¿PRESIDENTE O MASCARITA?

QUEDA MENOS TIEMPO PARA QUE EL PRESIDENTE DECIDA SI QUIERE SER PRESIDENTE O MASCARITA

Las situaciones del huevo o la gallina deben recibir como respuesta algo que permita salir del loop o rulo (círculo vicioso) que se genera. 

Presentar un  plan económico completo sería lo más atinado inclusive para que el Gobierno retome el liderazgo.  Pero uno tiene algo en su ADN que hace que unas personas al sentirse acorraladas por alguna situación,  tomen decisiones de salida y otras queden abroqueladas en una encerrona.

El inmovilismo matizado con medidas menores,  es una mala situación para el Gobierno,  salvo que sea el propio Gobierno el que tenga por plan que la economía estalle y, en un punto,  intervenir con medidas fuertes.  Un recambio de gabinete será una consecuencia del proceso. No sé cuál es el rol del Presidente en la coalición gobernante. Si fuera equiparable a la de un ministro, podría estar en riesgo en un cambio de gabinete. 

Ahora bien,  para dónde saltará la liebre si el inmovilismo continúa o estalla el país.  Es lo que debe decidir Alberto Fernández.  Hoy,  su presidencia parece evanescente como su liderazgo.

El gobierno actúa favoreciendo el caos y la subversión: desde el funcionariado de Alberto Fernández se da apoyo a las nada espontáneas tomas de propiedades privadas, se incentivan conflictos para nada ancestrales y hasta propinan venganza a ex líder agropecuario de los tiempos de la 125. Todo a la vista del público y sin más reacciones que las privadas ya que, las que dependen del Estado, están sospechosamente aletargadas.

A la par,  el propio Presidente petardea al poder judicial y son funcionarios y aliados suyos que buscan amordazar a la prensa y los medios. Como vemos, no hay aspecto de la vida institucional, incluido el derecho constitucional de la propiedad, que no esté afectado por el Gobierno de Alberto Fernández, por su acción o su omisión.

En todo,  hay avasallamiento del Estado de derecho y falta de conducción del Presidente. No parece éste tener conciencia que,  a este paso,  se convierte en un espectador que la situación terminará por desplazar, ya que "alguien" y/o "algo" debe romper el rulo.

Hoy,  hay demasiada gente que ha comprendido que debe auto defenderse y, también, gente que ha decidido tomar justicia por mano propia, situación que viene creciendo desde hace unos años y, finalmente,  el sálvese quien pueda se instala. En ambas situaciones, la gente principalmente comprometida en su autodefensa y asume la justicia inmediata, es gente de barrio y de barrio humilde. 

La ausencia del Presidente ante hechos que sus propios funcionarios y aliados llevan a cabo bajo su pantalla presidencial,  están promoviendo la  sustitución del Estado de derecho por la ley de la selva.  A río revuelto, ganancia de pescadores, principio utilizado por el terrorismo subversivo de todos los tiempos. 

El Presidente no da muestras de ser Tarzán aunque tiene una Jane tan demandante y caprichosa que puede terminar expulsándolo si dejara de obrar como ella espera: que "su hombre" sea pantalla eficaz de los descalabros que la señora y su gente llevan a cabo.

Mientras,  en los campos y las ciudades la gente pelea por sí  misma. por lo que le es propio. Lo hace ante huestes subversivas pagadas por el Estado, liberadas para hacer efectiva la revolución socialista; revolución que añora  el Presidente instaurar y -seguramente- lograr un lugar en el podio revolucionarista latinoamericano. Sólo que él, hoy,  no controla ninguna situación.  Todo ocurre por su ausencia y no por su impulso. Difícil será llevarse créditos que no generó.

Tal vez, esté cumpliendo cabalmente un rol de mascarita asignado por la coalición gobernante y de pronto, se le caiga.  Tal vez, sí quiera ser Presidente.

Lo sabremos en pocas semanas.

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