USA. De cuando un Presidente debe hablar menos y actuar con solvencia política…Obama no encuentra cómo entrar al tema y sus discursos echan nafta al fuego aún en el largo plazo
EE.UU. ya perdió por la crisis de deuda
Antonio Caño
Incluso si se llega a un acuerdo antes de la fecha señalada por la suspensión de pagos, pasado mañana, la imagen de Estados Unidos como el gran patrón de la economía mundial ha sufrido ya un daño que será difícil de reparar. Como dijo Barack Obama en su discurso de la noche del lunes, "los inversores en todo el mundo se preguntarán si merece seguir apostando por Estados Unidos"…

GRECIA: Un compendio del colapso de un “maravilloso” Estado corrupto, dadivoso, subsidiador. Un auténtica expresión del “Estado de Bienestar” gestionado en forma más que irresponsable. ¿Consecuencia? ¡Ajuste! Y esto, amiga y amigo lector, no es “neo-liberalismo”. Es irresponsabilidad populista y enriquecimiento de los integrantes del poder. La gente debe, también, asumir responsabilidad por lo que vota. Es un artículo largo en el que el redactor entrevista a varias personas con diversidad de profesiones que le dan sus opiniones sobre el momento y lo que espera.
Bancarrota en el país de la deudocracia"
Por Juan Antonio Giner
Mi reencuentro con algunos de los colegas con los que hace cinco años trabajé en Atenas es para entender por qué hoy políticos, banqueros y periodistas son las tres profesiones más odiadas en Grecia. Las tres están en bancarrota.
…Las explicaciones fueron apasionadas y vehementes, con la retórica propia de un país que fue cuna de la democracia, reino de filósofos y también ágora para demagogos. Aquí las tienen en dramáticos collages más allá de la literalidad de preguntas y respuestas, porque los descendientes del Oráculo de Delfos tienen recetas para todo y hablan hasta por los codos. Siguen largando como si fueran Sócrates, Demóstenes o Pericles. Y es que cuando en un país hasta los taxistas te hablan de los bonos basura la cosa empieza a ser alarmante…

ARGENTINA OSCURA. Esto de tener jueces afectos a los prostíbulos deja mucho que desear de nuestra calidad institucional, ¿no? Porque el miembro de la Corte Suprema no ha reaccionado aún como para diferenciar si tuvo un mal gestor de negocios o es una actividad propia del propio Juez. Tiene, dicen, 30 departamentos. En 6 de ellos funcionan prostíbulos en contravención del objeto de los edificios. ¡Y es un juez!
Quién es el hombre de Zaffaroni que gestó los alquileres de los prostíbulos
Ricardo Montivero tiene domicilio en casa del juez de la Corte Suprema y firmó contratos de sus polémicos departamentos. "Montivero es Zaffaroni", amenazan.
Luego de que a partir de una nota de Perfil.com se revelara que hay seis departamentos que pertenecerían a Eugenio Zaffaroni en los que funcionarían prostíbulos, las repercusiones del caso siguen. Ahora se conoció que sería una persona del entorno del juez la encargada de gestionar los alquileres de los departamentos, por los que se llegaría a cobrar hasta 5 mil pesos por mes.
Según publica el diario Libre, el encargado de tramitar los alquileres de las propiedades del magistrado se llama Ricardo Montivero, tiene 65 años y figura ante la AFIP en el rubro "asesoramiento, dirección y gestión empresarial".
De acuerdo a esa publicación, el domicilio de Montivero es el mismo que el de Zaffaroni, que vive en una casona del barrio de Caballito. "Es quien hace todas aquellas cosas que Zaffaroni no le gusta o no puede hacer, desde las compras en el supermercado, hasta firmar los contratos y administrar sus cosas", indicó a revista Noticias un amigo muy cercano al juez.
Libre pudo constatar que Montivero es el firmante en el contrato de alquiler del monoambiente de la calle Vicente López, en Recoleta, a partir del que se desató el escándalo. Este alquiler se habría gestionado a través de la inmobiliaria Juan Calvo del barrio porteño de Villa del Parque.
Según confirmó un vecino de ese lugar, y luego ratificó la ONG La Alameda, por esa última propiedad, un monoambiente donde hasta el fin de semana habrían trabajado tres mujeres dominicanas,  se estaba pagando un alquiler mensual de 5.500 pesos, lo que supera en varios múltiplos al precio promedio de los departamentos de la zona.
Por su parte, la revista Noticias de esta semana revela el vínculo de Montivero con otro departamento que funcionaría como prostíbulo, ubicado en Dellepiane 668. Dos abogados que tienen oficina en ese edificio, Martín Sanguinetti y Mariel Milillo denunciaron la situación.
"Cuando solicitamos un informe de titularidad de la unidad, descubrimos que un tal Ricardo Montivero figuraba como dueño. Lo denunciamos y al poco tiempo apareció un abogado que dijo representarlo, de nombre Carlos De Vinzenzi, que nos dijo que 'nos dejemos de joder' porque 'Montivero es Zaffaroni'", explicó Sanguinetti a revista Noticias.
El apellido De Vinzenzi ya aparecía relacionado a la denuncia que en 2009 hizo La Alameda del prostíbulo del departamento de Vicente López.

ARGENTINA ELECTORAL. Un distrito que pesa en el mapa electoral en el que la elección está en preparación con todo ardor y pasión y que los diversos peronismos se lo disputan entre sí
Guerra peronista en La Matanza
Marcelo Veneranda

E
n el distrito más populoso del conurbano bonaerense, donde la suerte de concejales e intendentes puede definir la de un gobernador y un presidente, los fusiles de la Gendarmería no serán los únicos que protejan los votos. Dos candidatos admiten sin tapujos que sumarán "sus muchachos" al convoy encargado de custodiar las urnas en las internas del 14 de agosto y, si llegan, en las elecciones de octubre. "Los vamos a ayudar, por las dudas", desliza uno. "Si ganamos, sabemos que vamos a tener que salir a los tiros", cuenta el otro. No hay metáforas, sonrisas ni guiños cómplices. Es La Matanza.
L
a tensión viene en aumento en el territorio del intendente kirchnerista Fernando Espinoza, un bastión histórico del peronismo que, con 847.064 votantes, tiene más peso electoral que toda la Patagonia. La última semana, tres disparos perforaron la comitiva del programa Carne para Todos, con el que hace campaña el matarife Ricardo Bruzzese, rival de Espinoza en la interna del Frente para la Victoria. Las denuncias de amenazas, trompadas y hasta secuestros de militantes se volvieron habituales.
P
ero la pelea real en La Matanza persigue un nuevo y único botín: la estructura y los votos del último hombre fuerte del distrito, el vicegobernador Alberto Balestrini, convaleciente desde el accidente cerebrovascular que sufrió en 2010.
S
ucede que, contra los pronósticos, Espinoza, que llegó a la intendencia de la mano de Balestrini, armó una nueva estructura de poder y dejó afuera a los aliados de su jefe político, que por lo bajo empezaron a conversar con los opositores: el kirchnerista Bruzzese, el denarvaísta Fernando Asencio y el duhaldista Julio Ledesma. Todos afirman que cuentan con el aparato balestrinista de su lado y prometen dar la sorpresa en las internas de agosto.
L
a lista de heridos políticos del balestrinismo comienza en la cabeza del Concejo Deliberante local: el presidente de ese cuerpo, Daniel Castro, no renovará su cargo ni siquiera como concejal. La misma suerte esperan importantes miembros del gabinete municipal, desplazados del entorno de Espinoza por el "nuevo hombre fuerte" del intendente, como definen a Raúl Magario, recordado por su papel de tesorero de Montoneros.
A
lejado de la función pública -fue secretario de Medio Ambiente-, el rostro político de Magario es su hija Verónica, vicejefa de gabinete municipal y primera candidata a concejal, puesto que la llevaría a conducir el poder legislativo local. También la colocaría en la línea de sucesión de Espinoza, una alternativa que agitan quienes buscan dañar la imagen del intendente. De hecho, opositores y balestrinistas heridos no hablan de "fernandismo" como la nueva estructura de poder, sino de "magarismo".
E
spinoza no atendió a LA NACION en toda la semana. La misma cerrazón le achacan opositores internos como Bruzzese o Miguel Saredi, quienes recuerdan haber hablado más veces con Néstor o Cristina Kirchner que con el intendente. "Si no fuera por las macanas de Espinoza, los peronistas que se fueron con Duhalde y De Narváez se hubieran quedado en el kirchnerismo y Cristina arrasaba en La Matanza", sostiene Saredi, que se bajó de la interna del FPV por las trabas que sufrió su lista.
D
esde la Casa Rosada, que colaboró en sumar tensiones dejando fuera de las listas de diputados nacionales a varios peronistas ortodoxos, ahora intentan frenar la diáspora del PJ matancero. Lejos de calmarse en los despachos de los candidatos a vice Amado Boudou y Gabriel Mariotto, los lamentos terminan en el teléfono del secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zannini.
E
nfrente está "la ambulancia" que prometió Eduardo Duhalde. El ex presidente presentó cuatro listas para las internas, aunque su hombre fuerte es el sindicalista Julio Ledesma, paradójicamente, el primero que acompañó a Néstor Kirchner en la provincia, en 2002. Francisco de Narváez, por su parte, apostó al concejal peronista Fernando Asencio, detrás del cual se asienta el poder del diputado nacional Juan Carlos Piriz y la estructura de un viejo cacique, Alberto Pierri.
"E
l magarismo montó una empresa gerenciada en el kirchnerismo local, por eso la cantidad de listas peronistas", interpreta Bruzzese, un peronista que se define "nacional y católico" a la vez que kirchnerista, aunque reconoce que sus referentes en la Casa Rosada son Zannini y el operador radical Roberto Porcaro. "Lo que no saben es que, sin Balestrini, Espinoza está perdido", arremete. Si Bruzzese pierde la interna, Asencio ya cuenta como propios los votos de los balestrinistas que hoy apoyan al matarife. El mismo botín que reclamarán los duhaldistas.

ARTÍCULO DE FONDO: entendiendo las votaciones previas a la Gran Elección
Kontradicción expuesta
Por Jorge Lanata (*)
Finalmente, la realidad se peleó con el relato. Tenía que suceder; por eso el doble discurso siempre tambalea en la cornisa: algún día el viento corre el velo y la contradicción se expone. ¿Comenzó con Sergio Schoklender o con la derrota en la Ciudad de Buenos Aires? ¿Fue la irrupción de Miguel Del Sel, el papelón del Inadi o el segundo test de ADN de los Noble Herrera? La misma idea que sobrevolaba fatal, como el destino, se evaporó en un mar de dudas: ¿y si Cristina no gana en primera vuelta?
Ni la disciplina ni los dientes apretados pudieron enmudecer los pases de factura: tarde, los intelectuales K advirtieron la “imbecilidad estructural” del aparato de propaganda.
Como única respuesta, la campaña de Filmus pasó del discurso Rosa Luxemburgo al mensaje Hare Krishna, y se llenó de corazones. Tarde, el Gobierno decidió apoyar a José Manuel de la Sota en Córdoba, previendo evitar la escalada, e hizo –y hace aún– todo lo posible por evitar la propia ley de internas obligatorias. ¿Y si sirven para demostrar que Eduardo Duhalde no era tan débil como parecía?
Sucede a veces con los relatores: se compenetran tanto con el relato que terminan creyendo su propia mentira. Entonces creen que el relato es el diagnóstico y actúan en consecuencia.
Y se equivocan. Tanto creyeron en la reconciliación con el campo que no advirtieron la derrota en Santa Fe.
Tanto creyeron en su propio olfato para armar las listas que no pudieron ver que el peronismo es, todavía, superior al kirchnerismo en número e influencia.
Y apareció entonces, referida a octubre, la palabra ballottage. ¿Y si el peronismo termina, en octubre, enfrentando al peronismo? ¿Y si la ideología, los negocios, la oportunidad o el viento que los amontona terminan, en octubre, uniendo a Macri, Duhalde, Rodríguez Saá, De Narváez, Reutemann, Del Sel y Alfonsín?
Hay quienes ya se animan a preguntarse por la teoría del animal herido. ¿Será mejor Cristina con menos poder?
¿O un gobierno más débil será víctima de la exageración? ¿Habrá más proyectos desesperados como el de “Ascenso para todos” o la decisión de Guillermo Moreno de prohibirle vender Clarín a un kiosco del Mercado Central?
La carta de Alberto Fernández a Cristina publicada por La Nación pegó donde más dolía: un ex miembro de la tropa propia los acusaba de fabular. “No hace falta fabular batallas para parecer heroica”, le dijo.
“Con el Grupo Clarín no tuve más relación que la que Néstor Kirchner dispuso que tuviera. Con sus directivos almorcé tantas veces como lo hizo usted (...) Debe saberlo bien, porque todas las comidas fueron en la residencia presidencial de Olivos”. La realidad se imponía, otra vez, sobre el relato.
La carta de Alberto F. citaba declaraciones de Cristina a su biógrafa oficial. El libro La Presidenta, firmado por Sandra Russo, tal vez quede en la historia menor como el último testimonio del relato: un panegírico en el que Cristina aparece como un remedo de Annie, la huerfanita.
“Yo nunca quise ser candidata –le confiesa a 6, 7, Sandra–. Nunca. Ni para presidenta ni para senadora, ni para diputada provincial. Me tuvieron que convencer siempre.”
El vértigo de los acontecimientos lo irá transformando, a poco, en un relato cómico.
Sin velos, el relato expone su contradicción más brutal:
—¿Qué diferencia hay entre los cuatro muertos de Jujuy y Kosteki y Santillán? –se preguntaba el viernes Chiche Gelblung después de comunicarse con un militante de la Corriente Clasista y Combativa en Radio Mitre.
—La señora Bonafini habla de sus hijos. Yo también tengo un hijo. Y no me pagaron por mi trabajo –decía el jueves, en la Plaza de Mayo, uno de los obreros de Sueños Compartidos que se quedó en la calle.
El militante jujeño de la CCC no sólo recordaba los asesinatos de un chico de 17 años y otro de 21 a manos de la policía de un gobernador K; también señaló que sus compañeros desocupados –y ahora desalojados– viven, por mes, con un subsidio oficial de 225 pesos.
Schoklender sigue libre –y dicen que así quedará, porque de otro modo deberían procesar a Bonafini–, mientras la Federal rodea a las Madres en su ronda para que los obreros en protesta no las interrumpan.
Ningún relato, por perfecto que sea, soporta tanta realidad.
(*) Fuente: Edición impresa del diario PERFIL.

REPORTAJE DE FONDO A la historiadora Hilda Sábato
Ricardo Cárpena
"Hay un uso del pasado que refuerza los estereotipos"
…"Los historiadores no tenemos un monopolio del pasado. Cada uno explora en ese pasado y lo usa, construye versiones de ese pasado de acuerdo con sus propias necesidades, sus propias visiones, sus propios prejuicios -afirma a Enfoques la historiadora Hilda Sabato-. Y esto no está ni bien ni mal, es así: el pasado es una cantera que sirve, además, para construir relatos míticos, para generar memorias colectivas, héroes [...] El problema sería que esas visiones del pasado fueran impuestas como verdades absolutas desde el poder hacia sectores amplios de la población. No estoy de acuerdo con la mayor parte de las visiones de la historia que se han relanzado en los últimos años desde el Gobierno. Hay un uso del pasado que no contribuye a generar una sociedad más pluralista, más democrática, más amplia, sino todo lo contrario, refuerza los estereotipos y las visiones dicotómicas de la Argentina".
Usted, en el libro, eligió poner la lupa en los comicios realizados en el siglo XIX, pero ¿de qué forma ha afectado a los distintos procesos eleccionarios, en la historia reciente, la crisis del sistema de partidos?
-Es curioso porque estamos en pleno proceso electoral y está pasando algo interesante. Las últimas elecciones en Santa Fe y en la ciudad de Buenos Aires son interesantes porque muestran algo que los analistas políticos vienen señalando desde hace unos años: que hay una proporción importante del electorado que en cada elección decide sin adhesión partidaria. La fidelidad a los partidos es algo que en la Argentina fue en general débil, salvo en un periodo del siglo XX. En el siglo XIX no existía y en la medida en que avanzamos en el siglo XX vemos cómo aparece un electorado independiente cada vez más grande, que decide por afuera de cualquier identidad partidaria. Al mismo tiempo, los partidos muestran una capacidad increíble de supervivencia. En el caso argentino es evidente comparado con Brasil, por ejemplo, donde ha habido en los últimos 30 o 40 años un cambio muy importante en el panorama electoral. En la Argentina damos vueltas, pero los núcleos fundantes siguen estando allí.
-Sí, pero parecen cáscaras que sostienen una sigla histórica, casi sin vida interna, más que agrupaciones donde realmente haya debates, definiciones consensuadas?
-Son partidos que han perdido mucho del dinamismo democrático que deberían tener, pero no quiere decir que como máquinas no sean eficientes. Todavía las elecciones, en muchos casos, se ganan por esa máquina. Los partidos tradicionales, el peronista y el radical, están pasando por una especie de crisis, pero, a su vez, se reproducen y mantienen sus redes electorales y producen representación. Por otra parte, ha habido una enorme dificultad para crear nuevos partidos, y los que se han creado son efímeros. Ahora vemos que le fue bien a Miguel Del Sel en Santa Fe, pero no tenía una estructura partidaria como para darle más que los votos para la gobernación.
-A la luz de lo que sucedió en el pasado, ¿las elecciones internas abiertas, simultáneas y obligatorias impondrán algún cambio drástico en materia del veredicto popular o son más bien un cambio cosmético?
-Estoy absolutamente desconcertada porque toda mi vida pensé que las internas abiertas eran algo que, viendo lo que pasaba en otros países, podían transformarse en un mecanismo interesante para generar candidaturas. Cada elección tiene dos partes, y las dos son muy importantes, la votación es la segunda etapa, pero la primera es cómo surgen los candidatos. Entonces, la generación de internas abiertas podía permitir una ampliación de posibilidades para dirigentes que no controlan la maquinaria del partido que genera candidatos o, incluso, para reemplazar al dedo que es lo que funcionó acá en este último período, en todos los partidos. Pero aquí se incorporó el hecho de que las internas abiertas sean obligatorias. Si un ciudadano no tiene militancia partidaria y no sabe o no tiene ninguna preferencia, lo que hace, y lo hemos hecho toda la vida, es esperar a ver qué ofrecen los partidos. Ellos son los mediadores. Una interna abierta es interesante en la medida en que sea voluntaria, como pasa en otros países. Y lo ridículo, en el caso argentino, es que vamos a una interna abierta obligatoria cuando ya los candidatos están decididos.
-Varios analistas lo visualizan como una especie de primera vuelta de las elecciones presidenciales del 23 de octubre.
-¿Para qué queremos una primera vuelta? Es ridículo porque el objetivo de una interna abierta no se cumple. El objetivo es que la maquinaria de los partidos no tenga el monopolio de sus candidatos y se pueda abrir un espacio donde postulantes alternativos puedan competir en la medida en que la gente que no está metida en el sistema partidario lo elija. Pero ahora tenemos interna abierta, encima obligatoria y realmente para nada. O para convalidar el dedo.
-En las conclusiones del capítulo que usted escribió se habla de lo que sucedía en el siglo XIX, cuando existía "la premisa de que la mayoría de sufragios representaba el todo, la voluntad general", y entonces se destaca "la fuerte aspiración de unanimidad" que existía. Pero esa "fuerte aspiración de unanimidad" tiene muchísima actualidad.
-Ese es un punto clave y muy difícil de analizar. Uno podría decir que a lo largo de la historia argentina, con muy pocos momentos excepcionales, no ha habido una tendencia a pretender la unanimidad. Y en ese sentido el sufragio aparece más como representación del conjunto que como reproducción de las diferencias que puede haber en una sociedad. En el siglo XIX esto era normal. ¿Por qué? Porque, en general, fue bastante difícil en la historia del sistema representativo el problema de la representación de la pluralidad de intereses. En el siglo XIX predominaba una concepción de la representación como expresión de lo que el conjunto de la sociedad quería. Y eso hacía muy difícil pensar en partidos. Incluso se consideraba que la competencia electoral no era sana porque favorecía las disputas que podían atentar contra la unidad de la República.
-Esa concepción se ha mantenido...
-Hacia finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX hay un cambio en la noción de la política y de la sociedad y ahí aparece un momento en el cual surge la idea del pluralismo, en el sentido de que la política debe representar a la sociedad en sus diferencias, no en su unanimidad. Entonces en el siglo XIX la política aparecía como el espacio de superación de las diferencias y, por lo tanto, donde nadie debía llevar sus intereses particulares, aunque lo hicieran y por eso después se peleaban, pero no había mecanismos para procesar eso. A fines del siglo XIX comienza a aparecer una idea de que la sociedad tiene que ser representada en la política. En el caso argentino, esa visión va modificándose por una idea de que la política es mala y la sociedad es muy buena, y de que la sociedad tiene que colonizar la política, pero no en sus diferencias sino en sus virtudes. Esto ya aparece muy fuerte con el radicalismo yrigoyenista, cuando, más que como representante de una parte de la sociedad, se presenta como la encarnación de lo mejor, de la causa contra el régimen, de la Nación contra los enemigos de la Nación. Y esto después es retomado en los momentos no democráticos por los gobiernos militares y por el otro partido mayoritario del siglo XX, el peronismo, que rescata esa tradición de unanimidad, pero no en el sentido del siglo XIX, con la política suturando las diferencias de la sociedad y generando un espacio para el bien común, sino con la idea de que eran los representantes genuinos del pueblo, dejando afuera a todos los que no pensaban igual.
-¿No se mantuvo siempre en nuestra historia, estuviera quien estuviera en el poder?
-Después de la última dictadura militar, la más feroz, hubo un viraje: se puso en primer plano la noción de la importancia de las diferencias y de la creación de una democracia con partidos que representaran distintos intereses, grupos e ideologías. Y que la democracia consistía en una convivencia plural de estos grupos, con sus mayorías y sus minorías, pero dentro de un marco institucional que evitara las violencias del pasado. Y eso fue la propuesta mayoritaria con el radicalismo de Raúl Alfonsín, pero también el peronismo parecía orientarse en esa dirección con la renovación peronista de ese momento. Y con el gobierno de Menem, al cual critico por muchas cosas, de alguna manera se mantuvo esta idea de que la democracia era la convivencia plural de partidos y de grupos distintos que tenían que dirimir sus diferencias institucionalmente. Esto, que parecía ser un viraje en la historia argentina, ahora está otra vez puesto entre paréntesis en la medida en que han aparecido, por parte del gobierno nacional, pero también por parte de otros grupos, ideas que impugnan esta visión pluralista en pos de una visión autoritaria, mucho más homogénea de la sociedad, en la que se ve como un enemigo al que hay que destruir a todo aquel que se opone al pensamiento mayoritario.
-¿Cómo puede desarrollar su trabajo de historiadora de forma más independiente si desde el poder, e incluso para muchos de los intelectuales, todo se juzga ideológicamente y no en función de una investigación seria? ¿Siente presiones, aunque sea indirectas?
-No. Desde 1983, en la Argentina se desarrolló un campo profesional de historia muy amplio y muy importante. Y por primera vez desde hace casi 30 años hay universidades que funcionan, a las que uno las puede criticar pero que funcionan de acuerdo con las reglas del juego, hay un Conicet que funciona de manera académica y profesional, hay becas, doctorados y congresos que han permitido la creación de un campo profesional de historiadores que hoy tiene muchísimos cultores. Siempre hay excepciones y espacios más partidizados que otros, pero, en general, es un campo que está protegido de la disputa política inmediata y que está funcionando por fuera de ella. Eso, más allá de que la historia hoy tenga un lugar en el debate público y muchos de nosotros estemos interesados en disputar visiones de la historia que son propuestas desde distintos lugares, en particular desde el poder político.
-¿Esa tendencia del kirchnerismo a la permanente reinvención de la historia, desde darle una condición heroica a una figura como la de Héctor J. Cámpora hasta esa preocupación que nadie conocía de los Kirchner respecto de los derechos humanos, que incluye desconocer lo mucho que en ese rubro hizo Raúl Alfonsín, no es una especie de competencia desleal para ustedes?
-No lo considero así. Son terrenos diferentes de actuación. Cualquier partido y cualquier grupo social reinventa la historia. Para decirlo de otra forma: los historiadores no tenemos un monopolio del pasado. El pasado es de todos y cada uno explora en ese pasado, lo usa y construye versiones de acuerdo con sus propias necesidades, sus propias visiones, sus propios prejuicios. Y esto no está ni bien ni mal, es así: el pasado es una cantera que sirve, además, para construir relatos míticos, para generar memorias colectivas, héroes... La misma historia nacional ha sido construida así, como una memoria colectiva, selectiva, donde se seleccionan héroes.
-La distorsión histórica es común...
- No es nada nuevo.. El problema sería que esas visiones del pasado fueran impuestas como verdades absolutas desde el poder hacia sectores amplios de la población, y allí lo que hay que mirar mucho es el sistema educativo. Porque allí se trasmite una historia nacional o una historia de los procesos que fue atravesando nuestro país a lo largo del tiempo. A partir de 1983 existieron unas reformas educativas muy interesantes que habían permitido una visión mucho másaggiornada de la historia, donde se incorporaban las novedades que los historiadores habíamos producido, no la historia de buenos y malos, de héroes y villanos, sino una historia de procesos, de transformaciones que incorporaba también a la sociedad en sentido amplio, como las capas populares, a las mujeres. No sé cuánto de eso se está modificando, pero es un punto que habría que mirar. No estoy de acuerdo con la mayor parte de las cuestiones que se han relanzado en los últimos años desde el Gobierno. Lo he dicho y lo he discutido en artículos en distintos medios, porque hay un uso del pasado que no contribuye a generar una sociedad más pluralista, más democrática, más amplia, sino todo lo contrario: refuerza los estereotipos y las visiones dicotómicas de la Argentina. Pero hay que discutir esto y dar la pelea en el terreno en que uno puede darla. Además, mucho de esto es genuino. Es legítimo construir tradiciones, construir memoria. El problema es cuando se utilizan de manera autoritaria.
-¿Es lo que sucede ahora?
-Hay momentos en que sí y otros en que no. Los límites son siempre difíciles, y es importante que quienes no pensamos de esa manera señalemos cuando esos límites se traspasan, cuando lo que es una opinión se convierte en verdades que el pueblo tiene que recibir. El sistema educativo es importante en ese punto y allí sí todos tendremos que bregar para que las visiones del pasado que se trasmiten sean pluralistas, no ingenuas ni donde no haya conflicto sino donde esos conflictos se muestren, pero en toda su complejidad y no como la simple disputa entre buenos y malos.
© LA NACION
SEGÚN PASAN LAS URNAS
¿Cómo es la vida de una historiadora? La de Hilda Sabato parece muy agitada, por lo menos en cuanto a investigaciones y a proyectos editoriales. Es coautora, junto con Marcela Ternavasio, del primer capítulo del libro Historia de las elecciones en la Argentina: 1805-2011, dedicado a recrear cómo fue el voto en nuestro país hace dos siglos. "El sufragio fue un nudo central de la política del siglo XIX -afirman las autoras-. Su irrupción, como mecanismo de selección de los gobernantes, implicó barrer con otros procedimiento preexistentes e instalarse en la vida política como vehículo fundamental de la soberanía popular". Luciano de Privitellio aborda el período 1900-1955 y Ana Virginia Persello, la segunda mitad del siglo XX. El epílogo está a cargo del politólogo Natalio Botana, que analiza la situación que surge de cada proceso eleccionario y los desafíos actuales del sistema político. Hilda Sabato, por otra parte, también avanza con otros proyectos: "Estoy trabajando desde hace bastante tiempo -dice- en temas que tienen que ver con la violencia política en el siglo XIX y en las instituciones. Y, por otro lado, estoy escribiendo un libro de síntesis de la historia sociopolítica argentina de la segunda mitad del siglo XIX, que espero que salga pronto"

DE NOTICIAS DE FONDO sobre el caso Ledesma
De los reportajes hechos a protagonistas de la toma de los terrenos de Ledesma en la Provincia de Jujuy, queda en claro que la Corriente Clasista Combativa sabe exactamente que ha tomado con pretensión de para sí terrenos privados. Podrían haber tomado el camping municipal aledaño, por ejemplo. Al realizar la toma, informaron a la empresa por nota y, alegan, nunca recibieron respuesta. La respuesta de Ledesma fue legal: inició demanda judicial para lograr el desalojo en el marco legal vigente y por los medios legales.
La intervención policial ordenada por el Juez interviniente, culminó en una batalla campal con un policía muerto y tres civiles muertos. A partir de allí, consolida la CCC su posición “expropiatoria” y el Gobernador recibe toda suerte de presión desde la Casa Rosada.
Así, la propiedad privada ha quedado abolida en la Argentina. A un grupo organizado se le ocurre que vivir al pie del monumento a Güemes o en la mansión de un rico, la toma y ejerce violencia en mantener la posición. A partir de allí, el sistema institucional se pone en marcha para convalidar la violencia, el poner a los chicos y las necesidades como escudo por necesidades que los estados deben prever y que terminan utilizando en beneficio propio. Las leyes sobre propiedad y su defensa han caído en desuetudo, figura jurídica de que una ley ha caído en desuso y, por lo tanto, está pero no está.
El Indoamericano reveló un gran negocio detrás de ese “escudo” de la pobreza y la necesidad. Se trataba de la privatización de un espacio público. En Ledesma, se trataría de la privatización por una suerte de “expropiación popular” a una entidad privada. ¿Qué podría ocurrir si se les da el terreno y aparece otro grupo con otra sigla y toma lo ya tomado? Seguramente la CCC defendería “lo suyo” con uñas y dientes. ¿Entonces?
Estamos, por una ideología culposa instalada en las casas de gobierno en todos los niveles, ante una anomia del Estado: actuando los  poderes públicos el resultado será exactamente el contrario al de la ley y sus procedimientos.
Noticias de Fondo para vos


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