2 artículos nada más hoy en NdF: ¿por qué la violencia de
grupos pequeños en las masivas protestas en Brasil? Y un excelente artículo
que denominados de recontrafondo, que te explica los gobiernos revestidos de “democracia”
que, en realidad son nuevas formas de autoritarismo basados en la toma de los
poderes de las repúblicas, la reforma o no de las constituciones y las
interpretaciones forzadas de las mismas. Te explicarás hacia donde pretende
llevarnos Cristina Fernández, autoritaria que pretende devastar el sistema
institucional para no ir presa por corrupción al término de su segundo –y último-
mandato. Además, un video que controvierte la posición difundida de
Greenpeace sobre la Reserva San Guillermo
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BRASIL PROTESTA. Tenemos en Argentina
experiencia en marchas multitudinarias antigubernamentales. Lo que se
pregunta el articulista podría haber ocurrido y no estamos exentos de que
ocurra. Que el Gobierno o algún grupo iluminado oficialista meta violencia en
marchas pacíficas, con la idea de reducir el número de participantes
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Una pregunta inquietante sobre la protesta
brasileña
JUAN
ARIAS
Corre por
las redes sociales y por la prensa una pregunta inquietante sobre las
protestas populares presentes en todo el país: ¿Por qué la policía deja a un
grupo de vándalos actuar sin detenerles ni paralizarles? ¿A quién
interesa en este momento que una marcha de protesta pacífica en un 99% quede
empañada por un grupo que aparece siempre puntual para arrasar con
todo lo que encuentra por delante creando irritación y miedo en la población?
Muchos
ciudadanos que saldrían felices a participar en las marchas de protesta que
ya han conseguido grandes victorias políticas y sociales, prefieren seguirlas
desde casa por temor a verse envueltos en uno de esos zafarranchos violentos. No
existe una explicación a lo que aconteció, por ejemplo, este miércoles en
Belo Horizonte, donde 5.500 policías militares y 1.500 soldados del ejército
se mostraron incapaces de impedir que un grupo de cien vándalos destruyeran e
incendiaran un concesionario de automóviles, saquearan casas y
quemaran muebles en plena calle.
Ayer Belo
Horizonte tuvo la primera víctima mortal de las manifestaciones
A ello
hay que añadir que la policía, desde la primera gran
manifestación de Sâo Paulo, que acabó en una batalla campal, ha
sido tremendamente violenta con los manifestantes solo porque querían
mover las protestas a un lugar diferente de la ciudad.
Este
miércoles Belo Horizonte tuvo la primera víctima mortal de las
manifestaciones. Y se trató de alguien pacífico huyendo de los ataques de la
policía. Mientras tanto, el grupo de vándalos se despachó a su gusto,
observado desde lo alto por un helicóptero de la policía sin que nadie se
acercara a ellos.
Esa
actitud incomprensible de las fuerzas policiales, que los comentaristas de radios y
televisiones expresan incrédulos cada vez, se repite inexorablemente
en todas las marchas. A falta de una respuesta oficial a esa pregunta que
inquieta a todos, surgen en las redes sociales una serie de explicaciones,
que van desde las más peregrinas, como que se trataría de policías
disfrazados pagados por quienes desean desprestigiar la protesta ante la
clase media, hasta las que sospechan que los agentes reciben órdenes para
dejar que los vándalos actúen tranquilamente. El propósito sería que la gente
acabe irritada y empiece a abandonar la protesta.
Existe
una dosis de violencia imposible de impedir en todas las manifestaciones de
masa hasta en las más pacíficas, advierten los sociólogos. Esa es, sin
embargo, la violencia que anida en la rabia de los manifestantes que
protestan contra un poder al que acusa de ofrecerles unos servicios
públicos deficientes mientras los políticos se enriquecen ilegalmente.
Es la violencia que se advierte contra la policía que actúa a veces como si
el país estuviera viviendo una dictadura y contra los políticos a los que
consideran corruptos.
Hubo un
ejemplo, en una de las manifestaciones del interior del país, que podría ser
paradigmática de ese tipo de violencia que nada tiene que ver con la llevada
a cabo cada día por el grupo de vándalos. Los manifestantes pacíficos se
dirigieron hacia el ayuntamiento donde se hallaba el alcalde considerado un
corrupto, pero que quiso sacar pecho y se presentó en la puerta de la
alcaldía casi provocando. Irritados, los manifestantes le lanzaron gritos e
insultos y hasta intentaron golpearlo con lo que tenían a mano. El guardia de
seguridad que lo protegía se desmayó a sus pies y el alcalde tuvo que salir
corriendo.
A quien
reprochó a los manifestantes del pueblo aquella actitud beligerante, uno de
ellos explicó: “¿Qué querían, que nos hubiésemos acercado a él para decirle
educadamente: “Por favor, señor alcalde, no robe usted tanto, interésese más
por nuestros problemas. Se lo suplicamos pacíficamente. ¿Verdad que nos va a
escuchar?’”
Lo cierto
es que la actitud de las fuerzas policiales con este pequeño grupo de
vándalos que se traslada de una ciudad a otra en busca de refriega, no sólo
preocupa a la gente, sino que podría acabar dañando gravemente a un
movimiento que ha aparecido como la esperanza de una nueva primavera
brasileña.
La
pregunta de por qué la policía cruza los brazos ante los vándalos sigue
revoloteando sobre las manifestaciones sin que nadie sea capaz de ofrecer una
respuesta creíble.
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ARTÍCULO DE RECONTRAFONDO. Ya no son
militares que toman el gobierno. Son civiles, elegidos en votaciones
democráticas, que terminan tomando al Legislativo, al Judicial y, reformando
o no las constituciones, se eternizan en el poder con autoritarismo. Los
ejemplos dados son los que hemos dado varias veces en Noticias de Fondo:
Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia. Argentina, está en proceso
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Reelección y autoritarismo
GUILLERMO A. COCHEZ
Las dictaduras pasaron de
moda; repudiadas por el mundo civilizado. Se estila ahora disfrazar los
regímenes autoritarios con vestimentas “democráticas” para ser aceptados en
el concierto de las naciones del mundo sin muchos resquemores. La
hipocresía y el disimulo es más tolerado que tener al frente de un gobierno a
un gorila, como se acostumbraba antes.
Lo hemos visto con
Venezuela más recientemente. Con las elecciones del 14 de abril pasado
se comprobó lo fraudulento y corrupto del sistema electoral después
de la primera elección de Hugo Chávez en 1998; todas las subsiguientes han
quedado en tela de duda. Sin embargo, a diferencia de la última,
donde la organización opositora fue más efectiva que nunca, las
irregularidades cometidas en el ascenso como gobernante temporal de Nicolás
Maduro vergonzosas y las dudas sobre la fecha exacta de la muerte de Chávez, el
mundo estuvo más pendiente de los males que sufría la llamada “democracia
participativa” chavista, dejándola al descubierto. El producto: la creciente
ilegitimidad interna y externa que padece el gobierno “electo” el 14
de abril pasado.
Ese ropaje democrático que
disimulaba el autoritarismo que caracterizaron los 15 años de despóticos y
arbitrarios gobiernos de Chávez, fue adornado con la figura de la reelección
presidencial, casi indefinida en su caso. Gracias a la voluntad de Dios,
sirvió para enseñar a sus interesados aliados que no era eterno, como
ilusamente llegaron a pensar.
El ejemplo de Venezuela se
ha diseminado. Sus seguidores utilizan cualquier vía para permanecer en el
poder, aunque sus constituciones y leyes lo prohíban. El caso más reciente fue el de
Daniel Ortega Saavedra quien, imposibilitado para optar para la reelección en
2012 por prohibición constitucional, consiguió el año anterior que “su” Corte
Suprema de Justicia, integrada por afectos sandinistas, decidiera en
irregular sesión, interpretó que podía reelegirse porque la prohibición
existente “violaba el principio de igualdad jurídica”, o sea sus derechos
humanos.
Otro camino ha sido obviar
esa prohibición mediante el cambio constitucional una vez llegan al poder, caso
de Bolivia con Evo Morales y Rafael Correa en Ecuador. Ahora Morales
podrá optar por un nuevo período en 2014 porque su Corte Suprema electa por
manipulada votación popular recientemente, siguiendo el ejemplo de Nicaragua,
ha “interpretado” que puede hacerlo.
Si bien ya no tenemos
dictaduras dirigidas por militares, con excepción de Cuba, el autoritarismo
latinoamericano se ha extendido como la verdolaga. Se toman los poderes
legislativos, destruyen el aparato judicial, compran a los opositores y así
extienden su control sobre asuntos nacionales, como ocurre en
Venezuela, donde ni siquiera existe una Contraloría independiente del poder
central del gobierno. Casos como el de Honduras, que prohíbe la
reelección, quiso ser violentado por Zelaya en 2009, lo que produjo su
destitución como mandatario.
Brasil ha dado ejemplo de
que la reelección, aunque permitida, puede también ser dañina en términos de
la concentración de poder y la corrupción que ello genera. Fernando Henrique
Cardoso, social demócrata, estuvo dos períodos, democráticamente dando paso
al izquierdista Lula da Silva. Si bien muy popular en su gestión, hoy
envuelto en graves acusaciones de corrupción por la compra de votos de
diputados opositores, caso conocido como mensalao y que tiene en la
cárcel a varios, incluyendo a su mano derecha, antiguo Ministro de la
Presidencia, José Dirceu. Su reemplazo Dilma Rousseff enfrenta graves
consecuencias por la corrupción política que heredó en su país.
Argentina es otro caso que
ya se va convirtiendo en dinastía. Néstor Kirchner en un período y su esposa
Cristina Fernández que va por su segundo período y estudia posibilidad de
aspirar a un tercero. Los escándalos de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero
que los rodean hacen presagiar que está en la lista próxima de los ex
gobernantes que terminan en la cárcel: Videla y Menem en su propio país, Fujimori
en Perú, Portillo en Guatemala y Manuel Antonio Noriega en Panamá.
La democracia en nuestro
Continente cada vez se debilita más, lo que echa más fuego a los que piensan
en la inoperatividad de los organismos regionales como la OEA, llamados a
preservarla y fortalecerlas. Es necesario que en la búsqueda del equilibrio
que impida esta dañina diseminación de malas yerbas, fortalezcamos nuestros
sistemas judiciales y legislativos, para que coadyuven en encontrar los
correctivos para que estos fenómenos no sigan proliferándose.
Guillermo A. Cochez es abogado,
catedrático, escritor y político. Fue alcalde de Ciudad de Panamá (1989-1991)
y embajador de Panamá en la OEA (2009-2013). gcochez@cableonda.net
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¿Está el Papa redifiniendo la doctrina Católica?, se pregunta en un artículo Paul Simmons. Es lo que nos hemos preguntado desde Noticias de Fondo al inicio del Papado de Francisco. Transcribimos abajo tres artículos en los que se tratan concretamente declaraciones del Papa comparándolas con la doctrina oficial de la Iglesia. Transcribimos la versión original en inglés y nuestra traducción basada en el traductor de Google y nuestra propia interpretación. Si entendés que hay errores que cambien el sentido del articulista, estimamos nos lo digas al mail noticiasdefondo@gmail.com o en Comentarios. Podés no estar de acuerdo con el articulista en cuanto una posición ortodoxa ante un Papa reformador o revolucionario, aún no podemos saberlo. Lo que sí encontrarás son los temas hoy en debate dentro del mismo catolicismo, desde una perspectiva doctrinaria. Lo que muestra es que si Francisco efectivamente quiere reformular la doctrina encontrarás aquí la magnitud de lo que se propone. ...
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