¿QUÉ PARTE DE CLARÍN SE QUIERE QUEDAR EL GOBIERNO?
Llenito y cargadito NdF de hoy. Todo grosso y para debatir
NACIONES UNIDAS. Conmoción por el ingreso de Venezuela en el  Consejo de Derechos Humanos
NACIONES UNIDAS contra el bloqueo yankee contra Cuba
CUBA PRESA. Otro disidente en cana a 14 años
FRAGATA LIBERTAD, PRESA DE LA ESTUPIDEZ DE UN GOBIERNO, DESDE LOS PIES HASTA LA CABEZA
LO QUE SABATELLA DICE ES VOLUNTARISTA Y ARBITRARIO. LA LEY DE MEDIOS PERMITE TODO LO QUE SE PROPONGAN SOBRE LOS MEDIOS TAL COMO DIJERON SUS SUBORDINADOS
ARGENTINA CRAZY: ¿RECORDÁS A DE VIDO HABLANDO DEL SABOTAJE? ¡LA NATURALEZA LO SABOTEÓ! NI SIQUIERA TUVO VIVEZA
AGENDA TEMÁTICA DE LA PRESI. 10 TEMAS DE DIFICULTAD PARA LA GESTIÓN DEL GOBIERNO
ARGENTINA GATA FLORA. EL ANUNCIO DE MACRI SOBRE EL SUBTE GENERÓ REACCIONES EN EL PLANETA K


ARTÍCULO DE FONDO: La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina. Informe del Banco Mundial. La noticia en los medios (pobrecita) y parte del documento transcripto por Noticias de Fondo sobre el contrato social, la fragmentación social, movilidad social y claves para que entiendas los procesos que vivimos en América Latina. Fuerte sesgo de “Estado de bienestar” pero ciertamente llama la atención sobre la pobreza recurrente latinoamericana de harto valor


¿QUÉ PARTE DE CLARÍN QUERRÁ QUEDARSE EL GOBIERNO?
Tanto Cablevisión como Fibertel son medios que el Gobierno querría quedarse. La primera por ser coherente con la captación de medios masivos, permitiéndole entrar en las clases medias abonadas. Por su parte, Fibertel comienza a cobrar protagonismo con las masivas marchas del 13S y 8N: las redes sociales pueden ser el gran enemigo del Gobierno y, entonces, quedarse con Fibertel podría permitirle interferir en el escenario. ¿Cuál entonces? Nuestra opinión, es que hará algo para quedarse con las dos. Sabés ya que Cristina no tiene ley ni derecho más que sí misma así que inventarán algo para ella en tal sentido.

NACIONES UNIDAS. Ha creado conmoción la incorporación de Venezuela en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, cosa que informamos días pasados. Es como que desprestigia al Consejo
Analistas: admisión de Venezuela afecta credibilidad de Consejo de Derechos Humanos
ANTONIO MARIA DELGADO
El ingreso al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas por parte de Venezuela, país acusado de violar sistemáticamente los principios fundamentales de la agrupación, reanuda las dudas sobre si la organización multilateral está realmente en capacidad de velar por la seguridad y libertades de los ciudadanos, o si más bien sirve de instrumento para lavar la cara de sus opresores…
…osé Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, dijo que Venezuela realmente no cumple con los requisitos establecidos por la propia agrupación para estar dentro de sus filas.
“Es lamentable que Venezuela, al igual que otros países como Pakistán y Etiopía hayan sido elegidos como integrantes del Consejo de Derechos Humanos porque evidentemente no califican, no cumplen con los estándares elementales para pasar a formar parte de ese Consejo”, dijo Vivanco.
“Las reglas del Consejo señalan que para aspirar a integrarlo debe tratarse de gobiernos que promuevan y protejan los derechos humanos. Ese no es el caso de Venezuela, dados los retrocesos que se han registrado en materia de la libertad de opinión, en materia de la independencia judicial y la no existencia de ninguna institución en Venezuela que le pueda hacer frente a la voluntad del ejecutivo”, expresó Vivanco….

NACIONES UNIDAS, una vez más contra el bloqueo yankee contra Cuba
En la ONU todos votaron en contra del
embargo de Estados Unidos a Cuba
El bloqueo económico-financiero que Estados Unidos impone a Cuba desde hace 50 años fue rechazado por 21ra vez consecutiva por la Asamblea General de las Naciones Unidas por 188 países, en tanto 3 se negaron a rechazar la medida y 2 se abstuvieron.
La resolución de que reclama el desbloqueo sumó dos miembros respecto de la votación del año anterior, mientras que a las negativas del 2011 de Estados Unidos e Israel se sumó ahora Palau, y las abstenciones correspondieron a Micronesia y las islas Marshall….

CUBA PRESA. Es así, en estos regímenes disentís y fuiste. Es hacia lo que vamos en Argentina aún cuando no vayas preso. Hay otras formas de anularte
Condenan por espía a periodista d
el diario oficialista cubano ‘Granma’
JUAN O. TAMAYO
Un periodista del diario Granma de Cuba fue sentenciado a 14 años de cárcel por espionaje, una acusación presentada poco después de que reportara sobre el mal manejo del gobierno de un crítico proyecto de construcción, según disidentes.
José Antonio Torres era corresponsal de Granma, publicación oficial del Comité Central del gobernante Partido Comunista, en la ciudad oriental de Santiago de Cuba, la segunda en importancia de la isla.
Arrestado en febrero del 2011 y juzgado a mediados de junio, fue sentenciado más recientemente a 14 años de cárcel y la suspensión de su título universitario de periodismo, dijo el disidente José Daniel Ferrer García.
Los medios de prensa de Cuba, controlados por el gobierno, han hecho sólo breves referencias al caso de Torres, a pesar de lo bien conocido que son sus reportajes y de la fuerte acusación presentada en su contra. Sólo se sabe de unos seis a 12 cubanos encarcelados por acusaciones de espionaje.

FRAGATA LIBERTAD. Pobre, si hablara podría rebelarse contra quien debiera protegerla, la Presidente de la Nación Argentina. Desde su expresión “…que se queden con la Fragata…”, el Gobierno viene distrayéndose y  distrayéndonos con Naciones Unidas ahora el Tribunal del Mar, y sigue dando vueltas. Si hasta nuestros cadetes podrían terminar presos en Ghana por resistirse a una orden judicial de ese país.
"en el caso de la Argentina insista en que no va a pagar" a estos últimos (los holdouts), "el conflicto no es más con los denominados hold douts o fondos buitre, sino con la Justicia de USA", dijo el analista y agregó que, en la misma línea, "en el caso del embargo de la Fragata, el conflicto ya se mantiene con el Estado de Ghana y no con una extensión de los fondos que quedaron afuera de la reestructuración"…"la Argentina se encuentra en una situación de conflicto con el conjunto del sistema internacional. Tampoco ha pagado los juicios perdidos en el caso sel tribunal arbitral del Banco Mundial. Y por otro lado se encuentra denunciado y sancionado en la Organización Mundial de Comercio, por las medidas de control de cambio y de las importaciones". En este marco, sentenció: "Lo de la Fragata es una humillación que el país está recibiendo de manera sistemática por su aislamiento, que en términos políticos, es por su debilidad política internacional".
"…Ghana tiene plazo hasta mañana, martes 13, para ordenar esa medida provisional y liberar el buque", y agregó que "de no ser así, un día después, 14 de noviembre, el Gobierno argentino demandará esa misma medida al Tribunal Internacional del Derecho del Mar, como lo dispone el artículo 290 párrafo 5 de la Convención".
(Del Canciller Timerman y su ultimátum al Gobierno de Ghana en
Andrés Cisneros, ex vicecanciller, se pronunció muy explícitamente sobre la ilegalidad del embargo de la Fragata Libertad. Enfrente, en el programa de Silvestre, estaba Tarapow quien indicó que la Fragata ingresó al puerto en Ghana con los 21 cañonazos de rigor, tanto desde la Fragata como desde el lado ghanés.  Cisneros remató: Argentina eligió el camino político, que es rápido pero difícil. El camino judicial es más lento pero es seguro ya que Argentina tiene razón (la nave es una embarcación con indemnidad diplomática). Transcribimos estas opiniones ya que son voces distintas respecto de las frases en las viñetas anteriores.

LA LEY DE MEDIOS
El flamante capo de la AFSCA, el organismo creado por la Ley de Medios para su implementación, seguimiento y como Autoridad de Aplicación, retrucando los dichos de sus subordinados, no aclara el panorama.
La capacidad de la entidad de analizar los CONTENIDOS de los medios es auténtica y no es difícil: cualquier funcionario puede hacerlo y establecer si está en la línea “correcta” o “incorrecta” en función de los parámetros del Gobierno. Asi que la capacidad existe. Pero, además, la Ley de Medios da amplias facultades al ente de tercer nivel para otorgar, quitar, modificar las condiciones con cualquier medio. Por ejemplo, anualmente los propietarios de medios deben presentarse ante la administración.
Así, la capacidad de “leer los contenidos” que están al alcance de cualquier persona como la capacidad de tomar decisiones en función de aquella capacidad, hacen la situación de que Sabatella dice que no la usarán. Es, entonces, un acto voluntarista con todas las herramientas a su alcance para traicionarse o para que la aplique un sustituto nuestro.
A diferencia de lo “institucional” se crea una situación arbitraria.
Muy interesante fue una especie de editorial de Willy Kohan en Somos Nosotros de ayer. “El Gobierno ya interviene en los contenidos de los medios a través de la pauta publicitaria”. “Llevo 25 años en el periodismo, y desde el segundo mandato de Cristina Fernández se ha agudizado la preferencia de la pauta para aquellos que hablan a favor del Gobierno o, como Telefé, adquiere una tonalidad neutra”.
Y es un tercer elemento: a la capacidad de lectura y censura, a la capacidad que les da la ley para establecer quien sí renueva y quién no renueva licencia se suma la capacidad del Estado de asfixiar económicamente a un medio o, por el contrario y si demuestra disciplinamiento, salvarlo económicamente.
Y es la gravedad de una Ley de Medios hecha para desguazar al Grupo Clarín que contó con el voto de radicales y socialistas de Hermes Binner.
Y si faltaba algo, en el modelo de “desinversión” (auténtica confiscación de lo generado en base a la ley argentina) el Gobierno podría quedarse con Fibertel, la mejor, más extendida y más confiable red de internet. Y si pensás que la oposición se comunica por las redes sociales, podría el Gobierno, al estilo China, al estilo Cuba, Irán, Vietnam o Venezuela, complicar estas comunicaciones, reduciendo el ancho de banda, por ejemplo.
Es muy grave lo que ocurre en nuestro país, bajo la mirada de una oposición más cercana a la filosofía del Gobierno, al que le dio el voto en un montón de cosas que, de pronto, están descubriendo que lo que votaban con la ingenua percepción de estar contribuyendo a cambios profundos, simplemente les facilitaron las herramientas económicas (confiscación de los fondos jubilatorios) y los instrumentos mediáticos de hegemonía (medios).

A ver, a ver. Si la caída de un árbol generó el apagón quiere decir que no fue un sabotaje como saliera a decir el Ministro De Vido. Al momento que llamó la atención pública para informar la estupidez conspirativa, ¿desconocía De Vido la causa real? Si no fuera así, se apresuró con la gansada porque debió de haber esperado información fidedigna. Si fuera así, simplemente nos habría mentido, cosa que no creemos. De ninguna manera. Que te quede en claro lector, lectora….
Pero, además, parece que hubo una interna según Héctor Ricardo García anoche: estaba manejando el tema eléctrico el señor Kicillof. Acaecido el apagón y la falta de reacción de este funcionario, la Presidente habría –condicional- llamado a De Vido para que se haga cargo. ¿Será así?
Sea como sea, la caída de un árbol desmentiría la situación de colapso eléctrico que difundimos hasta en NdF: un accidente puntual no es un sabotaje y menos aún colapso del sistema. Pero entre la interna y la disparatada versión conspirativa, el Gobierno se perdió de anotarse un punto en desmentir el “colapso del sistema”, al menos esta vez.
El lugar donde se originó el apagón
Por Gerardo González y Federico Ibañez
Infobae recorrió la zona de Quilmes en donde se produjo el accidente que dejó sin energía a más de un millón de personas en la Ciudad, y halló el árbol que lo habría provocado. “Se movió hasta el piso” contó una vecina. Un bombero que ayudó a apagar el fuego avaló la versión de que una rama tocó el cable…

AGENDA TEMÁTICA DE LA PRESI. Se trata de un buen listado de temas económicos que deben de estar acosando a la Presidente. El desarrollo de cada punto es largo y si te interesa hacé clic en el link al final del artículo
#Pelea contra los fondos buitre
# Jornada clave para el país en los tribunales norteamericanos
# La soja cayó y aún no tocó su piso
# Cayó un 20% las ventas de maquinaria agrícola
 # Paritarias: buscando un piso alto
# "La inflación es un tema preocupante"
# Reforma del mercado de capitales
# Crisis energética: "No se bajó la palanca"
# $ 6.000 millones menos a jubilados
# El dólar y el golpe fatal al mercado inmobiliario

ARGENTINA GATA FLORA. ¿Viste cuando hacés una cosa y te castigan y hacés la contraria y te castigan igual? Bueno, Macri anunció que la Ciudad se hará cargo de los subtes. ¿Y qué dicen los mismos que hace dos o tres meses lo cuestionaban desde el Gobierno por no hacer cargo? Lee cuánta perversidad  son capaces de desplegar estos tipos. Fijate Lubertino que lo acusa de anunciar por TV. ¡Justo una militante de la mayor anunciadora televisiva de nuestra historia, Cristina Fernández!. Palos porque bogas, palos porque no bogas….
Para los opositores, la decisión de aceptar
el traspaso del subte llega tarde
“Crónica de un traspaso anunciado: la Ciudad se hace cargo de los subtes, como todos pedimos desde hace casi un año”, escribió la diputada por Nuevo Encuentro Gabriela Cerruti en su cuenta de Twitter a poco de que el jefe de Gobierno porteño anunciara que a partir del 1º de enero su gobierno tomará el control del servicio.
“Perdí, me tengo que hacer cargo”, ironizó la legisladora, que se quejó de que Macri “dio vueltas”: “Tanto gre gre para decir Gregorio”. 
Lubertino, por su parte, eligió la misma red social para opinar del tema. “Después de 10 meses de suspenso, tensión, juicios y abandono de usuarios, Macri nos vuelve a anunciar que se hace cargo del subte”, dijo.
“Era hora”, consideró la diputada, quien advirtió que ahora se debe aclarar “qué va a hacer con las tarifas”.
Criticó, asimismo, que Macri “volvió a cambiar de idea” y “otra vez en lugar de dialogar hace anuncios por TV”.
También por Twitter, el ex jefe de Gobierno Aníbal Ibarra se quejó de que Macri “toma la decisión de hacerse cargo del subte con 10 meses de atraso y pretende quedar como estadista”.
“De todas maneras más vale tarde que nunca y acompañaremos todo lo necesario para que se mejore el servicio de subtes y para que se controle a Metrovías”, agregó, y se mostró esperanzado en que Macri "no cambie de opinión nuevamente".
Por su parte, Francisco “Tito” Nenna destacó que la decisión del líder del PRO es “importante” pero subrayó que lo hizo “después de mucho tiempo de haber evitado” hacerlo. “Podría haberlo hecho en marzo”, agregó.
En la misma línea se manifestó Juan Cabandié. En diálogo con Infobae, el legislador conisderó que la decisión era "tardía" y que "finalmente se le dio la razón al gobierno nacional". 
“Pareciera como que el jefe de Gobierno necesita ponerse a la defensiva para hacerse cargo de los problemas”, remarcó.
Consultado sobre la posición que adoptará su bloque sobre el proyecto de ley que Macri informó que enviaría a la Legislatura, dijo que era imposible precisarla ya que no tienen conocimientos sobre su contenido.    
“Aunque haya pasado un año celebramos que el Gobierno de la Ciudad se haga cargo de lo que correspondía por Ley, por historia y por propiedad”, destacó el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. “Teníamos razón! No tiene caso entrar en polémica sobre las ya acostumbradas excusas del Jefe de Gobierno”, acotó.
En tanto, desde la Colación Cívica, el titular de la bancada en la Legislatura, Fernando Sánchez, destacó: “A casi un año de la firma del convenio de traspaso, firmado entre ambos gobiernos, seguimos sin saber cuánto va a ser la tarifa, quién lo va a administrar y en qué se gastó la plata.  Un nuevo anuncio sin soluciones”.
“Desde la Coalición Cívica sostenemos que la Ciudad de Buenos Aires debe administrar los subtes pero vamos a ser muy cuidadosos con las soluciones que se plantean ya que para el Jefe de Gobierno la plata sólo aparece luego del nuevo aumento de impuestos”, agregó.
Una jugada que se anticipó por la caída en las encuestas
Por Giselle Rumeau,
El jefe de Gobierno porteño había decidido hace un mes aceptar el traspaso de la red de subterráneos, tras concluir que la Casa Rosada no daría marcha atrás en el conflicto y que el costo político de arrancar el próximo año electoral con un servicio paralizado por falta de fondos complicaría su proyecto presidencial. La idea era demorar el anuncio hasta diciembre, para intentar negociar algunos cabos sueltos con la Nación. Si adelantó la jugada fue, precisamente, por la caída en su imagen que reflejaron los sondeos de opinión el fin de semana…
           
ARTÍCULO DE FONDO. Las nuevas clases medias latinoamericanas
BM: Clase media en América Latina aumenta 50%
POR LUIS ALONSO LUGO
La clase media en América Latina se incrementó en 50% durante la década pasada, dijo el martes el Banco Mundial al calificar la tendencia como un logro histórico en una de las regiones del planeta con mayor inequidad económica.
…El presidente del Banco Mundial Jim Yong Kim advirtió que "los gobiernos de América Latina y el Caribe aún tienen mucho por hacer -un tercio de la población sigue en la pobreza- pero debemos festejar el aumento de la clase media y aprender de él".
Los países donde la tendencia ha ocurrido con más fuerza son Brasil, donde la clase media creció 40%; Colombia, donde el 54% de la población mejoró su nivel económico entre 1992 y 2008; y México, que vio al 17% de su población sumarse a la clase media entre 2000 y el 2010.
El economista Ricardo Paes de Barros, secretario de Asuntos Estratégicos del gobierno brasileño, destacó que las políticas sociales de distribución de ingreso aplicadas desde 2003 fueron clave en ese ascenso, pero el factor más importante a su juicio fue la generación de empleos formales.
"Hubo un aumento de entre 15 y 19 millones de puestos formales de trabajo, no fue sólo la política social la que ayudó al aumento de la clase media", dijo Paes de Barro al comentar el informe en Brasilia.
El informe define a los integrantes de la clase media como aquellos que perciben entre 10 y 50 dólares diarios per cápita. Los agrupa como el 30% de la población general, mientras que el grupo en pobreza representa otro 30%.
Entre los factores que han contribuido con esta tendencia, Kim enumeró el mayor nivel educativo de los trabajadores, un mayor nivel de empleo formal, más personas viviendo en áreas urbanas, más mujeres en la fuerza laboral y familias con menos hijos.
Kim también exhortó a los gobiernos de la región a asumir tareas complejas que le permitan mantener el crecimiento económico de manera sostenida, tales como mejorar la productividad, reducir el costo logístico, renovar infraestructura, mejorar la calidad del sistema educativo y la transparencia de entes públicos….
La movilidad económica y el crecimiento de
la clase media en América Latina
Extracto del documento original que encontrarás completo en el link al finalizar la transcripción. Es larga. Imprimila y leela: podrás explicarte el rumbo de nuestros gobiernos basados en un contrato social bajo un estado de bienestar (altos impuestos, servicios públicos antes que privados) y donde se cita una sola vez la palabra “libertad” uno de los grandes problemas latinoamericanos que confronta la libertad con el progreso. Presenta el informe en “El contrato social” la fragmentación ocurrida en AL: ante las deficiencias de las prestaciones del Estado, la clase media logró soluciones propias para desarrollar su potencial, lo que dejó atrás a los pobres.  Carga más sobre las conductas de la clase media que la de Estados que coincidieron con un populismo exacerbado y lejos de brindar servicios siquiera para los pobres, se empobrecieron para todos. Muy interesante. Vale la pena el documento completo o, al menos, esta transcripción. Será bueno que la lea Cristina: tal vez comprenda un poco mejor lo que ocurre en el país.
“…En primer lugar, describamos los rasgos objetivos comunes: en todos los países de América Latina, los cabezas de familia de clase media tienen más años de escolarización que los de las clases pobres o vulnerables, pero menos años que los ricos
>Los hogares de clase media también tienen más tendencia a vivir en zonas urbanas que los grupos más pobres.
>Además, el  empleo formal parece ser un signo distintivo de la clase media en América Latina: es más probable que el trabajador de clase media sea un empleado formal que un autoempleado, un desempleado o un empleador.
>Al contrario, los pobres y vulnerables dependen del autoempleo (o sufren el desempleo) más a menudo, mientras que los ricos son más frecuentemente empleadores y, en algunos países, autoempleados.
>En la mayoría de países  de América Latina para los cuales existen datos, el empleo en el sector público es más frecuente entre los ricos que en la clase media (aunque México y Perú son excepciones)
>Normalmente, el trabajador de clase media en América Latina es un trabajador de los servicios razonablemente educado, empleado por una empresa privada con un contrato formal, es decir, con un contrato que le da derecho a prestaciones sociales, en una zona urbana
Los hogares de clase media normalmente tienen menos hijos y las mujeres participan en el mercado de trabajo más frecuentemente: el 73% de las mujeres de clase media entre los 25 y los 65 años en América Latina están empleadas o buscan un empleo, en comparación con el promedio de 62% para el conjunto de la población en la región. Sus hijos normalmente van a la escuela: casi todos los niños de clase media de entre 6 y 12 años van al colegio, en comparación con las tres cuartas partes de los que tienen entre 13 y los 18 años.
En resumen, a pesar de que hay visibles variaciones en el perfil de la clase media de un país a otro, predominan las similitudes: la clase media presenta un conjunto de patrones demográficos y socioeconómicos distintivos en casi todos los países de América Latina. ¿Acaso significaría esto que la clase media también comparte sistemáticamente opiniones y creencias acerca de la sociedad que difieren de las de otros grupos? Nuestra investigación sugiere que éste no es el caso. Un análisis de los valores y creencias de la clase media realizado utilizando encuestas de opinión demuestra que las características de cada país explican mucho más la diversidad en los valores de las personas que su pertenencia a una clase. En particular, no hay evidencias sólidas que permitan hablar de una “excepcionalidad de la clase media” en términos de valores y creencias. Desde luego, es probable que los encuestados de clase media confíen más en las instituciones de sus países (entre ellas el gobierno, los partidos políticos y la policía) que sus contrapartes más pobres, y que declaren una fe más sólida en la meritocracia de sus sociedades. También es probable que sean menos propensos a percibir la violencia política como legítima.
Sin embargo, la mayoría de estas asociaciones sencillamente reflejan correlaciones positivas con los ingresos y la educación en lugar  de tener que ver específicamente con la condición de clase media. Es más, en general, los ingresos y la condición de clase contribuyen a explicar sólo una pequeña parte de la diversidad global en materia de valores.
Esta realidad contrastante se puede describir sencillamente como sigue: cuando se trata de características socioeconómicas y demográficas, una persona de clase media en Perú tiene más en común con una persona de clase media en México que con una persona más pobre en Perú; pero cuando se trata de valores y aspiraciones, la misma persona de clase media en Perú tiene más en común con una persona pobre en Perú que con una persona de clase media en México.
La clase media y el contrato social
¿Cuáles son, si es que las hay, las implicaciones de una clase media en ascenso con estas características —urbana, con mejores niveles educativos, en su mayoría empleados del sector privado y con creencias y opiniones que, en términos generales, coinciden con las de sus compatriotas más pobres y menos educados— para la política social y económica? Concretamente, ¿hay alguna probabilidad de que el crecimiento de la clase media de América Latina induzca a cambios en el contrato social fragmentado de la región?
En un sentido amplio, un “contrato social” puede entenderse como la combinación de acuerdos implícitos y explícitos que determinan lo que cada grupo contribuye al Estado y lo que recibe de él. A grandes rasgos, el contrato social de América Latina en la segunda mitad del siglo XX se caracterizó por un Estado pequeño al que la elite (y la pequeña clase media a ella unida) contribuía con impuestos bajos y del que se beneficiaba en gran parte mediante un conjunto “truncado” de beneficios en efectivo, como pensiones de jubilación, indemnizaciones por despido, etc., a los cuales sólo tenían derecho los trabajadores formales del sector privado.
Quedaba, pues, poca cosa para proporcionar servicios públicos de alta calidad en los sectores de la educación, la salud, las infraestructuras y la seguridad, por ejemplo. Los servicios públicos en estos sectores, por lo tanto, generalmente eran de baja calidad; mientras que la amplia mayoría de la población (pobres y vulnerables) no tenía alternativa, los ricos y la pequeña clase media renunciaron a ellos y escogieron alternativas ofrecidas por el sector privado. La esencia de este contrato (implícito) era sencilla: a las clases altas y medias no se les pedía pagar demasiado y, a su vez, éstas tampoco esperaban recibir gran cosa de los servicios públicos. Los pobres también pagaban poco y, en consonancia, recibían poco en términos de beneficios públicos.
Una manifestación de este contrato social era un Estado normalmente pequeño y con un sesgo hacia un sistema de pagos de la seguridad social del sector formal a los más acomodados. Actualmente, con la excepción de Argentina y Brasil, la región se caracteriza por tener ingresos fiscales totales relativamente bajos. El promedio de los ingresos fiscales totales en 2010 fue de 20,4% del PIB en América Latina, en comparación con 33,7% en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, por ejemplo.
Por otro lado, en la composición de estos ingresos fiscales tenían más peso los impuestos indirectos (a las ventas) y las contribuciones a la seguridad social que el impuesto sobre la renta y la propiedad, lo cual conducía a un sistema que no es especialmente progresivo.
Por el lado de los beneficios, la clase media (y la elite) participaba de manera desproporcionada en el sistema de seguridad social  (incluyendo pensiones de jubilación y de incapacidad, protección por desempleo, indemnizaciones por despido y seguros de salud). Sin embargo, tendía sobre todo a no optar por la educación pública ni por los servicios públicos de salud. En su lugar, las clases altas y medias en América Latina suelen recurrir a alternativas privadas para obtener estos últimos servicios. Esta tendencia a no optar por el sistema público se extendió incluso a los servicios en que la provisión pública debería ser la norma incuestionable, como el suministro eléctrico: en algunos países de América Latina, según se observa todavía, la propiedad privada de generadores de electricidad aumenta con los ingresos del hogar. Lo mismo es válido para la seguridad pública, ya que en varios países en la región la seguridad privada en condominios cerrados no es una realidad infrecuente.
Sin embargo, éste no es un panorama estático. A lo largo de los últimos 10 a 20 años, y sobre todo después de los procesos de recuperación de la democracia en muchos países de América Latina, este equilibrio político ha comenzado a cambiar, aunque sólo progresivamente. La generalización de esquemas no contributivos de pensiones de jubilación y seguros de salud, así como el aumento de las transferencias condicionadas de efectivo ha posibilitado que las transferencias redistributivas del Estado ahora lleguen a los pobres en una medida que hace 20 años era desconocida en la mayor parte de la región. Al mismo tiempo, en la mayoría de países de la región la ampliación de beneficios en efectivo a los pobres no se ha visto acompañada de un retorno de la clase media a los servicios públicos de salud y educación. Puede que el “estado de bienestar” en América Latina se haya vuelto menos “truncado”, pero su contrato social sigue fragmentado.
Es natural preguntarse si América Latina será capaz de continuar su reciente trayectoria de “crecimiento con equidad” (o al menos con una disminución de la desigualdad) sobre la base de ese contrato fragmentado, que genera inherentemente menos oportunidades para el grueso de la población. Ya sea en la Europa occidental de la posguerra o en  la China de después de la revolución, en la  República de Corea después de la reforma agraria o en Estados Unidos después del New Deal, el progreso socioeconómico ha requerido a menudo una combinación de libertad económica y sólidos fundamentos de educación, salud e infraestructura públicas. Es casi seguro que la mayoría de países en América Latina y el Caribe requerirán reformas adicionales de sus contratos sociales para permitir a sus gobiernos proporcionar esos fundamentos y sostener el crecimiento.
Sin embargo, ¿puede el auge de la clase media documentado en este estudio facilitar estas reformas? ¿O, al contrario, se consolidará la opción de la clase media por los servicios privados, reduciendo así su disposición a contribuir al erario público con el fin de generar oportunidades para aquellos que siguen siendo pobres? En cierto sentido, a medida que evoluciona hacia una estructura social más madura, con una clase media más grande que hace oír su voz más resueltamente, América Latina se encuentra en una encrucijada: ¿romperá (aún más) con el contrato social fragmentado que heredó de su pasado colonial y seguirá persiguiendo una mayor igualdad de oportunidades o se entregará aún más decididamente a un modelo perverso en que la clase media se excluye de participar y se vale por sí misma?
Este estudio no responde a esas grandes preguntas. Se limita a plantearlas, porque se derivan naturalmente de las tendencias recientes en movilidad económica y del tamaño de la clase media (tendencias que combinan las buenas noticias del reciente aumento de los ingresos y la reducción de la pobreza con la realidad de una movilidad limitada entre generaciones y la persistencia de la desigualdad de oportunidades).
Aun así, el estudio sugiere que puede que las clases medias no se conviertan automáticamente en el tan esperado agente catalítico de las reformas. Aún queda por verse si y cómo la nueva clase media contribuirá a fortalecer el contrato social de la región, y sin duda estas preguntas serán el objeto de numerosas investigaciones en el futuro. Sin embargo, el informe destaca tres sectores donde las reformas pueden contribuir a conseguir el apoyo de la clase media para un contrato social más justo y más legítimo: Incorporar el objetivo de igualdad de oportunidades más explícitamente en las políticas públicas. Esto es fundamental para asegurar que las clases medias sientan que viven en una sociedad donde esforzarse  merece la pena y los méritos son recompensados en lugar de una sociedad que tiende a favorecer a los grupos privilegiados. También es fundamental para ampliar el acceso de aquellos que siguen siendo pobres o vulnerables a buenos empleos y a fuentes estables de ingresos. A pesar de que este esfuerzo requerirá reformas en una amplia gama de ámbitos, este informe pone de relieve la necesidad de mejorar la calidad de la educación pública, desde el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales durante la primera infancia hasta la creación de mejores institutos universitarios y universidades. A su vez, una mayor igualdad de oportunidades potenciaría la eficiencia económica, contribuyendo así a abordar el persistente problema del bajo crecimiento en América Latina y mejorando las condiciones para que el sector privado en la región genere mejores y más estables empleos para todas las clases.
Embarcarse en una segunda generación de reformas del sistema de protección social, abarcando la ayuda social y la seguridad social. A pesar de que las mejoras específicas en el ámbito de la ayuda social, previamente mencionadas, contribuyeron en gran medida a la reducción observada de la pobreza y de las desigualdades en los ingresos durante los últimos 10 a 15 años, su expansión no se ha integrado adecuadamente en el conjunto del sistema de protección social, lo cual ha generado nuevos desafíos tanto para la eficiencia como para la equidad.
Cada vez más, se pide a las clases medias que paguen por servicios que se proporciona a otros gratuitamente. Puede que un sistema de protección social dual basado en ayudas selectivas a los pobres y en seguros (subvencionados) para las clases medias también esté mal adaptado para una gran población vulnerable que no es ni pobre ni clase media y cuya vulnerabilidad aumentará si el entorno externo se vuelve menos favorable que en el pasado.
Por lo tanto, ha llegado el momento de embarcarse en una segunda generación de reformas de protección social, mediante las cuales se superará la fragmentación de manera que se potencie la equidad, la solidaridad y la inclusión. Romper el círculo vicioso de los impuestos bajos y la mala calidad de los servicios públicos que lleva a las clases medias y altas a optar por desvincularse. A pesar de que hay cierto margen para mejorar la calidad de los servicios públicos en el marco de las actuales partidas presupuestarias, será un desafío conseguirlo sin fortalecer la base de los ingresos, que sigue siendo baja prácticamente en todas partes excepto en Argentina y Brasil.
Mejorar la percepción que tienen las personas de la equidad en los impuestos y de la eficacia redistributiva del gasto público será clave para cualquier reforma exitosa. Las clases medias no se prestarán ni contribuirán a un contrato social mejorado si los bienes que tienen en tan alta estima (como la protección de los derechos civiles, la educación, la policía y los servicios de salud) son suministrados deficientemente por el Estado y si no perciben que los ricos contribuyen de manera justa al contrato social.
Durante la mayor parte de los años 2000, la mejora en el marco de las políticas en América Latina permitió a muchos países aprovechar un entorno externo benigno para iniciar una impresionante transición hacia una sociedad de clase media.
Esto ha creado grandes expectativas, que corren el riesgo de convertirse en frustración si esta transición se detiene.
Sin embargo, la región no puede contar con que el entorno externo seguirá siendo tan favorable como en el pasado reciente para alcanzar más beneficios sociales y económicos. Por lo tanto, se requerirá un esfuerzo mucho mayor en el diseño de las políticas para consolidar y profundizar el proceso de la movilidad ascendente y hacerlo más resistente a las potenciales perturbaciones adversas. Al final, la responsabilidad recaerá fundamentalmente sobre los hombros de los dirigentes políticos y las instituciones democráticas de la región, que se enfrentan al desafío de replantear su contrato social
“…En primer lugar, describamos los rasgos objetivos comunes: en todos los países de América Latina, los cabezas de familia de clase media tienen más años de escolarización que los de las clases pobres o vulnerables, pero menos años que los ricos
>Los hogares de clase media también tienen más tendencia a vivir en zonas urbanas que los grupos más pobres.
>Además, el  empleo formal parece ser un signo distintivo de la clase media en América Latina: es más probable que el trabajador de clase media sea un empleado formal que un autoempleado, un desempleado o un empleador.
>Al contrario, los pobres y vulnerables dependen del autoempleo (o sufren el desempleo) más a menudo, mientras que los ricos son más frecuentemente empleadores y, en algunos países, autoempleados.
>En la mayoría de países  de América Latina para los cuales existen datos, el empleo en el sector público es más frecuente entre los ricos que en la clase media (aunque México y Perú son excepciones)
>Normalmente, el trabajador de clase media en América Latina es un trabajador de los servicios razonablemente educado, empleado por una empresa privada con un contrato formal, es decir, con un contrato que le da derecho a prestaciones sociales, en una zona urbana
Los hogares de clase media normalmente tienen menos hijos y las mujeres participan en el mercado de trabajo más frecuentemente: el 73% de las mujeres de clase media entre los 25 y los 65 años en América Latina están empleadas o buscan un empleo, en comparación con el promedio de 62% para el conjunto de la población en la región. Sus hijos normalmente van a la escuela: casi todos los niños de clase media de entre 6 y 12 años van al colegio, en comparación con las tres cuartas partes de los que tienen entre 13 y los 18 años.
En resumen, a pesar de que hay visibles variaciones en el perfil de la clase media de un país a otro, predominan las similitudes: la clase media presenta un conjunto de patrones demográficos y socioeconómicos distintivos en casi todos los países de América Latina. ¿Acaso significaría esto que la clase media también comparte sistemáticamente opiniones y creencias acerca de la sociedad que difieren de las de otros grupos? Nuestra investigación sugiere que éste no es el caso. Un análisis de los valores y creencias de la clase media realizado utilizando encuestas de opinión demuestra que las características de cada país explican mucho más la diversidad en los valores de las personas que su pertenencia a una clase. En particular, no hay evidencias sólidas que permitan hablar de una “excepcionalidad de la clase media” en términos de valores y creencias. Desde luego, es probable que los encuestados de clase media confíen más en las instituciones de sus países (entre ellas el gobierno, los partidos políticos y la policía) que sus contrapartes más pobres, y que declaren una fe más sólida en la meritocracia de sus sociedades. También es probable que sean menos propensos a percibir la violencia política como legítima.
Sin embargo, la mayoría de estas asociaciones sencillamente reflejan correlaciones positivas con los ingresos y la educación en lugar  de tener que ver específicamente con la condición de clase media. Es más, en general, los ingresos y la condición de clase contribuyen a explicar sólo una pequeña parte de la diversidad global en materia de valores.
Esta realidad contrastante se puede describir sencillamente como sigue: cuando se trata de características socioeconómicas y demográficas, una persona de clase media en Perú tiene más en común con una persona de clase media en México que con una persona más pobre en Perú; pero cuando se trata de valores y aspiraciones, la misma persona de clase media en Perú tiene más en común con una persona pobre en Perú que con una persona de clase media en México.
La clase media y el contrato social
¿Cuáles son, si es que las hay, las implicaciones de una clase media en ascenso con estas características —urbana, con mejores niveles educativos, en su mayoría empleados del sector privado y con creencias y opiniones que, en términos generales, coinciden con las de sus compatriotas más pobres y menos educados— para la política social y económica? Concretamente, ¿hay alguna probabilidad de que el crecimiento de la clase media de América Latina induzca a cambios en el contrato social fragmentado de la región?
En un sentido amplio, un “contrato social” puede entenderse como la combinación de acuerdos implícitos y explícitos que determinan lo que cada grupo contribuye al Estado y lo que recibe de él. A grandes rasgos, el contrato social de América Latina en la segunda mitad del siglo XX se caracterizó por un Estado pequeño al que la elite (y la pequeña clase media a ella unida) contribuía con impuestos bajos y del que se beneficiaba en gran parte mediante un conjunto “truncado” de beneficios en efectivo, como pensiones de jubilación, indemnizaciones por despido, etc., a los cuales sólo tenían derecho los trabajadores formales del sector privado.
Quedaba, pues, poca cosa para proporcionar servicios públicos de alta calidad en los sectores de la educación, la salud, las infraestructuras y la seguridad, por ejemplo. Los servicios públicos en estos sectores, por lo tanto, generalmente eran de baja calidad; mientras que la amplia mayoría de la población (pobres y vulnerables) no tenía alternativa, los ricos y la pequeña clase media renunciaron a ellos y escogieron alternativas ofrecidas por el sector privado. La esencia de este contrato (implícito) era sencilla: a las clases altas y medias no se les pedía pagar demasiado y, a su vez, éstas tampoco esperaban recibir gran cosa de los servicios públicos. Los pobres también pagaban poco y, en consonancia, recibían poco en términos de beneficios públicos.
Una manifestación de este contrato social era un Estado normalmente pequeño y con un sesgo hacia un sistema de pagos de la seguridad social del sector formal a los más acomodados. Actualmente, con la excepción de Argentina y Brasil, la región se caracteriza por tener ingresos fiscales totales relativamente bajos. El promedio de los ingresos fiscales totales en 2010 fue de 20,4% del PIB en América Latina, en comparación con 33,7% en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, por ejemplo.
Por otro lado, en la composición de estos ingresos fiscales tenían más peso los impuestos indirectos (a las ventas) y las contribuciones a la seguridad social que el impuesto sobre la renta y la propiedad, lo cual conducía a un sistema que no es especialmente progresivo.
Por el lado de los beneficios, la clase media (y la elite) participaba de manera desproporcionada en el sistema de seguridad social  (incluyendo pensiones de jubilación y de incapacidad, protección por desempleo, indemnizaciones por despido y seguros de salud). Sin embargo, tendía sobre todo a no optar por la educación pública ni por los servicios públicos de salud. En su lugar, las clases altas y medias en América Latina suelen recurrir a alternativas privadas para obtener estos últimos servicios. Esta tendencia a no optar por el sistema público se extendió incluso a los servicios en que la provisión pública debería ser la norma incuestionable, como el suministro eléctrico: en algunos países de América Latina, según se observa todavía, la propiedad privada de generadores de electricidad aumenta con los ingresos del hogar. Lo mismo es válido para la seguridad pública, ya que en varios países en la región la seguridad privada en condominios cerrados no es una realidad infrecuente.
Sin embargo, éste no es un panorama estático. A lo largo de los últimos 10 a 20 años, y sobre todo después de los procesos de recuperación de la democracia en muchos países de América Latina, este equilibrio político ha comenzado a cambiar, aunque sólo progresivamente. La generalización de esquemas no contributivos de pensiones de jubilación y seguros de salud, así como el aumento de las transferencias condicionadas de efectivo ha posibilitado que las transferencias redistributivas del Estado ahora lleguen a los pobres en una medida que hace 20 años era desconocida en la mayor parte de la región. Al mismo tiempo, en la mayoría de países de la región la ampliación de beneficios en efectivo a los pobres no se ha visto acompañada de un retorno de la clase media a los servicios públicos de salud y educación. Puede que el “estado de bienestar” en América Latina se haya vuelto menos “truncado”, pero su contrato social sigue fragmentado.
Es natural preguntarse si América Latina será capaz de continuar su reciente trayectoria de “crecimiento con equidad” (o al menos con una disminución de la desigualdad) sobre la base de ese contrato fragmentado, que genera inherentemente menos oportunidades para el grueso de la población. Ya sea en la Europa occidental de la posguerra o en  la China de después de la revolución, en la  República de Corea después de la reforma agraria o en Estados Unidos después del New Deal, el progreso socioeconómico ha requerido a menudo una combinación de libertad económica y sólidos fundamentos de educación, salud e infraestructura públicas. Es casi seguro que la mayoría de países en América Latina y el Caribe requerirán reformas adicionales de sus contratos sociales para permitir a sus gobiernos proporcionar esos fundamentos y sostener el crecimiento.
Sin embargo, ¿puede el auge de la clase media documentado en este estudio facilitar estas reformas? ¿O, al contrario, se consolidará la opción de la clase media por los servicios privados, reduciendo así su disposición a contribuir al erario público con el fin de generar oportunidades para aquellos que siguen siendo pobres? En cierto sentido, a medida que evoluciona hacia una estructura social más madura, con una clase media más grande que hace oír su voz más resueltamente, América Latina se encuentra en una encrucijada: ¿romperá (aún más) con el contrato social fragmentado que heredó de su pasado colonial y seguirá persiguiendo una mayor igualdad de oportunidades o se entregará aún más decididamente a un modelo perverso en que la clase media se excluye de participar y se vale por sí misma?
Este estudio no responde a esas grandes preguntas. Se limita a plantearlas, porque se derivan naturalmente de las tendencias recientes en movilidad económica y del tamaño de la clase media (tendencias que combinan las buenas noticias del reciente aumento de los ingresos y la reducción de la pobreza con la realidad de una movilidad limitada entre generaciones y la persistencia de la desigualdad de oportunidades).
Aun así, el estudio sugiere que puede que las clases medias no se conviertan automáticamente en el tan esperado agente catalítico de las reformas. Aún queda por verse si y cómo la nueva clase media contribuirá a fortalecer el contrato social de la región, y sin duda estas preguntas serán el objeto de numerosas investigaciones en el futuro. Sin embargo, el informe destaca tres sectores donde las reformas pueden contribuir a conseguir el apoyo de la clase media para un contrato social más justo y más legítimo: Incorporar el objetivo de igualdad de oportunidades más explícitamente en las políticas públicas. Esto es fundamental para asegurar que las clases medias sientan que viven en una sociedad donde esforzarse  merece la pena y los méritos son recompensados en lugar de una sociedad que tiende a favorecer a los grupos privilegiados. También es fundamental para ampliar el acceso de aquellos que siguen siendo pobres o vulnerables a buenos empleos y a fuentes estables de ingresos. A pesar de que este esfuerzo requerirá reformas en una amplia gama de ámbitos, este informe pone de relieve la necesidad de mejorar la calidad de la educación pública, desde el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales durante la primera infancia hasta la creación de mejores institutos universitarios y universidades. A su vez, una mayor igualdad de oportunidades potenciaría la eficiencia económica, contribuyendo así a abordar el persistente problema del bajo crecimiento en América Latina y mejorando las condiciones para que el sector privado en la región genere mejores y más estables empleos para todas las clases.
Embarcarse en una segunda generación de reformas del sistema de protección social, abarcando la ayuda social y la seguridad social. A pesar de que las mejoras específicas en el ámbito de la ayuda social, previamente mencionadas, contribuyeron en gran medida a la reducción observada de la pobreza y de las desigualdades en los ingresos durante los últimos 10 a 15 años, su expansión no se ha integrado adecuadamente en el conjunto del sistema de protección social, lo cual ha generado nuevos desafíos tanto para la eficiencia como para la equidad.
Cada vez más, se pide a las clases medias que paguen por servicios que se proporciona a otros gratuitamente. Puede que un sistema de protección social dual basado en ayudas selectivas a los pobres y en seguros (subvencionados) para las clases medias también esté mal adaptado para una gran población vulnerable que no es ni pobre ni clase media y cuya vulnerabilidad aumentará si el entorno externo se vuelve menos favorable que en el pasado.
Por lo tanto, ha llegado el momento de embarcarse en una segunda generación de reformas de protección social, mediante las cuales se superará la fragmentación de manera que se potencie la equidad, la solidaridad y la inclusión. Romper el círculo vicioso de los impuestos bajos y la mala calidad de los servicios públicos que lleva a las clases medias y altas a optar por desvincularse. A pesar de que hay cierto margen para mejorar la calidad de los servicios públicos en el marco de las actuales partidas presupuestarias, será un desafío conseguirlo sin fortalecer la base de los ingresos, que sigue siendo baja prácticamente en todas partes excepto en Argentina y Brasil.
Mejorar la percepción que tienen las personas de la equidad en los impuestos y de la eficacia redistributiva del gasto público será clave para cualquier reforma exitosa. Las clases medias no se prestarán ni contribuirán a un contrato social mejorado si los bienes que tienen en tan alta estima (como la protección de los derechos civiles, la educación, la policía y los servicios de salud) son suministrados deficientemente por el Estado y si no perciben que los ricos contribuyen de manera justa al contrato social.
Durante la mayor parte de los años 2000, la mejora en el marco de las políticas en América Latina permitió a muchos países aprovechar un entorno externo benigno para iniciar una impresionante transición hacia una sociedad de clase media.
Esto ha creado grandes expectativas, que corren el riesgo de convertirse en frustración si esta transición se detiene.
Sin embargo, la región no puede contar con que el entorno externo seguirá siendo tan favorable como en el pasado reciente para alcanzar más beneficios sociales y económicos. Por lo tanto, se requerirá un esfuerzo mucho mayor en el diseño de las políticas para consolidar y profundizar el proceso de la movilidad ascendente y hacerlo más resistente a las potenciales perturbaciones adversas. Al final, la responsabilidad recaerá fundamentalmente sobre los hombros de los dirigentes políticos y las instituciones democráticas de la región, que se enfrentan al desafío de replantear su contrato social

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