DESTITUYENTES

El peronismo es un conglomerado político y gremial que se sale de la vaina por condicionar a Macri y a su gobierno.

El modelo está en el enunciado cristinista “Ni un despedido más. Ni un derecho menos”. Es decir, tienen un amplio margen para determinar por ellos mismos si se está gobernando mal y, con ello, detonar sus “justas” reacciones. Autojustificación para aplicar violencia gremial y legislativa sobre el Gobierno actual.

El proyecto de ley de doble indemnización que impulsa el peronismo en su conjunto tiene este carácter: condicionarlo a Macri a que si se sale de la pseudo verdad justicialista, ellos se arrogan el derecho, de mínima, a cogobernar y, de máxima, a destituir.

La inusual marcha de las 5 centrales obreras se inscribe en lo anterior. Nadie debe separar las acciones desde distintos lados contra el Gobierno ni quedarse en los argumentos que las justifican: son todas argucias que les permite el poder que tienen para intentar llevarlo a Macri como arrean los gauchos a la hacienda hacia la manga o peor aún, los laderos de quien jinetea un potro en una doma: están para agarrar al caído. Sólo que, en este caso, ellos participarán en voltearlo.

Los medios radiales y televisivos no cristinistas se han sumado al peronismo. Escucharlo a Nelson Castro avivando la necesidad de la doble indemnización o el tratamiento que hace Leuco y otros, es todo dentro del paradigma peronista contra el “ajuste neoliberal”, expresión que justifica la "justicia por mano propia".

De nada sirven los multimillonarios anuncios de Macri en subsidios y obra pública (aun cuando éstos enerven a los economistas ortodoxos quienes ponen en dudas las virtudes del plan de Prat Gay cada vez que escuchan un festival de miles de millones de pesos por aquí, miles de millones de pesos, por allá). De nada vale mostrar que se está en el camino correcto para salir del disparate en el que nos metimos, una vez más en nuestra historia: el peronismo es tanto la llaga de los pobres como su calmante. 

La agenda la está manejando el peronismo. El Gobierno de Macri nació condicionado por toda la oposición. La insuficiente presencia en el Congreso y hasta el propio condicionamiento por el tono de la campaña electoral, lleva al macrismo a no ser visto como la expresión de un ajuste que -aún débil. light como es-, genera toda suerte de verborragia sobre un estado de cosas que, creado por el propio peronismo en el gobierno durante 12 años, ahora pretende erigirse como el maestro de las soluciones a los problemas por ellos mismos generados. Y esto, por enésima vez en 80 años de nuestra historia común. 

Recordemos que el peronismo tiene una naturaleza golpista, está en su origen y en el accionar posterior. Los sucesos que llevaron a la renuncia de de la Rúa tiene la impronta del peronismo bonaerense apañado por el peronismo en todo el país. 

El peronismo no puede con su ADN y la mejor fábula que lo representa es la de la rana y el escorpión. La rana acepta cruzar al escorpión el río sobre su lomo bajo la promesa de que no será aguijoneada. En medio del río, el escorpión le clava el aguijón. La moraleja: por más promesas que hagas, el ADN terminará prevaleciendo. El escorpión, al menos, lo asumía sin maquillarlo en filosofías o excusas: es mi naturaleza, dijo. El peronismo no lo asume lo que le permite manejarse con total impunidad respecto de sus responsabilidades en el gobierno y en el llano.

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