DE SUPERVIVENCIA Y DE ABUNDANCIA

La supervivencia nos focaliza, nos concentra en el minimalismo más absoluto: actuamos como somos, sin máscaras ni normas de convivencia. El tiempo está ocupado en sólo aquello que sirve para salvarse Se trata de una sola tarea, salvarse.
La abundancia, por el contrario, nos dispersa. El tiempo es ancho y largo al haber logrado sociedades donde lo básico de la vida está tan aceitado que ya es una partecita así de nuestras vidas. Y como estamos en naturaleza orientados a ocupar el tiempo, aparecen no solamente los medios tecnológicos de distracción, donde el entretenimiento y los viajes orientan nuestras vidas y esfuerzos sino, también, los "grandes" debates. Si antes destinados éstos a reglas de convivencia social y política, hoydestinamos el tiempo a separarnos definitivamente de la naturaleza, asumiendo sus facultades, aquellas de prolongar la vida mediante la procreación; estableciendo hasta cuándo cada vida y otorgando los sexos, usualmente, por mitades, para asegurar la continuidad de la vida. Nos impone la Naturaleza, eso sí, trabajar para obtener el alimento y el abrigo.
La abundancia nos trae tiempos que destinábamos a la supervivencia y lo aplicamos hoy en día, a debatir la NO vida; la muerte anticipada y la elección de sexo asistida artificialmente. Más todos los debates políticos que tensan entre las libertades y los totalitarismos, éstos hoy disfrazados de apetecibles. La abundancia hoy es una carnada para la entrega de libertades, como las de opinión y expresión, la de educar a nuestros hijos, la de ser responsables de nuestras acciones.
Y hoy estamos encerrados por supervivencia. Los "importantes" temas con que la abundancia nos amenazaba hasta hace unos días, han cesado temporalmente: el mantenimiento de la vida nos devuelve a lo esencial de la vida y que la Naturaleza, cada tanto, dramáticamente o con fineza, nos recuerda que en este mundo aún Ella está, y más allá de poluciones o tecnología autosuficiente, está ahí. Aunque la desafiemos arrogándonos sus facultades, está ahí.
Claro que la Naturaleza es la expresión de Dios, a quien desplazamos primero o pretendemos haberlo hecho. En modo supervivencia, el ser humano tiene cercanía con Dios. En modo abundancia, Dios es relegado y hasta burlado cuando, en realidad, más palpable debiera sernos.
Dios nos recuerda a través de su obra, la Naturaleza, que Él sí está ahí, aunque los logros humanos en lugar de agradecerle sus maravillas, lo ocultan; cual hijo que, una y otra vez, quiere demostrar que no es hijo de su Padre o demostrarle, tozudamente, que el hijo, finalmente, lo ha superado. Una próxima vacuna, traerá alivio mundial como así también, el regreso de la arrogancia.
Bienvenida la supervivencia: nada más positivo que devolvernos, aunque sea temporalmente, a nuestras esencias. Tal vez, hasta podamos adquirir una mirada grotesca de la abundancia, aunque alejada de la jactancia humana del paraíso terrenal basado en una ingeniería social que pretende emular la perfección del universo.
Hoy, los enclaustrados tenemos abundancia de tiempo. Limpiamos, ordenamos, guasapeamos, netflixeamos.
Desactivemos el modo abundancia, pongámonos en modo esencial y recuperemos la perspectiva: la Naturaleza de la que declamamos es mucho más que el plástico en los océanos y nos comprende a los propios seres humanos.
Dios con nosotros. Nada más natural

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