IGLESIA CATÓLICA: HAY UN ANTES DE FRANCISCO Y UN DESPUÉS DE FRANCISO

IGLESIA CATÓLICA

ANTES Y DESPUÉS DE FRANCISCO

(AF / DF)

Es tiempo de decirlo

A nueve años de la asunción de Bergoglio como Francisco I, debemos asumir  que hay un antes de Francisco y hay un después de Francisco. Una Iglesia hasta Francisco y otra después de él.  En este texto, expongo por qué el Papa ya ha producido el quiebre en la continuidad de las enseñanzas de la Iglesia (la llamada Tradición), principio que por siglos fue necesario para la legitimidad de las enseñanzas pontificales. En corto, para adecuar  la Iglesia al  mundo occidental tal como se presenta hoy, el actual Papa produce reformas en discontinuidad con la Tradición católica.

Ruptura 1

En su extensa Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, el Papa introduce la posibilidad de la comunión para personas divorciadas y vueltas a unir en vida del cónyuge sacramental. El progresismo eclesiástico recibió con alborozo esta posibilidad y en muchas iglesias locales se puso velozmente en práctica. Mientras, otros grupos de la Iglesia, estaban azorados y querían leerla en la continuidad de siempre.

Básicamente, el Papa sostiene que puede haber situaciones no deseadas ni acordes con el ideal cristiano, pero eso es lo mejor que puede ofrecer en conciencia esa persona a efectos de no producir otros daños y que eso hasta podría ser querido por Dios.

Los “cuadros” de la Iglesia considerados conservadores, apegados a la Tradición y, por lo tanto, formados en la continuidad de la enseñanza de la Iglesia, tardaron en caer en la cuenta que la lectura de Amoris Laetitia no se realizaba en clave de continuidad sino, precisamente lo contrario, en discontinuidad o ruptura con lo dado. Debo aclarar que ser conservador apegado a la Tradición no necesariamente implica ser “tradicionalista” o “integrista”.

Hoy por hoy, el tema está claro. Por ejemplo, el sacerdote jesuita Julio Martínez, profesor de teología moral de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, deja bien claro que: “Aunque el matrimonio y la vida familiar pueden haber sido el ·punto de partida· de Amoris Laetitia … si se llega a cambiar la forma de adquirir el conocimiento moral y a cambiar el método que se aplica para encontrar el bien en la vida, como lo ha hecho Amoris Laetitia, entonces esto afecta a todos los campos de la moral, no sólo el matrimonio y a la vida familiar”. En síntesis, se trata de un cambio del concepto mismo del pecado. ¿Cambio respecto a qué? Respecto a lo dado por la Iglesia hasta que Francisco escribe Amoris Laetitia.

Por el lado “integrista”, para extremar los casos, hace poco se publicaron notas Josef Seifert, austríaco, laico y filósofo cuyos conceptos se ven rápidamente en los títulos: ¿Amenazada con la destrucción toda la doctrina moral Católica? (Infocatólica). El artículo trata sobre otro de Seifert en un diario alemán, intitulado “Las lágrimas de Jesús a causa de Amoris Laetitia”.

Así, por el progresismo y por el integrismo, se coincide en que Francisco I ha conformado, en un párrafo de una Exhortación y en un pie de página, un cambio completo de la interpretación católica contemporánea de la doctrina moral, con enormes consecuencias de allí y en más.

Ruptura 2

Un segundo hecho rupturista se ha dado hace pocos días, con el viaje de Francisco a Canadá en el mes de julio de 2022, donde mantuvo encuentros con comunidades precolombinas, pidiendo perdón y reconciliación, de lo que se esperan indemnizaciones pecuniarias por parte de la Iglesia Católica por actos realizados por los gobiernos del Canadá altri tempi.

Me interesa aquí detenerme en los fundamentos que expresa el Papa para el pedido de perdón y no en los hechos que son bien controversiales: “Me duele pensar que algunos católicos hayan contribuido a las políticas de asimilación y desvinculación … sustrayendo a comunidades y personas sus identidades culturales y espirituales, cortando sus raíces y alimentando actitudes prejuiciosas y discriminatorias y, que eso también se haya hecho en nombre de una educación que se suponía cristiana”. El Papa completó en su viaje de regreso, que no había usado la palabra pero  que “…sí describí un genocidio”.

El Papa bien pudo haber hecho lo que hizo ateniéndose a la supuesta historia local. Sin embargo, en la condena del pasado canadiense utilizó conceptos contemporáneos que suelen extrapolarse interesadamente al pasado y que, si se leen bien, son aplicables a buena parte de la evangelización de todos los tiempos de la Iglesia Católica y de las naciones mismas y sus imperios.  Se trata, ahora,  de una ruptura con la propia Historia de la Iglesia Católica.

Corolario de los dos hechos

Hasta aquí, sumamos, entonces, dos hechos concretos de ruptura con la continuidad de la Iglesia, uno, un cambio de la doctrina moral entera desde un párrafo de un extenso documento y, el otro, un cambio de la interpretación del rol de la Iglesia en buena parte de su pasado, en una frase como refiriéndose a una situación local pero cuya aplicación luce como universal. Ambas situaciones podemos señalarlas como “troyanos” [1], es decir, se “metieron” como quien no quiere la cosa, hablando de otra cosa.  Ahí están. Una canción de Alfredo Zitarrosa expresa que “las revoluciones, crecen desde el pie”.

Una necesaria transcripción de S. Juan Pablo II

Las tendencias internas de la Iglesia entre “progresistas e integristas” las dio San Juan Pablo II, de lo que transcribo, tomando del medio El Debate del 13/7/22, los siguientes párrafos:

La corriente progresista se caracteriza “…por el deseo de cambios que no siempre están en sintonía con la enseñanza y con el espíritu del Vaticano II, aún cuando intentan hacer referencia al Concilio. El progreso, en este caso, es una aspiración hacia el futuro, que rompe con el pasado, no teniendo en cuenta la función de la Tradición…”

«La tendencia opuesta, que habitualmente es definida como 'conservadurismo' o bien 'integrismo', se detiene en el pasado mismo, sin tener en cuenta la justa aspiración hacia el futuro que se ha manifestado precisamente en la obra del Vaticano II. Mientras la primera tendencia (el progresismo) parece reconocer como correcto lo que es nuevo, la otra (el integrismo) en cambio ve lo correcto sólo en lo que es 'antiguo', considerándolo sinónimo de Tradición.

El ex Papa nos hace salir de las corrientes: “Sin embargo, no es lo 'antiguo' como tal, ni lo 'nuevo' por sí mismo que corresponden al concepto correcto de la Tradición en la vida de la Iglesia... «La Iglesia, como ese dueño de la casa del Evangelio, saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo (Mt 13, 52), permaneciendo absolutamente obediente al Espíritu de verdad que Cristo ha dado a la Iglesia como Guía divino. Y la Iglesia realiza esta delicada obra de discernimiento a través del Magisterio auténtico.” Así, «Si por una parte el Concilio ha dado lugar a una aspiración a la renovación …, por otra parte, algunos abusos en el camino de esta aspiración, en cuanto olvidan los esenciales valores de la doctrina católica sobre la fe y sobre la moral y en otros campos de la vida eclesial, por ejemplo, en el litúrgico, pueden e incluso deben suscitar una justa objeción. Sin embargo, si a causa de tales excesos se rechaza toda sana 'renovación' conforme a la enseñanza y al espíritu del Concilio, entonces tal actitud puede conducir a otra desviación que también contrasta con el principio de la viva Tradición de la Iglesia. obediente al Espíritu de verdad».

San Juan Pablo II no pone nombre a la corriente que viendo la necesidad de renovación la busca y la logra “conforme a la enseñanza y al espíritu del Concilio … (en) la Tradición de la Iglesia”, pero le asignaré el de la corriente correcta.

Los ahora enemigos de la nueva Iglesia Católica

Los párrafos anteriores los consideré necesarios de cara a esta parte de mi desarrollo: acorde con gestos y decisiones de Francisco, podemos identificar a “enemigos” del proceso progresista iniciado por él mismo, como son los grupos de integristas, tradicionalistas, conservadores, y otros que pondrían reparos a una lectura en la discontinuidad.

Comencemos por quien NO es enemigo: el separatismo alemán, a pesar de la presión que mete por cambios radicales en absoluta ruptura con el pasado de la Iglesia. El Papa ha hecho observaciones sobre potenciales desvíos que se están produciendo en Alemania mas ha dejado correr el agua sin tomar decisión alguna.

Sigamos por quiénes SÍ parecen enemigos:

En julio de 2020, se determinó el sorpresivo cierre del Seminario de San Rafael Mendoza, Argentina “…por una seria crisis interna producto de los desacuerdos entre algunos sectores muy tradicionales y el obispo diocesano, monseñor Eduardo Taussig” (Infobae, 29/7/20).

En julio de 2021, el Papa emite el Motu proprio Traditionis Custodes, que “encapsula” a los grupos que siguen la misa bajo el rito Tridentino y genera un mecanismo de autorizaciones y privaciones que simplemente significa la desaparición por asfixia de esta corriente, a la que Francisco considera como expresión de una fe muerta. Curioso es que esto se produjo en tiempos en que se acercaban cada vez más jóvenes. Pareciera que buscó el Papa “cortar por lo sano”.

En julio de 2022, el Papa emite el Motu proprio Ad Charisma Tuendum bajo el cual “degrada” al Opus Dei de una Prelatura Personal del Papa a una institución en el ámbito del Dicasterio para el Clero, prohibiendo que ningún sacerdote miembro de la Obra pueda ser Obispo. Lo hecho, dice el texto, ha sido en defensa del carisma de la Obra. Hagamos una lectura más terrenal y en perspectiva: siendo el Opus Dei una institución considerada conservadora (correcta, en mi opinión), la que evangeliza en comunión con el desarrollo doctrinario y moral en la continuidad y ello controvierte el camino elegido por el Papa.

Hechos de distinto tenor y a un mismo efecto, el reposicionamiento

La Iglesia Católica es la organización más enfáticamente opuesta al aborto en el mundo. Más que cualquier otra religión. Grupos de la Iglesia realizan acciones enormes e increíbles para evitar abortos y para lograr que la legislación abortista sea derogada. Esto es muy fuerte. Ocurre que  Francisco morigera el posicionamiento vaticano respecto de líderes políticos católicos que promueven abiertamente desde sus funciones públicas el aborto, para que no sean observados públicamente por los obispos. Francisco pontifica contra el aborto, mas no quiere confrontar con aquellos líderes, generando confusión.

También se ha permitido, que personas sin trayectoria católica, conviviendo en forma no sacramental, promotoras del aborto, entre otras cosas, reciban la comunión, como ocurrió en la Gruta de San Pedro en febrero de 2020, con Alberto Fernández y su tercera pareja, Fabiola Yañez, en un gesto incomprensible, una especie de “comunión para todos y para todas”, sin más requerimiento que el de estar ahí, haciendo tabla rasa con las condiciones que debe cumplir un católico para comulgar.

Perspectiva drone (antes se decía helicóptero, es una perspectiva general)

Si en lugar de ver cada hecho por separado, como creo que ha ocurrido, los vemos en conjunto y en secuencia, como pretendo con este escrito, vemos que hay un desarrollo coherentemente montado para un cambio de direccionamiento de la Iglesia Católica, muy en línea con la realidad que plantea el nuevo mundo o nuevo orden, cada vez más homogéneo y fuerte en la imposición de la uniformidad al que le incomoda el cristianismo y trata de sacudírselo. Cierto es que hay teólogos, obispos, sacerdotes y una feligresía que apoya esta posibilidad de que sus vidas sean unas, principalmente las del Mundo que, desde aquellos tiempos, cuesta a cada generación alinearse a las propuestas radicales de Jesús. Es una matización deseada a efectos de evitar las persecuciones que preanunciaba Cristo. Hoy esto es más que perentorio ya que la Iglesia o los católicos, podrían ser ilegalizados en el mundo occidental.

La nueva revelación, lo que podría fundamentar el quiebre

El desarrollo teológico progresista es enorme. Esta tendencia -gobernante-, legitima la discontinuidad,  disrupción o quiebre aun cuando Jesús nos dijo que todo estaba dicho y que no habría más Revelación pública hasta su segunda venida. Ver números 65 y 66 del Catecismo de la Iglesia Católica. Para lograrlo se apela desde diversos escritos de teólogos y escritores,  al siguiente argumento: debemos encontrar en los “signos de los tiempos” la voz del Espíritu Santo. Si antaño se interpretaba que una novación eclesial era obra del Espíritu Santo, ocurría precisamente por la continuidad con las enseñanzas del pasado.

Hoy en día, la voz del Espíritu Santo se “escucha” en los movimientos sociales, en las tendencias conductuales masivas que generan demandas y en la “escucha del pueblo de Dios” y los obispos. Es la base del Sínodo de Obispos del año 2023: los resultados de la escucha del pueblo de Dios (las encuestas hechas) y con acuerdo de los obispos, habrá una especie de “nueva revelación” hecha por el Espíritu Santo a través del mecanismo expresado y que dará fundamento a las rupturas pudiendo incorporarlas en la doctrina, el catecismo y el código canónico de la Iglesia Católica.

Cierre

El Papa Francisco, en su afán de una iglesia de masas, popular, aceptada y aceptable,   contribuye desdibujando “los contornos de Jesús”, como de alguna manera pedía Teilhard de Chardin en Yo Creo, allá en los años 60s. Satisface a millones de fieles, a sacerdotes y obispos, ya liberados de seguir a exigencias que confrontan cada vez más con el Mundo, no requiriendo de esfuerzos ni sacrificios personales preanunciados por Jesucristo.  

Tal vez, y sólo tal vez, quienes vienen siendo “asfixiados” y “degradados” deban consideren la opción de Ratzinger y, haciéndose comunidades pequeñas, sean el  reservorio de la Fe hasta que el Espíritu Santo aclare la situación bajo nuevos “signos de los tiempos”.

A rezar intensamente por la Iglesia, por la Unidad de los cristianos actuales y con los pasados. 

2 de agosto de 2022

 

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[1] Un Troyano o caballo Troyano es un componente de malware disfrazado de software genuino que intenta infectar su ordenador y alterar sus archivos y datos. También podemos acudir al Caballo de Troya como imagen de cómo se han insertado elementos que, en el tiempo, harán cambiar la doctrina formal y documentada de la Iglesia.