La pugna se estableció en términos bien ideológicos. Llevamos ya unos años sosteniendo que en América Latina no se dio eso del  fin de las ideologías y, por el contrario, se habían restablecido ideologías caducas pero vivas en la mayor parte de nuestra gente.
Anoche en el Congreso, se vivieron tantas cosas. Para empezar, la desazón de la falta de movilización de la gente. El derrotismo y/o la comodidad vació al Congreso cuando éste más necesitaba de una multitud. Pero parece ser que la clase media no acepta convites improvisados: debe estar agendado con más de un mes de anticipo. Curiosa manera de luchar.
Pero volvamos al recinto.  El proyecto, sostuvieron diputadas y diputados oficialistas –en adelante, depredadores institucionales- es popular y como el cristinismo encarna lo popular, es apropiada una reforma que hará del Poder Ejecutivo un poder por encima de los otros dos. Inútiles fueron los discursos no cristinistas explicándoles a los populistas que a quienes arruinaban los proyectos no eran a las CORPOS sino a jubilados, empleados, gente menesterosa en situación de peligro. Es decir, la típica contradicción de quien se arranca la camisa gritando a voz en cuello “soy populista” y sabemos sobradamente el desastre que esto significa para el pueblo y el país.
Inútiles fueron las explicaciones de que el conjunto de leyes que se votaban son inconstitucionales. Ja, ¿a quién le importa esto? Después verán como embaten contra los jueces y la Corte que declaren inconstitucional cualquiera de estas leyes.
Pero necesito volver a la ideología. El Congreso anoche fue Montonero, ERPiano y cuanta agrupación terrorista de los 70s hayan combatido contra “el sistema” en aquellas décadas. Faltó solamente decir que la Constitución argentina no es más que un prejuicio pequeño burgués. Y nos marca el rumbo que, de pronto, toma la Argentina. Decididamente estamos en la dirección de Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia.
Tantos años coqueteando con el Che Guevara (la mayor estatua a este criminal personaje está en Rosario, Santa Fé); votándoles leyes de expropiación ilegales; estatizándoles caprichosamente empresas; votándoles la mayor expropiación de la Argentina como fue la toma de los fondos jubilatorios, base del poder económico del cristinismo; votándoles la Ley de Medios, extraordinaria iniciativa de  desguase de medios en favor del Gobierno de turno; la reforma de los partidos políticos que ninguno hasta ahora sabe cómo pomo aplicarlo sin perder en la tarea. 
De ninguna manera este intento mayúsculo de reformar la Constitución vía leyes inconstitucionales es algo inesperado: se lo fue construyendo con la ayuda de Pino Solanas, Claudio Lozano, Hermes Binner y Giustiniani, los propios radicales. Los diputados de Scioli y los de Mazza. Lo de Reposo, una anécdota ya que terminaron votando con elogios a una gurka del Poder Judicial como es la Procuradora Gils Carbó. Recién el ignominioso tratado con Irán fue despabilando a oposición tan curiosa y simplista. El golpe de estado que significan estas leyes, ya los agarró perdidos en la niebla.
Se trata de un autogolpe y tiene antecedentes. En Ecuador, Correa logró su primera reforma constitucional echando a 56 legisladores opositores a la reforma. El Secretario General de la OEA, Insulza guardó silencio. En Bolivia, Evo Morales logró que la convención reformadora se transformará en convención fundacional, prohibido por la carta magna que se reformaba. El señor Insulza guardó silencio. En Nicaragua, Daniel Ortega recibió de regalo del Tribunal Supremo la habilitación para la reelección, prohibida por la constitución nicaragüense. El señor Insulza guardó silencio. En Argentina, el Gobierno vota leyes inconstitucionales que, de tener éxito, significarán la reforma de la Constitución por un mecanismo espúreo, ilegal. ¿Qué hará el señor Insulza? Eso sí, cuando dos países aplicaron sus constituciones para destituir a sendos presidentes a la sazón de izquierda, el señor Insulza suspendió a Honduras y recriminó a Paraguay, aún cuando habían obrado en el marco constitucional.
Así estamos amigos lectores: llevamos mucho tiempo en Noticias de Fondo diciendo que estamos en una revoluta, del cuño setentista. Y así como Esteban Righi y los compañeros Montos tomaron el gobierno de Cámpora, abrieron las cárceles, derogaron el régimen penal antiterrorista y no alcanzaron a hacer más porque intervino Perón, hoy el Gobierno está tomando todo el Estado argentino para sí y con la convicción de que la toma del poder es para transformar a nuestro país en aquello por lo que lucharon en los 70s.
¡Bienvenidos a la patria socialista! Sigamos en casa….¡hasta que no pase a ser propiedad social del Estado argentino! Esperemos un milagro. Claro que a los milagros, dicen los entendidos, hay que ayudarlos. Por ejemplo, hay que movilizarse rápido y seguido, pero esto agota a la mayoría de la gente no sindicalizada, no agrupada. ¿Qué harán 2000 abogados, jueces y Corte si cuando sean exigidos a jugarse no los acompaña nadie? Porque si bien pasó mucha gente ayer por el Congreso, se lo hizo en horarios en que no se tocaran con “otros indeseables”, no vaya a ser que, siquiera, nos rocemos.
El populismo socialista o nacional-populismo-socialista solamente entiende de masas. Anoche si algún diputado quería traicionar a su grupo en gesto patriótico, no tuvo la herramienta de la “presión popular” para hacerlo.
Si creés que todo esto es un mal sueño, repasá nuestras editoriales de años y verás que lo que estamos viviendo es tan real como, finalmente, trabajado por el cristinismo. 
Nos vemos.


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