos duraderos. Ya había resignado al funcionario que tendría a su cargo las relaciones con las universidades. Y dio vueltas con la promesa electoral del impuesto a las ganancias, hasta que un par de declaraciones lo sacudieron y regresaron a la realidad: los costos políticos muchas veces son superiores a los costos económicos.

Quienes votamos a Macri deberemos hacer esfuerzos de militancia: ésta no se queja, apoya. El error debe ser una nueva oportunidad propia. Las dificultades deben ser endulzadas con palabras oportunas. Hay mucho por aprender y entre Néstor y Cristina hubo mucho en ese sentido. Sin mentir, se puede tomar algunas habilidades que he señalado algunas veces, como la del ave fénix: peor era la cosa, más resurgían. Sus mentiras, sin embargo, la llevaron a este callejón.

Luego de los ruidos de pocas nueces, deberá el peronismo hacer su recuperación. Es donde entra Masa principalmente. Cristina se convierte en líder de una fracción peronista de izquierda, recalcitrante que se atrinchera para el combate. Tiene a mucha gente tras de sí. Masa tiene la pretensión de ser Presidente de una Argentina distinta de la neo izquierdista, peleada con el mundo, asociada a Bolivia, Venezuela e Irán. Masa y muchos de sus contemporáneos peronistas, entienden más las reglas de juego de la institucionalidad y al no llevar a cabo revolución tardía alguna, se avienen al juego político institucional diferenciándose del cristinismo. Cuánta gente logre sacar del espacio cristinista al propio, será su desafío. 

Cristina se fue en helicóptero antes de la medianoche. Logró algo que nadie se había planteado en 200 años de historia institucional: ¿a qué hora finiquita el mandato presidencial? Simplemente, los antagónicos que debían transmitirse el mando, esperaban hasta la hora en que debía poner la banda, entregar el bastón y se iban por la puerta principal. ¿Todos esos actos tenían como protagonista a un Presidente mandato vencido? Parece que sí, pero a nadie se le ocurrió ponerlo en juego. Solamente Cristina que, aterrada por la foto poniendo la banda a un “derechista”, inventó mil artilugios que derivaron en el tema tan ganso como la hora en que terminaba su mandato. Valga aquí señalar a periodistas como Zlotogwiazda o Paulino Rodriguez que intentaron poner en igualdad de responsabilidad por el conflicto del traspaso del mando a Macri con Cristina. Aquel diciéndolo con bastante precisión y éste indignándose por la presentación judicial, como si esta fuera la noticia a atender y no los caprichos de la Presidente saliente para evitar la foto maldita.

La lucha continúa y hasta la victoria por siempre, serán las consignas de diputados y senadores que votaron por Néstor, por Cristina, la Che Guevara con polleras, por los caídos, por los fieles luchadores y otras más. Si el otro peronismo, sindicalismo, gobernadores y políticos del peronismo classic no logran imponerse al revolucionarismo cristinista, tendremos severos problemas en Argentina: tensión política permanente, dificultades para la acción del gobernante no cristinista, palos en la rueda.

La alianza de Macri para su gobernabilidad, no estará solamente en medidas de gobierno de salida de la situación sin producir ajustes sensibles, sino, también, en incentivar un espacio peronista que ahogue y sofoque al cristinismo, reduciéndolo a la nada, si es que esto fuera posible. Claro que si se excede en el incentivo, pondrá su propia reelección en juego.

Buena suerte y a apoyar, aun cuando debas pagar Ganancias, cosa que ya dijo que no, pero es un ejemplo de sapo a tragar en la nueva etapa. Es lo que han sabido hacer los militantes cristinistas y mirá si se han tragado sapos…..Claro que el militante burgués es lo más aleatorio como apoyo...(valga la chanza en clave Maduro)

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