SI PENSASTE QUE EL 2020 FUE EL PEOR, VEAMOS CÓMO VIENE ESTE 2021
Cerrando su primer año de Gobierno, las directrices están definidas.
En primer lugar, quien maneja los temas y los
tiempos del Gobierno, es Cristina Fernández de Kirchner, y si alguno continúa
esperando que Alberto Fernández realice un gobierno propio, se puede quedar
esperando sentado.
En segundo lugar, el Gobierno -entendido como en el párrafo anterior-, ha declarado de interés público a las empresas de comunicaciones y de internet; ha cerrado las exportaciones de trigo; ha anunciado que avanzará sobre el sistema de salud argentino (en medio de la pandemia); ha aumentado impuestos; ha reducido las jubilaciones del sector privado en términos reales como hace tiempo no se veía; se ha anunciado un procedimiento contra el miembro de la Corte, Lorenzetti, por el tema de las escuchas, lo que preanuncia un embate hacia la Corte toda. Mucho antes, se aprobó una doble reforma judicial: a) se modificó la ley de jubilaciones de los jueces, generando un masivo éxodo de jueces y, b) se aprobó una ley de creación de 600 juzgados por todo el país, con sus cortes de empleados, choferes y custodias. Si, además, había que meterse con la Iglesia y el Papa, ahí está la ley del aborto. La agenda desplegada es grande y fundacional de lo que harán en los tres años que quedan de gobierno. El 2021, tiene, además, el condimento de la elección de medio término, la que se juega, para la Argentina, al todo o nada.
Por su parte, la pieza "Máximo" de este ajedrez , ha sido movida al control del partido peronista en la Provincia de Buenos Aires, en conjunción con la ficha “Axel” desde la gobernación. En el juego del ajedrez, Cristina se ha mostrado como la mejor jugadora del espectro político nacional.
Estamos entonces, que Cristina Fernández tiene dominio del Gobierno y que las directrices van directamente a un modelo argentino estatista, con una cantidad de la población cobrando del estado; con una estrategia de reducción del sector privado vía la asfixia financiera y la salida del país -el que puede- o la entrega de lo que tiene -el que no pueda irse-. La emigración de capitales, emprendedores y empresarios, se multiplicará, empobreciendo al sector privado y al país.
Nuestro Gobierno hoy, entonces, tiene un proyecto de país y lo está llevando a cabo, hasta ahora sin reacciones y sin vislumbrarse una oposición con poder de fuego. Como dice mi amiga Mariana de Mercedes, cabe que el peronismo se divida y esto frustre el plan. ¿Podrán dividirse a tiempo o las piezas que pudieran amenazar la “unidad” cristinista están ya neutralizados? ¿Existirá alguna, al menos?
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