Comentario de Noticias de Fondo
Que el Gobierno no
haría ajustes ni aplicaría ortodoxia económica, te lo veníamos diciendo desde
NdF. Llevamos bastante tiempo señalando que todo traspié, crisis, situación que
se le presentara al Gobierno, saldría con “más modelo”. Así, la subordinación
del Banco Central a las necesidades del Tesoro Nacional. Las anteriores tomas
de Aerolíneas y Aysa. El avance promovido desde la Presidencia de La Cámpora.
La reconquista de la Procuración General. En fin, “más modelo” y no cambio de
modelo.
YPF volverá a
contar con capitales estatales, en la parte de acciones propiedad de Repsol. El
Estado Nacional y los estados provinciales petroleros tendrán la mayoría. No se
tocan los capitales en EE.UU ni los del señor Eskenazi. Solamente los de Repsol.
La decisión
comunicada ayer tiene multiplicidad de lecturas. Vamos con algunas de ellas. En
primer lugar, dentro del país la oposición queda en posición de apoyar la
medida por afinidad ideológica, por un lado, o a oponerse por motivos secundarios.
Pino Solanas, por ejemplo, preferiría una YPF totalmente estatal. Esto,
ciertamente, no constituye “oposición” al paso dado. Al menos, es un paso.
Los argentinos ayer
nos dividimos en dos: quienes aplauden la medida y consideran que se ha producido
una reparación histórica, por un lado, y quienes consideramos que se ha cruzado
una línea que nos pone en retroceso histórico. La imagen positiva de la
Presidente es previsible que suba bastantes puntos.
El Estado argentino
expropia las acciones del inversor español. El Presidente Rajoy fue subiendo el
tono a medida que trascendían los planes de Cristina Fernández. Lejos de servir
como palabras de reflexión, motivaron en nuestra Presidente una reacción bien
“a lo macho” de volver de la VI Cumbre de las Américas y anunciar la
expropiación. Se refirió la Señora –cuyo temperamento tiene tanto del de
Margaret Thatcher, odiada por el peronismo- a tales amenazas y, con otras
palabras, dejó en claro que a “ella nadie la torea”.
Debe saber el señor
Rajoy con quién se enfrenta a partir de ahora. En primer lugar, España tiene
muchas más inversiones en el país. En la mentalidad guerrillera de buena parte
de nuestros funcionarios, esto implica crear un “efecto FARC”: esos capitales
se constituyen en rehenes del Gobierno argentino a la hora de negociar YPF, tal
como aquel grupo terrorista retiene centenares de rehenes para no ser atacados
en sus campamentos.
En segundo lugar,
dado que se profundiza el modelo, no es descartable que el Gobierno quiera
expropiar Telefónica, por ejemplo. No habría problemas en avanzar sobre
Telecom, abriendo un frente francés, toda vez que la Argentina ya cruzó la
línea de conflicto con la Unión Europea.
El embate
nacionalista argentino conjuga al ala nacionalista propiamente dicha del
Gobierno en cabeza de Guillermo Moreno y al ala izquierda de La Cámpora.
Mientras usemos petardos verbales contra el colonialismo (presente en el
discurso de ayer de la Presidente); pongamos varias empresas más bajo el lema “son
argentinas, son nuestras, son de todos”, es previsible que el frente interno
del Gobierno esté mejorando y doblegue definitivamente a la inocua oposición en
el Congreso de la Nación: todos comulgan con estas ideas, sea desde el
nacionalismo de derecha, sea desde las izquierdas donde, al menos, se dan pasos
para estatizaciones.
El denominado “modelo”
adopta ya formas definitivas: estatismo aún en forma de sociedades por
acciones, intervención plena del Estado en los mercados, intervención plena del
Estado en los medios de difusión. Subordinación de la Justicia a los “altos
intereses de la Nación”. Utilización de la “maquinita” como herramienta de
expropiaciones y mayor gasto estatal. Inflación como medida de ajuste de los
desequilibrios del Gobierno.
El “modelo” genera
aún más situaciones. Brecha tecnológica por ejemplo. Ya hay equipos nuevos que
tardan más meses en llegar a nuestro país. Con el despliegue pleno del modelo,
es previsible que midamos por años tal brecha. Esos equipos, además, si entran
al país, lo hacen a precios muy superiores que a los de su país de origen. Se
llama brecha en los precios.
El “modelo”
generará desajustes macro y microeconómicos que el Gobierno salvará con más
intervención, regulaciones, controles. Aún militares como fue el control de
compra de moneda extranjera. Estos desajustes serán fuente de inflación y de
pugna de los agentes económicos y las familias generando conflictos y malestar
sociales.
Y el Gobierno busca
que lo financien. Así se lo hizo saber a los productores yerbateros: háganse
cargo del aumento de precio al productor que ordenó el Gobierno, pero no lo
trasladen a precios. Esto y fundir a las empresas es una sola acción.
¿Ignorancia? El nacionalismo y el socialismo prescinden de las consecuencias de la
aplicación de sus manuales y siempre pueden echar culpas a “oligarcas”, “burgueses”,
“apátridas”, “los especuladores de siempre”, “neoliberal”.
Para finalizar
diremos: Y la gente les cree. Y la gente cree en este misticismo ideológico,
mágico por donde se lo mire que terminará como Alfonsín padre en los 80s, luego
de 40 años de vaivenes económicos de los argentinos. De devaluaciones, pactos
sociales, controles de precios y un sinfín de cosas más. Empresas del Estado
que, como Aerolíneas Argentinas y Aysa hoy, debían ser asistidas por el Estado
para pagar los salarios, las compras y las inversiones y, al mismo tiempo, no
podían brindar los servicios que decían dar.
Y la gente les cree
y solamente un colapso económico hará ver que “el modelo” es una construcción
de poder una familia y su núcleo duro y han elegido el camino de sumar poder en
lugar de sumar gloria haciendo las cosas seriamente.
El nacionalismo y
el socialismo siglo XXI no son en el mundo moderno, aún en el europeo en el que
hay socialistas gobernando. Es el camino elegido por nuestra Presidente y su
grupo de poder.
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